Cαρíƚυʅσ Vҽιɳƚιƚɾéʂ

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SEᑭTIEᗰᗷᖇE

Un mes había pasado desde que el miedo y las desaparecieron habían acabado. Todos en Derry podían finalmente estar en paz.

Los perdedores decidieron juntarse antes de que su pequeño club empezara a separarse. Estaban en el campo, sentados en ronda y platicando de lo sucedido.

— Sólo recuerdo partes, pero creí que estaba muerta, así se sentía. Nos vi a todos nosotros juntos en la cisterna, pero éramos adultos, de la edad de nuestros padres —contó la pelirroja.

— ¿Q-qué estábamos haciendo ahí? —

— Sólo recuerdo lo que se sentía —contestó—. Lo asustados que estábamos. No creo que pueda olvidar eso.

Bill no dijo nada más. Desvió su mirada al pasto, se agachó para tomar algo y luego se levantó de su lugar.

— Juren —mostró el pedazo de vidrio— que si Eso no está muerto, si es que logra volver..., también regresaremos.

Beverly y _____ fueron las primeras en levantarse, haciendo que los demás hicieran lo mismo.

El chico fue el primero en cortarse, luego Richie, _____, Eddie, Mike, Stan, Ben y por último Beverly.

Al terminar, se tomaron de las manos y al cabo de unos segundos, se soltaron.

— Ya me voy —informó el judío—. Te odio.

Se dirigió a Bill, quien bajó la mirada tristemente. Después de unos segundos, el de rulos sonrió demostrando que era una broma.

Todos rieron. Stan pegó media vuelta y se marchó.
Le siguió Eddie, luego Mike, Richie y _____, y de último Ben.

Quedando sólo Bill y Beverly.

— ¿Y-ya empacaste para Portland? —

— Ya me preparé —respondió la pelirroja—. Me voy mañana temprano.

— ¿Cuánto tiempo te irás? —preguntó.

— Mi tía dice que me quede todo lo que yo quiera, así que... —hizo una pausa y apartó la mirada— Tengo que decirte, nunca me sentí una perdedora con ustedes.

Se quedaron callados por un momento, hasta que la chica volteó a verlo y habló.

— Te veo luego —.

Se levantó de donde estaba y se alejó de él.

Bill, por otro lado, se quedó plasmado en su lugar, sin decir o hacer algo, solamente volteando a verla y dirigiendo su mirada hacia al frente otra vez.

Hasta que se paró con firmeza y corrió hasta alcanzarla. Al hacerlo, la chica lo miró sin entender, pero sin perder más tiempo, la besó.

Cuando se separaron, el chico la miró tratando de saber que era lo pensaba; sin embargo, no consiguió respuesta. Al menos, no hasta que le devolvió el beso.

Cuando se separaron, se miraron a los ojos unos minutos.

— Adiós —.

Susurró, antes de verlo por última vez e irse.

>><<

De camino a casa, Richie y _____ se la pasaron bromeando y riendo.
Pero ahora, estaban los dos acostados en la cama de la chica.

— ¿Tus padres siguen de viaje? —

— No, se volvieron invisibles —bromeó.

— Ja, ja —.

La chica rió divertida, hasta que el chico soltó una pregunta que nunca pensó que haría de nuevo.

— ¿Por qué te cortabas? —

Se quedó callada.

— Ya nunca me dijiste —continuó—. Vamos, preciosa.

La chica suspiró y se sentó, haciendo que el de anteojos hiciera lo mismo.

— Porque siempre me ayudaba —.

— ¿De qué manera? —frunció el ceño.

— Quería sentir algo... más que hundirme en el vacío —la interrumpió.

— Hay otras maneras —.

— ¿Cómo cuáles, Richie? —él se quedó callado— ¿Cómo cuáles? Quería sentirme viva, quería saber que todavía seguía aquí.

— No lo entiendo, cortarse es un paso al suicido. ¿Cómo eso podía hacerte sentir viva si después podías terminar quitándotela? —

Ella apartó la mirada, a veces ni ella misma se entendía.

— Sé que estaba mal... —

— ¿Entonces por qué lo hacías? —la cortó enojado.

— Porque después sólo tenía que preocuparme por el dolor físico y gracias a eso olvidaba el dolor que sentía por dentro —.

Él no respondió, bajó la mirada y frunció los labios.

— Mírame —acunó la cara del chico entre sus manos y le hizo verle—, era un desastre. Un feo y estúpido desastre...

— No, eras perfecta —ella rió divertida y negó con la cabeza.

— No, no lo soy. Y realmente no creo que alguna vez lo seré —.

— Sí, lo ere. Y eres mucho más de lo que piensas —la tomó de las manos y la miró a los ojos—. Eres todo lo que alguien quisiese tener.

— Richie... —

— Nunca lo hagas, por favor —suplicó con voz suave—. _____, yo te necesito.

— Yo también —.

— No soportaría perderte y haré lo que sea para que eso no pase —.

Antes de que la chica lograra decir algo, Richie Tozier la tomó de las mejillas y la besó. Estuvo lleno de amor y cariño.

— _____, ¿te gustaría ser mi novia? —

— Bésame —.

Obedeció, hasta que el chico la fue recostando poco a poco en la cama y el beso se fue acelerando.

— ¿Eso es un sí? —preguntó al separase con la respiración agitada.

— Es un por supuesto, Richie —.

Su mano se dirigió a su nuca y la volvió a acercar para juntar sus labios.

𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖳𝖠𝖲                    𝖨𝖬𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖢𝖨𝖮𝖭𝖤𝖲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora