Lα ԃҽʂαραɾιƈιóɳ ԃҽ Gҽσɾɠιҽ DҽɳႦɾσυɠԋ

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OᑕTᑌᗷᖇE, 1988

Una noche lluviosa en Derry.
Se les aconsejaba a los habitantes no salir de sus casas, pero Georgie Denbrough había conseguido el permiso de sus padres.

Bill Denbrough, estaba en la misión de construirle un barquito de papel al menor, quien dibujaba una carita feliz en el vidrio empañado.

— ¿Seguro que no tendré problemas, Bill? —preguntó su hermano.

— No seas ga-gallina —respondió—. Iría  contigo si no estuviera —tosió falsamente— muriendo.

— No estás muriendo —su hermano se acercó.

— ¿Acaso no viste el vo-vomito que salió de mi nariz esta mañana? —

— Que asqueroso —exclamó el pequeño.

— Bien. Ve por la cera —.

— ¿Al sótano? —preguntó asustado.

— Quieres que flo-flote, ¿no? —levantó ambas cejas.

— Bien —.

Georgie se encaminó a la puerta y bajó las escaleras, escuchando como su madre tocaba en su piano de cola.

Cuando Georgie estuvo enfrente de la puerta del sótano, suspiro y la abrió. Intento prender la luz pero esta no encendía. Había escuchado tantas veces que eso no era una buena señal. Escuchaba a Bill y a sus amigos hablar de cómo los protagonistas morían mutilados al bajar al sótano, pues ahí era donde se encontraba el asesino. Asechando, en la espera de su llegada.

Miró aterrorizado el lugar y con el corazón a mil, bajó cuidadosamente mientras repetía: "Yo soy valiente".

Un sonido se escuchó, haciendo que el pequeño se asustará, para después darse cuenta que ese sonido había venido de su walkie-talkie. En ese artefacto se pudo escuchar la voz de su hermano mayor diciendo: "Apresúrate".

Georgie bajó las últimas escaleras que le faltaban y empezó a caminar para buscar la cera.

En una estantería, quitó unas cosas y así, dejar a la vista lo que estaba buscando.

Dejó las cosas que tenía en mano en otra parte y tomó la cera. Se volteó, listo para irse; pero se dio cuenta que dos luces amarillas estaban en su dirección. Parecían unos enormes ojos asechándolo. Como aquel asesino de la película del que hablaban los amigos de su hermano, el día anterior.

Agarró rápidamente una linterna e iluminó ese lugar para darse cuenta que esos "ojos", en realidad eran dos bombillas. Se alivió y suspiró.

Empezó a caminar hacia las escaleras, sin temor a que un asesino lo mutilara ahí mismo.

Hasta que un trueno se hizo presente y Georgie se sobresaltó, volviendo a sentir miedo.
¿Acaso esas dos bombillas sólo habían sido una distracción para que cuando él creyera que estaba a salvo, alguien apareciera a sus espaldas y lo aniquilara?

No iba a correr el riesgo de averiguarlo y seguramente, morir en el intento.

— ¡¿Qué fue eso? ¡¿Qué fue eso?! —

Sujetó la cera con más fuerza mientras subía las escaleras.

>><<

Georgie tenía su cabeza apoyada en el hombro de su hermano, quien pasaba la cera en el barquito cuidadosamente.

Cuando terminó, dejó el pincel en el bote y agarró el barquito con delicadeza

— Ella está lista capitán —se lo entregó.

𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖳𝖠𝖲                    𝖨𝖬𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖢𝖨𝖮𝖭𝖤𝖲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora