Mascaras

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Era de mala educaciones escuchar las conversaciones ajenas, pero también lo era el no haberle hablado sobre su familia y mucho más que esta pensara que Ben estaba renunciado a sus sueños por él, Andreas no le pidió que no adoptara, simplemente expuso su punto de vista.

Y ese anillo, esperaba que Ben no estuviera pensando en él, o en alguien más, de momento Andreas aun necesitaba del director y no podía dejar que este consiguiera una familia y lo dejara de lado.

Aunque también estaba esa mirada en los ojos del hermano de Ben, ese hombre lo sabía o lo imaginaba, Andreas no quería dañar a ben de algún modo, no podía dejar que las personas supieran de la naturaleza de su relación, debería ir más despacio, poner laguna barrera que mantuviera a Ben a su lado sin arriesgarse demasiado.

Su teléfono comenzó a sonar en su bolsillo, al ver el identificador de llamadas se dio cuenta que era Jesse y rodó los ojos, no estaba de humor para los problemas del niño.

Apenas descolgó Jesse coemnzo a hablar de prisa.

- Necesito tu ayuda

- ¿Hola Andreas, cómo estás? ¿Bien?, genial. Ya sé que no somos grandes amigos, pero necesito pedirte un favor.

Notó como el otro chico seguramente estaba rodando los ojos a sacándole la lengua por teléfono, era demasiado infantil, aunque a él le funcionaba, tenía al señor Marsden cuidando de él y siendo el mejor padre del mundo.

- Ok, ok. ya cubriste todo, ahora escúchame.

- ¿Qué necesitas principito?

- Mira, tú y yo sabemos que de alguna manera lograste seducir al director, necesito que me digas como hacerlo yo.

Andreas se quedó en silencio, el idiota de Jesse no podía estarle diciendo eso, cerró la puerta del ático y respiró profundo antes de responder.

- ¿Disculpa?

- Bueno no al director, a un hombre, quiero seducir a... Alan.

- A Alan Marsden, tu padre adoptivo, millonario, que está dispuesto a darte todo lo que quieras a cambio de jugar a la casita con él. Y dicen que eres listo.

Una rabia ardiente le quemó por dentro y las palabras salieron más duras de lo que pretendía, pero es que Jesse era demasiado afortunado para no verlo, tenía el futuro completamente asegurado y quería echarlo a perder.

- Mira sé que probablemente lo que tengo con él pueda ser el sueño de cualquier chico, pero yo quiero más y sé que él también, sólo tengo que convencerlo de...

- ¿De qué? ¿De qué vale la pena ser arrestado por violación a menores, que arriesgue su vida y carrera por revolcarse con un adolescente hormonal que en un par de años será lo suficientemente mayor para manejar sus empresas y dejarlo en la ruina?

La voz de Andreas era una mescla entre repulsión e incredulidad, no hacía Jesse, hacia sí mismo, él estaba dispuesto a lo mismo con Ben, pero eran cosas diferentes, Ben no tenía ningún tipo de atadura hacia Andreas este lo necesitaba.

- Tú lo hiciste

Andreas jadeo de indignación, era cierto él lo hiso, pero en circunstancias completamente diferentes Jesse no podía imaginar la vida que le esperaba a Andreas si no hacia lo posible por salir adelante en este país lejos de todo, Jesse tenía ahora un padre, Andreas un fantasma atado al cadáver de una mujer que no se atrevía a morir ni a vivir.

- No, tú supones que lo hice, tú supones que tengo una relación de ámbito sexual con Benjamín, tú supones que soy capaz de hacerle daño a él hombre que está dispuesto a cuidarme y darme lo que necesito cuando no es su obligación, tú supones que soy una mierda igual que tú.

Jóvenes Extraordinarios 2 Pequeño EgoístaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora