Cαρíƚυʅσ Vҽιɳƚιԃóʂ

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— ¡Súbeme! —le pidió Ben al moreno.

Mike obedeció y cargó al gordito mientras que los demás cuidaban a los alrededores por si alguien caía.

Ben consiguió tomar a Beverly por el tobillo y comenzó a bajarla. Cuando esta ya estaba a la altura de todos, el chico trató de reanimarla, pero parecía no reaccionar.

— ¡Bev! ¡Beverly! —miró a los demás al no obtener respuesta— ¡¿Por qué no despierta?! ¡¿Qué le sucede?! —gritó alterado— Beverly, ¡por favor! Despierta.

Con el corazón roto, la abrazó. Tenía los ojos cerrados y su cabeza reposaba con tristeza en el hombro de la pelirroja.

Se separó de ella y la tomó por las mejillas; la bella durmiente. La observó unos segundo y con la atenta mirada de los perdedores, la besó.

Todos se sorprendieron e hicieron una mueca.

— Deberíamos intentar eso algún día —le susurró el pelinegro a _____. 

— Después hablamos de eso —.

Richie volteó a verla y abrió la boca sin creerlo, pero dirigió su mirada a Beverly cuando oyó cómo ella tomaba una gran bocanada de aire.

— ¿Beverly? —preguntó Ben.

La chica lo observó atenta antes de responder.

— "En enero brasas... —

— Mi corazón también late por ti" —.

Se miraron a los ojos fijamente y luego los movieron hacia Richie al escucharlo hablar.

— Santa madre —sonrió y los abrazó por los hombros.

Pronto todos se unieron.

El asmático fue el primero en separarse y empezó a caminar sin decir nada, hasta que la pelirroja notó algo y también se separó.

— No veo a Bill —.

En la otra esquina del lugar, se encontraba el tartamudo observando a su pequeño hermanito.

— Georgie —el pequeño empezó a acercarse.

— ¿Por qué tardaste tanto? —

— T-te estuve buscando todo este tiempo —contestó.

— No podía encontrar la salida —cambió radicalmente de tema—. Dijo que iba a devolverme mi bote. Billy, debiste ver como flotó.

— ¿Era rápida? —

— Iba más rápido que yo —presumió.

— Ella, Georgie —corrigió—. Les dices a los botes ella.

— Llévame a casa, Billy —.

Los chicos llegaron detrás de él e intercambiaron varias miradas sorprendidos.

— Ya quiero irme —comenzó a llorar—. Te extraño, quiero estar con mamá y papá.

— No te imaginas cuánto quiero que te vayas conmigo..., con mamá y papá —se acercó más a él—. Te extraño mucho.

— Te quiero, Billy —.

— También te quiero —.

Con todo el dolor de su corazón, Bill Denbrough posó la pistola en la frente de su hermano.

— Pero no eres Georgie —.

Y mientras el pequeño lloraba, el tartamudo no tardó mucho en disparar. 

𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖳𝖠𝖲                    𝖨𝖬𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖢𝖨𝖮𝖭𝖤𝖲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora