Catarsis ↬ Jaeyong ; Yuwin ; Markhyuck [NCT]

Capítulo 29

Una buena tarde

Viernes, 5 de octubre.

Ese viernes por la tarde, Mark tomó sus cosas y salió de la empresa, sin importarle mucho que Donghyuck lo siguiera. Él ya había abierto los ojos, dejaría de ser un estúpido que caía ante cualquier cosa que el moreno decía.

Su mamá se lo había dicho y no le entendió, sus amigos lo habían aconsejado y no le tomó importancia, incluso Jaemin prometió con no volverlo a hablar y aun así no comprendía del todo, hasta que ahí, bajo los brazos de Donghyuck y toda esa falacia que salía de sus labios lo entendió. Mark comprendió que en ocasiones lo mejor era darse cuenta por sí mismo lo que sucedía, porque entonces así entendería, y eso fue exactamente lo que hizo. Joder, Donghyuck lo había manipulado todo ese tiempo como se manipula a un niño con un dulce.

Mark había caído ante sus palabras, sus abrazos, sus besos. Y aunque no quisiera admitirlo, muy dentro de él sabía que por todas las actitudes de Donghyuck había hecho que se enamorara de él.

Una completa y puñetera mierda.

Pero ahora Mark ya sabía a todo lo que jugaba Donghyuck. Sabia cuáles eran sus puntos débiles y también sabía cómo debía manipularlo. Mientras se subía a su auto y comenzaba a manejar, él rió. Y carcajeó mucho más fuerte cuando Donghyuck lo llamó para pedirle explicaciones sobre el porqué lo había abandonado en la empresa.

Haría que Donghyuck se arrepintiera por todo el daño que le había causado. El juego de Mark recién estaba comenzando y lo que su Hyuckie no sabía, era que pensaba en tomarlo y destrozarlo por completo, tal como él lo había hecho.

—¡Mark! —escuchó como Donghyuck lo gritaba desde el primer piso. El canadiense se encontraba acostado con un libro abierto entre sus manos, aunque la verdad era que ni siquiera lo estaba leyendo, solo buscaba distraerse hasta que Donghyuck llegara. —¿Qué carajos? ¡Me dejaste en la empresa! ¡Taeyong tuvo que traerme!

—¿Oh? —fingió una inocente sonrisa, aunque por dentro disfrutaba cada momento al ver como el moreno se salía de sus casillas. —Perdóname, lo olvidé, cachorrito.

Donghyuck tragó saliva, porque la voz de Mark no sonaba para nada arrepentida, de hecho, incluso sonaba seca, sin ánimos, incluso jamás lo había llamado por ese apodo.

Mark quería destrozarlo, verlo sufrir por todo el tiempo que él sufrió sus manipulaciones y en realidad no estaba lejos de ver a Donghyuck caer.

Sábado, 6 de octubre.

Yuta sonrió cuando Sicheng se subió al auto, iban un poco retrasados, pero eso no fue impedimento para que el japonés se acercara al otro y le diera un beso en los labios.

—Te ves bonito —comento Yuta encendiendo el auto. Sicheng a su lado rió.

—Eso sonó tan gay —bromeó con una sonrisa divertida mientras se ponía el cinturón de seguridad.