Cαρíƚυʅσ Dιҽƈισƈԋσ

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Todos retrocedieron.

— Mierda —.

— "¿Funcionó, Mikey?" "¿Funcionó?" —rió divertido—. Diles por qué no funcionó su estúpido ritual. Diles que es sólo... ¿Cuál es la palabra, Eds? ¿Placebo?

— Mike, ¿de qué habla? —

— ¿M-Mikey? —

— Mikey, nunca les mostraste la cuarta cara, ¿verdad? —

— ¿Mike? —_____ giró a verlo.

— ¿No querías que supieran lo que les sucedió a los pobres Shokopiwah? —

Se morían, eso les sucedió.
Varios tentáculos les cortaban la cabeza.
Mike lo rayó. Eso no pasaría.

— ¡La parte rayada! ¿Eso era? —preguntó la chica histérica— Eso era, ¿no, Mike? ¡Lo ocultaste! ¡Nos mentiste!

— Mierda, Mikey. ¿Lo hiciste de nuevo? ¿En serio? —

— No, ¡pero ellos no creían! ¡Ellos no creían que podían matarlo! ¡Por eso no funcionó! —trató de defenderse ante sus amigos.

— ¡¿Es una maldita broma, Mike?! —

— Lo lastimamos... —susurró.

— ¡Mierda! —maldijo Eddie.

— ¡Vete a la mierda, Mikey! —

— Necesitaba algo, lo que fuera para ayudarnos a recordar. ¡Lo que fuera para que creyéramos! —

— ¡Maldita sea! —

— ¡Mierda! —

El artefacto sacó humo y de este salieron las Luces Mortales. Chocaban entre sí y emitían una fuerte luz azul.

— ¡Las Luces Mortales! —exclamó Beverly— ¡No las miren!

Todos cerraron sus ojos; sin embargo y de pronto, Pennywise salió de esa cueva. La mitad de su cuerpo era la de una araña gigante.

— Durante 27 años, he soñado con ustedes —rió—. Los he anhelado. ¡Oh, los he extrañado!

— ¡Mike! ¡Retrocede! —ordenaban sus amigos al unísono.

Se hacían para atrás; mas, el moreno no se apartaba del camino. Estaba parado enfrente del payaso, obstruyéndole el paso.

— Esperando este preciso momento —volvió a confesar.

— ¡Mikey! ¡Tienes que moverte! —

— Lo siento. Lo siento, chicos —lamentó con tristeza.

— ¡Mike, vamos! —

— Lo siento, lo siento mucho —.

_____ soltó la mano de Richie.

— ¡Cookie! —

— ¡Hora de flotar! —

De la mano de Pennywise, salió una enorme y gigantesca garra.

— ¡Ay, mierda! —

— Lo siento —.

— ¡Mike! —la chica se abalanzó sobre él, justo cuando el payaso clavaba su garra.

Cayeron a unos pasos de sus amigos.

— Cookie —se acercó a ella con rapidez.

Los ayudaron a levantarse.

— ¡Mike, levántate! ¡Levántenlo! —

— _____ —murmuró el bocazas con preocupación al verla flaquear y caer al piso nuevamente.

𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖳𝖠𝖲                    𝖨𝖬𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖢𝖨𝖮𝖭𝖤𝖲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora