Catarsis ↬ Jaeyong ; Yuwin ; Markhyuck [NCT]

Capítulo 33

Miedo

Sábado, 20 de octubre.

Sicheng carraspeó, moviendo sus piernas de un lugar a otro bajo la intimidante mirada de Yuta. El chino le había pedido a Taeyong que por favor invitara a Yoonoh a algún lugar para él poder ir a hablar con Yuta, pero las cosas estaban siendo incómodas, porque el japonés ni siquiera una sonrisa le había dado, ni siquiera le había contestado los mensajes del día anterior.

—Sicheng, tengo mucho trabajo, así que por favor si vas a hablar hazlo rápido.

—Yo-yo... Kun es mi amigo —comenzó Sicheng, rápidamente su cabeza buscando muchas mentiras y excusas creíbles que pudiera decirle a Yuta. —Lo conozco desde que estaba en China, y... y yo le comenté que vendría hacia Corea, y por eso nos encontramos aquí...

Yuta exhaló sentándose ruidosamente en el sofá. —Ya, ahora dime la verdad, Sicheng.

—¿Qué?

—Si viniste hasta aquí para decirme mentiras y excusas baratas, mejor te lo hubieras ahorrado.

—Está bien —suspiró sonoramente. —Conocí a Kun acá en Corea, una vez que fui a comprar con Donghyuck, ese día no te dije que me juntaría con él porque le había pedido que me acompañara a comprarte un regalo por tu cumpleaños, ¿contento? —rodó los ojos, sentándose con fuerza en el sofá. —Quería que fuera sorpresa, pero lo has arruinado.

Yuta se quedó mirándolo por segundos, luego chasqueó la lengua decidiendo no volver a pensar en ello porque la estaba jodiendo, así que le indicó a Sicheng que se sentara en su regazo.

—Me pongo paranoico cuando se trata de ti —susurró con su cara entre el cuello de Sicheng. —Siento que lo nuestro fue tan rápido y real, que en cualquier momento se arruinará. No quiero arruinarlo, tampoco quiero que se arruine con nada. Me gustas mucho, Sicheng y si se trata de ti podría agarrarme a golpes con cualquiera. ¿Eso está mal?

—También me gustas, Yuta —dijo mirándolo a los ojos. —Y si pudiera alejarte de todo lo que te pueda hacer mal o hacerte sufrir, lo haría... créeme que lo haría.

Lunes, 22 de octubre.

Entre Mark y Donghyuck todo había comenzado a ser monótono. Los mandatos de Mark, las malas palabras, incluso la manera en que lo ignoraba, entre ellos todo había cambiado radicalmente que ante los ojos de los demás incluso era sorprendente. Todos habían notado el cambio entre la pareja, mas ninguno lo había comentado.

La tarde estaba cayendo y la luna de la noche era opacada por las nubes, anunciando que en cualquier momento llovería, pero eso no fue impedimento para que Mark tomara una chaqueta y las llaves del auto.

—Voy saliendo —comentó a Donghyuck que era el único que estaba en casa porque los padres de Mark habían ido a una feria artesanal que se había abierto y volverían algo tarde. —Quédate aquí y cierra todas las puertas y ventanas, nadie sabe si es que pueden entrar a robar.