Ben llegó a casa muy cansado, en época de exámenes todos se volvían algo locos en la universidad, desde el profesorado hasta los alumnos, no tuvo tiempo de almorzar y Andreas no se apareció por su oficina en todo el día, se estaba mal acostumbrando a la presencia del griego en su sofá y algunas otras veces en su regazo, pero desde esa mañana el menor había estado muy raro, alicaído, incluso cortante, Ben supuso que era por lo mismo de la época de exámenes asi que no presionó para hablar.
La casa, parecía en silencio, sólo la chaqueta colgada en el perchero le indicaba que Andreas ya estaba en casa, como ese día Ben estaba demasiado cansado para cocinar decidió buscar al menor para pedir comida a domicilio, asi se ducharía mientras esperaba y dormiría temprano.
Comenzó a recorrer la casa, el silencio era abrumador y poco a poco Ben comenzó a sentirse inquieto, de pronto como hace dos años, comenzó a escuchar muy bajito el lamento de un niño, se escuchaba el llanto de un niño pequeño y como en aquella ocasión lo primero que paso por la mente de Benjamin era consolar al pequeño.
Siguió el sonido hasta el ático y encontró a Andreas en el suelo del lugar llorando aferrado al teléfono.
Pero no era Andreas el que lloraba era del otro lado de la línea, un niño lloraba y le pedía que volviera, que su madre estaba enferma y Andreas había sido muy cruel al irse, que los había abandonado.
- No es verdad Ezio, yo estoy estudiando, pronto seré un gran médico y podré traerte conmigo, podremos...
- No, yo no quiero ir contigo, tú nos abandonaste, mamá está muriendo y tú nos abandonaste.
El niño del otro lado colgó el teléfono y Ben sintió que se le desgarraba el alma cuando Andreas arrojo el teléfono y gritó de dolor, con los puños apretados el pequeño golpeaba el piso mientras rugía su dolor, temblando y gritando hasta que los gritos se convirtieron en lamentos, ese era el llanto que el escuchó hace dos años, era Andreas llorando.
Ben entro al ático y acaricio la cabeza del muchacho, este levantó la mirada y esos hermosos ojos aguamarina estaban inyectos en sangre, rojos de ira y dolor.
- Mi amor.
Ben se arrodillo a un lado del menor y lo tomó en brazos, lo pegó a su pecho y le dejó llorar adherido a él, Andreas trataba de hablar entre sollozos, parecía un bebé, tan pequeño y desvalido.
- Él no lo entiende, es un niño y no...
- Tú, mi amor, eres un niño, eres mi niño bebé y no debes de preocuparte por eso, no hay nada que puedas hacer mi amor, no eres responsable de nada.
Ben se levantó con Andreas en brazos el chico instintivamente lo abrazo del cuello y se dejó llevar. Lo llevó con él a su habitación, lo colocó en la cama y comenzó a quietarle la ropa despacio.
- ¿Qué haces?
- Te estoy cuidando, tomaremos un baño, cenaremos y dormiremos juntos, mañana esto será un recuerdo, sólo eso.
Cuando la ropa quedó fuera Ben tomó a Andreas de la mano y lo guio con él al baño, con ojos incrédulos Andreas miró como el mayor se despojaba de sus ropas hasta quedar completamente desnudo frente a él.
- ven, déjame cuidarte cariño.
Andreas entró con él a la ducha, era grande, pero con el enorme cuerpo de Ben el espacio para Andreas era muy reducido, un ligero movimiento fuera de lugar y sus cuerpos terminarían rosándose.
- Dame un momento olvide algo.
Andreas se quedó en su sitio siguiendo a Ben con la mirada mientras este tomaba y teléfono y pedía la cena al restaurante de costumbre, se veía muy cómodo con su desnudes y cómo no estarlo si el hombre medía uno noventa y estaba muy bien construido, en todas partes.
El chico esperó no tener una erección mientras se duchaban o no sabría qué hacer.
- Ahora sí, tenía que pedir la cena. Tenemos 20 minutos para una ducha caliente amor.
Ben le dio la vuelta mirando hacia la pared y abrió la regadera y el agua caliente los mojó a ambos, Andreas dio un suspiro de alivio, el agua caliente aprecia llevarse todo con ella, las manos de Ben empezaron a enjabonarle el cabello dándole un delicioso masaje en el cuero cabelludo.
- ¿Te gusta?
- Si, es delicioso.
El mayor siguió el masaje por cuello y hombros del menor usando el gel de baño para facilitarlo.
- Recárgate en la pared para masajear tu espalda.
El griego apoyo la mejilla y los hombros en la pared mientras el mayor seguía con el masaje, se sentía relajado y feliz, la fuerza de las manos de Ben le daba seguridad y consuelo.
El timbre de la puerta sonó y ambos salieron del aturdimiento.
- Tengo que ir a abrir, termina de enjuagarte y baja a cenar amor.
Ben salio del baño tomando una gran toalla para cubrirse, Andreas se quedó allí solo, con la sensación de esas grandes manos recorriendo su cuerpo y una dolorosa erección en su entrepierna que el mayor no notó. Andreas tomó un poco de gel de baño y comenzó a darse alivio el mismo, sabia como hacerlo, lo había hecho últimamente, pensando en el enorme y cálido cuerpo del director, pero esta vez era diferente, con la sensación aún caliente de las manos del mayor la sensación era más fuertes, sus mansos se movían de manera frenética sobre su pene, haciéndolo gemir y sollozar por alivio.
Ben fue a buscar al menor, estaba tardando en bajar.
Al acercarse a su habitación escuchó pequeños gemidos y sollozos y entró pensando que el menor estaría llorando de nuevo.
Pero no, lo encontró aun en la ducha con su manso alrededor de su pene rojo e anchado dándose placer a si mismo, con la respiración irregular y su delicado cuerpo temblando de placer, era una imagen celestial, Andreas parecía un ángel seductor que lo arrastraría con él a la lujuria.
Su nombre salio de los labios rojos e hinchados del menor mientras cuerdas blancas de sabia salían de ese hermoso y apetitoso pene, mientras Andreas resbalaba lentamente por la pared hasta terminar sentado en el suelo de la ducha exhausto y saciado.
- No creo poder cenar, sólo quiero dormir.
Ben salio de su estupor, Andreas lo estaba mirando con ojos somnolientos, sin decir una palaba, el mayor tomó una toalla grande y mullida, entro a la ducha y envolvió al menor en ella llevándolo a la cama en brazos, acostado en ella lo secó suavemente y lo cubrió con un edredón.
- Necesitamos una secadora de cabello, es muy largo ahora.
- Cepíllamelo.
Ben se levantó por el cepillo y comenzó a hacerlo, las obras negras eran de seda. El menor resollaba casi dormido.
- También debería conseguir un par de biberones, asi podría alimentarte cuando te estés quedando dormido como ahora.
- Pervertido.
Ben deposito un suave beso en la mejilla del menor y este se giró y lo tomó en los labios.
- Bebito.
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Jóvenes Extraordinarios 2 Pequeño Egoísta
RomantizmCuando Benjamin Reeve fue elegido como director de la universidad tenía muchos planes para esta, pero al leer un articulo sobre un chico genio al otro lado del mundo cambia todos esos planes creando un departamento para Jóvenes Extraordinarios y log...