Amenaza al paraíso

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Ben despertó con el ruido del teléfono, con los ojos cerrados tanteó a ciegas hasta que lo encontró y respondió la llamada sin poner atención que nombre estaba en la pantalla.

- Buenos días director Reeve, soy el doctor Katsaros.

Ben abrió los ojos de golpe, miró a su alrededor y se dio cuenta que Andreas aun dormía pegado a su costado, se veía demasiado hermoso, con mucho cuidado de no despertarlo se desprendió del cuerpo del menor y salio al balcón, el aire frio le erizo la piel desnuda.

- Doctor Katsaros, es un placer.

- Disculpé si lo desperté creí haber calculado bien la hora.

Mirando su celular ben se dio cuenta que eran las 9 de la mañana, suerte que ese día no había clases por el fin de los exámenes y podía llegar tarde a la oficina.

- Es un día libre, dormía un poco más, a que debo la llamada.

- Recibí el corre que me envió y le tengo una respuesta.

Benjamin había enviado al padre de Andreas la información del hospital, cuando sería aceptado y los términos de su ingreso, también una petición para mantener la custodia del menor hasta que este cumpliera la mayoría de edad, pues algo le decía que en cuanto Andreas comenzara a ganar dinero se iría de su lado.

- Por favor dígame cual es.

- Le daré la custodia de Andreas hasta los dieciocho años después de que lo traiga el próximo año a visitarnos, si entonces mi hijo quiere volver con usted, se la daré.

Ben no se esperaba eso, le acababa de enviar al hombre la información del hospital, no podía decirle que "si quiere volver con usted" Andreas debía volver, el representante legal del muchacho era Ben en este país, no el padre.

- Discúlpeme, pero nos emos comprometido con el hospital de que Andreas haría allí sus practica y sus investigaciones no puede condicionarlo.

- No, no nos comprometimos, usted lo hizo, usted buscó esto sin avisarnos, asi que...

Ben sitio como el teléfono fue arrebatado de sus manos, miró a Andreas cómo fúrico tomaba el teléfono y le respondía a su padre.

- Es mi decisión hacer mis prácticas en el Hospital que el director Reeve ha escogido para mí, no dejaré que te atrevas a echarlo a perder, es mi vida y mi futuro.

- Yo soy tu padre, sé lo que es mejor para ti.

Andreas dio una carcajada cruel al teléfono, Ben lo veía temblar de furia.

- Me enviaste al otro lado del mundo con un desconocido y ahora te crees que puedes echarlo a perder. me quedan dieciocho meses aquí antes de que tengas que firmar mi custodia de nuevo y si para entonces puedo deshacerme de ti, lo hare.

Andreas colgó el teléfono y comenzó a llorar, no quería que su padre le arruinara la vida de nuevo, no quería que lo arrastrara en la miseria con él.

Benjamin jamás imagino que el chico pudiera tener una reacción asi, para el Andreas era un chico frágil, pero acaba de ver a un joven fuerte y decidido que le llenó de orgullo. Tomó al pequeño en sus brazos y se sentó con él en la cama tratando de consolarlo.

- Él puede llevarte si lo desea, no deberías hablarle asi.

- ¿Me amas?

Andreas se veía tan vulnerable haciéndole esa pregunta. Ben lo amaba, lo amaba completamente.

- Sí, te amo bebé.

- Entonces no permitas que me lleve, no me sueltes Benjamin, te necesito tanto.

Ben apretó más fuerte ese frágil cuerpo al suyo, no lo soltaría nunca si pudiera, Andreas era lo que siempre estuvo esperando, desde que miro esa fotografía se enamoró por completo, no dejaría que se lo llevaran de su lado.

Cuando Andreas despertó por segunda vez estaba sólo en la cama con una nota en la almohada.

Fui a trabajar, te veo más tarde.

Te traeré la cena.

Te amo.

Andreas con mucho cuidado tomo la nota y la llevó al ático, tomó uno de los libros que trajo consigo de casa y la guardo, se odiaba por esto, pero tal vez en algún momento la necesitaría.

Estaba tan concentrado que al sentir algo peludo y tibio rozar su pierna dio un grito de terror y un brinco que le descolocó y haciéndolo caer mal en el pie izquierdo.

El crac que emito su pierna fue tan fuerte que le sorprendió más que el dolor que vino después.

Ben estaba en su oficina cuando una sensación extraña se formó en su pecho, era un desasosiego que comenzaba a ahogarlo, tomó su teléfono y marcó el número de Andreas.

El teléfono sonó hasta enviarlo a buzón, lo intento una y otra vez, luego marcó el número de su casa, tampoco había respuesta, comenzó a entra en pánico, por último, llamó a el chico de al lado, quien respondió al cuarto timbrazo.

Apenas el dijo hola Ben le pidió que buscara a Andreas sin detenerse a saludar o en formalidades.

- Soy Reeve, por favor ve a mi departamento y busca a mi muchacho, no me responde el teléfono y me volveré loco.

El joven no colgó el teléfono, le informó que la puerta estaba cerrada, Ben ya estaba cogiendo las llaves del auto y saliendo de la oficina.

- Ve por la puerta de atrás, rompe el vidrio.

Escuchó cuando el vidrio fue roto y al joven subió las escaleras.

- Busca en el ático es su lugar favorito.

Escucho un jadeo de sorpresa y temió lo peor, se escuchaba al cachorro lloriquear y a Andreas gemir de dolor, Ben estaba conduciendo a toda velocidad, incluso se saltó un alto, ya lidiaría después con la multa.

- Dime qué está pasando.

El chico le explico que Andreas estaba en el suelo del ático, desnudo y con la pierna fracturada o eso es lo que aprecia.

- Llévale algo de ropa voy para allá, no lo muevas, dale el teléfono por favor.

Ben escuchó como el chico le explicaba quién era y que le traería algo que ponerse antes de entregarle el teléfono al menor.

- Ben, perdón soy un tonto, el cachorro me asustó y me torcí el tobillo.

- ¿Cómo estás mi amor, es grave, te duele?

Escucho de nuevo un gemido de dolor y a Andreas exhalar.

- Creo que es una fractura, está muy anchado, también de disloque la muñeca, necesitare férulas en ambos y que recoloquen el pie. Me duele mucho Ben.

El mayor escuchó como su vecino le pedía a Andreas que el dejara ayudarlo a vestirse y este se negaba, para luego escucharlo gruñir de dolor.

- Bebé permítele ayudarte, estoy a unas calles, necesito llegar y que estés listo para ir al médico.

- Si me revisan se darán cuenta que tuvimos sexo, no quiero que lo sepan, yo puedo hacerlo si me ayudas.

Ben se dio cuenta de lo que el menor decía, agradeció que este se lo dijera en su idioma natal para que su vecino no lo entendiera, pero tenía razón algunas marcas en el cuerpo de Andreas llamarían a atención del médico.

- Lo siento amor, tenemos que ir.

Ben llegó a la casa y Andreas lo esperaba sentado en el piso del ático con el vecino tratando de alejar al cachorro del menor, el animal parecía sentir el dolor de su dueño, el director agradeció al vecino su ayuda y tomó a Andreas en brazos para llevarlo al médico.


Jóvenes Extraordinarios 2 Pequeño EgoístaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora