Rechazo

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Después de que todo fue aclarado las cosas se volvieron frías, vivían en la misma casa, pero trataban de no toparse, Andreas estudiaba más en la biblioteca y salía con sus amigos, los días que tenían descansos en común, Ben le dejaba la cena preparada o fruta picada en la nevera, le sonreía de vez en cuando pero no le hablaba.

Las botellas de alcohol fueron desechadas, no había una gota de licor en la casa, ni cervezas o vino de mesa, Andreas estaba más tranquilo después de eso.

Lo que no le gustaba era que Ben cerraba la puerta de recamara en las noches y cuando quiso hablar con él en la escuela su nueva asistente le dijo que estaba ocupado, nunca había estad ocupado para él antes.

Lo extrañaba, lo extrañaba demasiado.

Asi que una tarde cuando la asistente salió temprano Andreas entro a al ofician de Ben sin avisar, este estaba viendo hacia afuera por su ventana y no lo noto hasta que el joven lo abrió por la espalda. Ben se asustó pues no esperaba que eso pasara e intento alejarlo.

- Andreas detente, me asustaste.

- Lo siento, pero es que te extraño, entiendo que me odies ahora, o que te de asco, pero yo te necesito.

No lo odia, mucho menos le daba asco, lo seguía amando como siempre, simplemente no podía vivir con la incertidumbre de que pasaría cuando el padre de Andreas se enterara de lo de ellos, tenían que ir a renovar la custodia, ben no podía pensar en otra cosa.

- No te odio ni me das asco, es solo que decidimos poner distancia, debemos hacerlo.

Andreas subía al regazo de Ben y le echó los brazos del cuello, uniendo sus frentes, el mayor apretó fuertemente los brazos de la silla para evitar tocar al menor, si llegaba a hacerlo no se sentía capaz de detenerse.

- Estoy ansioso y estresado, esto me está poniendo de los nervios Ben, no puedo dormir ni estudiar, no me concentro, te necesito.

- No soy una bola des estresante Andreas.

No quiso que se escuchara como sonó, pero estaba apretando los labios para no besarlo cuando lo dijo y el menor sintió que lo dijo con desprecio y se levantó cómo si Ben le hubiera abofeteado.

- Andreas no quise que sonara asi, yo es solo que...

- Tienes razón es mi problema.

El griego salió antes de que Ben pudiera alcanzarlo azotando la puerta.

Si seguían asi, probablemente Andreas no quisiera volver después de visitar a su familia.

Al llegar esa noche a casa Andreas ya estaba en su habitación con la puerta cerrada, Ben sabia cuanto odiaba este cerrar las puertas, así que supuso que el enfado era en grande, para colmo había llegado un paquete con el regalo de Jesse y Ben debía entregárselo asi que tocó a la puerta.

El griego no le respondió, asi que giró la perilla y entró.

Andreas estaba acostado en la cama cubierto con un edredón hasta la cabeza, Ben fue a sentarse en el borde de la cama.

- Llegó el regalo para Jesse. Sé que estas molesto, pero no quise herirte, no te odio, pero últimamente estoy demasiado consciente de lo que te hice, puedes decir que tú me sedujiste o que te aprovechaste de mí, pero no es cierto, yo te di todo tratando de mantenerte conmigo, supongo que ambos pensamos que nos aprovechamos uno de otro. Yo no puedo tomarme esto a al liguera Andreas, porque, si para ti yo no significo nada, tú eres mi todo. Te amo, y no es un amor a la ligera, estoy dispuesto a todo por ti, incluso a dejarte marchar si asi lo deseas. Ese hombre no murió por culpa tuya, como yo no bebo por tu culpa, todos somos responsables de nuestros actos, y debemos aceptar las consecuencias.

Ben podía notar el bulto temblar y escuchaba ligeros sollozos.

- Eres lo más hermosos que me a pasado en la vida Andreas y lo que decidas hacer después de ahora voy a respetarlo, si decides quedarte puedes estar seguro que te dejaré libre y si decides irte no serás responsable de nada de lo que me pase. Soy un hombre adulto.

Estaba a punto de levantarse cuando la voz del menor lo alcanzó.

- No era mi intención lastimarte, yo solo quería sentirme amado por alguien, me abrumaban tus halagos y tu amor, perdóname.

Ben se agachó para besar la frente del menor, sintiendo la calidez de su cuerpo.

- No hay anda que perdonarte, debí de darme cuenta antes, de hora en adelante podemos ser amigos, padre e hijo, seré para ti lo que tú quieras, libremente, sin condiciones.

Era egoísta, demasiado egoísta,pero Andreas abrazó a ese hombre de nuevo y asistió, lo necesitaba, lo necesitabamas de lo que nunca aceptaría y tomaría de él todo lo que estuviera dispuesto adarle

Jóvenes Extraordinarios 2 Pequeño EgoístaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora