Andreas estaba buscando a Ben para la cena cuando escuchó sin querer la conversación entre este y su padre, estaba a punto de acercarse cuando escuchó que hablaban del incidente con el rector, cada palabra que su padre decía le causaba una sensación enfermiza en su estómago.
Dicen que la memoria es algo caprichoso que puede cambiar los recuerdos a su antojo, desde omitir lo que no le conviene hasta enaltecer los temores.
El no recordaba la conversación con su madre, ni que había pasado con el rector, el asumía lo que todos, que de alguna forma él había seducido al hombre llevándolo al suicidio.
Escuchar a su padre diciendo lo que pasó le dejaba en el pecho un hueco de incertidumbre, no sabía cómo sentirse al respecto, aliviado, molesto.
Lo que sabía ahora es quien era la culpable de todo.
- No tiene idea del dolor que me causó enviar a mi hijo tan lejos, pero no podía dejar que se quedara aquí y terminara consumiéndose, no podía permitir que se convirtiera en ella, la amo, la amo y siento que este sentimiento me consume, pero eso no quiere decir que no pueda ver en lo que la enfermedad la ha convertido. Tendida en esa cama se inventa sus propias historias y maquinaciones, enemigos imaginarios, no podía dejar que Andreas se quedara.
- Él piensa que usted lo abandonó, es un niño que ha cargado con esto por años.
El rencor en la voz de Ben lo reconfortó, ese hombre lo defendería de todo con uñas y dientes, con ese hombre se sentía seguro y fuerte.
- Lo sé, por eso le concedo la custodia de mi hijo, porque sé que no pude ser el padre que él necesita, ni el que se merece. Por favor ignore a mi esposa, sé que puede ser algo...
- Dramática.
- Eso es muy amable de su parte.
Su madre, ella era la culpable de todo, de que él tuviera que irse, de que viviera pensando que ese hombre se quitó la vida por su culpa y de que pensara que su cuerpo era la mejor moneda que tenía para pagar.
Cuando entro en la habitación todo estaba en silencio, pretenda irse sin verla pues no soportaba haberle fallado y no encontrar la cura, todavía la estaba buscando, podía fingir que no lo hacía, decirles a todos que ahora estaba sumergido en otras cosas, pero en el fondo aun la buscaba.
- No sé a qué volviste, te has pasado estos años con ese hombre entre tus piernas mientras tu madre se muere, ¿qué clase de hijo eres?
- El que mereces.
Habían pasado dos años desde que escuchó su voz por última vez, era más débil y cansada, se veía tan frágil en esa cama, pero su mirada seguía cargada de envidia, antes no sabía reconocerla, pensaba que era admiración, pero ahora veía en ella lo que muchos otros sentían hacia él, envidia.
- Un cobarde que no puede ser alguien por sí mismo y tiene que traer a su amante para que lo defienda.
- Yo no soy quien ruega cada día que la desconecten porque no tiene el valor para vivir.
Ella trató de alcanzarlo, su mano huesuda y llena de cables se disparó hacia él.
- Porque nunca tuviste el valor de hacerlo, no pudiste salvarme y no tuviste el valor para matarme, tú eres quien me mantiene tendida en esta cama, eres un demonio que no se apiada de su madre.
Andreas se acercó al monitor que sin saber hace un momento Ben también contemplaba, era un excelente equipo, incluso en una tormenta o si la luz eléctrica fallaba estaría encendido por horas. Estaba tan enfadado con ella que se creía capaz de hacerlo.
- Sigues siendo un cobarde, y ahora un maricón ¿te enamoraste de ese hombre verdad? ¿No aprendes verdad? el amor distrae y confunde, te vuelve débil.
- Sabes, estaba dispuesto a desconectarte, no por ti, por mi padre, porque él no merece estar amarrado a alguien que no lo ama, que no lo amó nunca, pero es mejor dejarte asi, que sufras tu penitencia hasta el último momento.
Ella soltó una cruel carcajada, que terminó en un ataque de tos que le sonó horrible, parecía que podría morir en cualquier momento ahogándose ella misma.
- Él ni siquiera es tu padre, él fue un idiota que me amó tan ciegamente que aceptó cuidarlos, no le debes nada.
El aire salio de sus pulmones como si le hubiese dado un golpe en el pecho, no podía ser verdad, aunque su padre fuera un hombre practico siempre trató de cuidarlos y educarlos con amor, lo de los últimos años ahora sabía que había sido culpa de ella no de él.
- Mientes, de que te sirve seguir sembrando veneno en ese estado.
- No es mentira, estaba embarazada de Ezio cando lo conocí, el quedó deslumbrado por mi belleza, me ofreció el mundo entero y mi carrera ya estaba terminada para ese entonces, necesitaba un hombre que los cuidara y que me adorara, él lo hizo y míralo aun lo hace, no puedo creer que no aprendieras nada de mí, eres patético.
Tal vez lo era, tal vez era débil e ingenuo por enamorarse de Ben, pero estaba seguro que tampoco quería ser como ella, no quería convertirse en ella.
- Hazlo, sé que quieres hacerlo.
Quería, ahora más que nunca quería hacer, pero no podía fiarse de ella.
- Júrame que es verdad, que él no es mi padre.
- Tu padre fue un idiota que se burló de mí, era hermoso y listo, yo fui una estúpida, primero me embaracé de ti y creí que se quedaría, pero no, ya no era tan bonita como antes, estaba gorda y fea y se fue.
A Andreas no le importaba saber quien fue el donante, el no necesitaba un nombre o una triste historia, sólo le importaba saber la verdad.
- No sabía que hacer contigo eras una bola rosa que solo gritaba y lloraba, cuando conocí a Evander, era guapísimo y exitoso, un joven prodigio, que se enamoró de mi a primera vista, estuvo tanto tiempo cortejándome, que al final cuando tu padre volvió y volví a caer en sus mentiras me acepto embarazada de tu hermano, un idiota.
Un ardor desconocido le atizó el vientre, no sabía cómo sentirse ahora que sabía que su padre había hecho eso por ellos, por ella, estaba seguro que aun la amaba. Siempre pensó que no quería ser como su padre, tan ciego de amor, pero resultó que era como ella.
Dejó caer la mano que mantenía sobre el monitor y se alejó de la cama.
- En verdad pensé en hacerlo, en terminar para siempre con este sufrimiento en el que estamos sumidos todos, en cortar las cadenas que nos arrastran a esta miseria, pero creo que podremos soportarlo un poco más, pues te mereces sufrirlo, te mereces este dolor y esta miseria, mi padre será libre de ti de cualquier modo.
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Jóvenes Extraordinarios 2 Pequeño Egoísta
RomanceCuando Benjamin Reeve fue elegido como director de la universidad tenía muchos planes para esta, pero al leer un articulo sobre un chico genio al otro lado del mundo cambia todos esos planes creando un departamento para Jóvenes Extraordinarios y log...