Noche uno con Andreas

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Benjamin no podía creer su torpeza, frente a ese joven se sentía un adolescente de nuevo y es qué el joven era mucho más hermoso en persona de lo que imaginaba, esa mirada inteligente y tierna lo pondría a los pies del chico al menor capricho, lo que no sabía Ben es que el joven ya se había dado cuenta y estaba encantado.

De camino al coche del director Andreas veía como el mayor estaría dispuesto a cumplir cualquiera de sus caprichos, a su corta edad ya tenía experiencia conquistando a chicos mayores, sin darles nada a cambio, Andreas sabía bien como conseguir cualquier cosa de los hombres sin entregar nada a cambio.

Al ver el coche del director se sintió un poco decepcionado, era un buen coche, pero no era un último modelo, lo que quería decir que el director Reeve no era un hombre acaudalado, el coche estaba en buenas condiciones e impecable, lo que hablaba de los cuidados del hombre.

- Sube, mi departamento no está muy lejos, pero es necesario ir en coche, espero que sea de tu agrado.

- Descuide, con que no esté solo en mi primera noche en este país estoy bien.

Para Ben eso sonó a un chico tímido y vulnerable, al llegar a su departamento esperaba que Andreas le pidiera quedarse con él.

En el trayecto una fuerte lluvia comenzó a caer y pronto se convirtió en tormenta, en el asiento del copiloto Andreas se estremecía con cada relámpago que atravesaba el cielo.

- Zeus parece estarte saludando.

- Me gustaría que fuera más discreto, me aterran las tormentas.

Ben tomo la mano del chico para consolarlo y una corriente eléctrica le atravesó, la piel era suave y cálida.

Llegaron al edificio de departamentos el cual consistía solo en dos de esos, era más bien una casona dividida para que dos familias pudieran vivir separadas, un edificio de ladrillo rojo con un gran jardín frontal, las puertas de ambos departamentos estaban a un lado de la otra muy cercas.

- Sé que se ve vieja, pero es muy acogedora.

Andreas solo pudo escuchar la palabra vieja, parecía la casa de la abuela, estaba seguro que por dentro la tubería haría ruido y los piso crujirían bajo su peso, esperaba conocer a algún alumno adinerado que pudiera complacer sus caprichos, ya que el director parecía no poder lograrlo.

- Es lindo.

- Es mía, la casa me la heredó mi abuelo, la dividí porque era muy grande para una sola persona, además es un ingreso extra la renta del otro lado.

Andreas no entendía cómo podía hablar con tal orgullo de una simple propiedad, no era la gran cosa, el imaginó que al ser el rector de la universidad tendría alguna posición más elevada, no esto.

- La remodelación me llevó un tiempo, pero quedó como nueva, espero que la encuentres más acogedora que el departamento en la universidad.

- Podre tener una habitación en su casa.

- Por supuesto que sí.

El joven no estaba dispuesto a quedarse en ese pequeño apartamento en la universidad, carecía de aire acondicionado y tenía que compartir el baño con otros diez chicos, prefería mil veces esta casa, trataría de ser el chico más tierno e indefenso para conseguirlo.

Al entrar a la casa esta era en verdad acogedora con pisos de madera cubiertos por alfombras y muebles en colore ocres, el techo era alto y unas escaleras con barandal conectaban con el segundo piso.

Jóvenes Extraordinarios 2 Pequeño EgoístaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora