El Fruto Prohibido

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* Advertencia a partir de este capitulo se incluirán escenas de sexo explicito entre adolescente y adulto, si este genero no es de tu agrado por favor no sigas leyendo.


Volvieron a casa con Andreas contándole todos sus planes de traer a su hermano consigo.

Ezio era el nombre del chico, tenía 10 años apenas, pero era muy listo, o eso decía Andreas, al igual que él fue educado en casa, pero no le interesaba la medicina.

Cuando llegaron a casa el cachorro dormía en el nido que Andreas le había preparado, subieron las escaleras juntos de puntillas para no despertarlo, cuando llegaron al rellano estaban aguantando la risa.

Tenían que soltarse de la mano, pero Ben dudo antes de ir a su habitación.

- Buenas noches amor.

Andreas se acercó a él y le dio un ligero beso en los labios.

- Buenas noches.

Ben lo tomó de la cintura sin ganas de soltarlo, quería un beso de verdad uno que le consumiera el alma, pero no se atrevía a pedirlo.

Andreas podía sentir el deseo flotando alrededor, se deshizo del abrazo y caminó a su habitación, Ben lo tomó de la mano.

- Te ofendí, lo siento, olvídalo por favor.

Andreas volteo a verlo, podía ver en Ben el deseo y la vergüenza y cambió el rumbo de sus pasos, ahora era él quien guiaba de la mano al mayor, directo a su habitación.

Sentó a Ben en la cama y se subió a su regazo, acercándose a los labios del mayor lo beso con pación, dejó que por fin Benjamin saquera su boca con ganas, probando hasta lo más recóndito de su sabor, mientras acariciaba su cintura acercándolo lo más posible. Andreas le revolvía el cabello y le mordías los labios gimiendo y rosándose en su pierna.

Las manos ansiosas del menor comenzaron a despojarle de la camisa y el saco, atorándose en su bíceps.

- Espera, no debemos.

- Quítatelo por favor estoy ardiendo.

Andreas se puso de pie y comenzó a desvestirse el mismo, Ben lo había vito demasiadas veces desnudo pero esta vez tenía un significado completamente diferente, los labios rojos e hinchados ahora lo estaban por sus besos y los pezones rojos y erectos esperaban por él.

Atrapo al menor por las nalgas y acercó su pecho a su boca. chupo esos pequeños pezones que lo volvían loco, Andreas dio un grito de sorpresa que se convirtió en gemido mientras el mayor devoraba su pecho.

- ¡Dios¡ Ben...

Como pudo el menor se desprendió de las ropas que le restaban y acaricio el cabello del mayor acercándolo más, mientras este le mordía y chupaba a su antojo.

- Desnúdate, por favor denúdate Benjamin.

El acento de menor era muy marcado, en casi no podía entender las palabras, pero al sentir como este jalaba sus ropas se dio una idea.

Ben se dio la vuelta y arrojó al menor a la cama, era una braza ardiente que le quemaba la piel, pero tirado en su cama con las ropas desechas y el pecho rojo por sus mordidas era la tentación del paraíso.

Andreas se desabrochó el pantalón y liberó su pene rojo y brillante, era una visión demasiado tentadora incluso para un santo, Ben no era un santo.

El menor dobló una pierna y tomó un cierre que Ben no había notado en la pierna del pantalón y lo subió todo dejando su pálida pierna al descubierto sacando el pie, lo mismo con el otro lado, ahora yacía en la cama desnudo sólo con los tacones y esa verga que punzaba de deseo, mientras se acariciaba los muslos.

Jóvenes Extraordinarios 2 Pequeño EgoístaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora