Cαρíƚυʅσ Tɾҽʂ

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El lugar estaba de locos.
Personas por ahí, personas por allá.

Pero la chica... La chica estaba de lo más tranquila, mirándose en el espejo y dejando que las maquilladoras hicieran su trabajo.

— Señorita —una joven de menos de 25 años irrumpió en la pequeña habitación—, le está entrando una llamada —le entregó su celular.

— Oh —sonrió —. Gracias.

Frunció el ceño al ver el número, pero no tardó mucho en contestar.

— ¿Hola? —

¿_____?

— Sí —titubeó—. ¿Con quién hablo?

Con Mike, Mike Hanlon. De Derry —.

Un escalofrío recorrió su columna vertebral y recuerdos de su infancia cruzaron por su cabeza.

— Mike, wow —exclamó sorprendida.

Se levantó de su silla y caminó a paso lento hacia una esquina del lugar levemente iluminado.

— ¿Cuánto tiempo ha pasado? —

Mucho, de hecho —hizo una pausa—. 27 años.

Bajó la mirada y se quedó callada unos minutos. Su mente estaba ocupada, procesando que lo que estaba pasando; no sabía exactamente qué decir.

Pero cuando su cerebro unió las piezas del rompecabezas, sintió como el temor empezaba a carcomerla por dentro. 

— Ha vuelto, ¿cierto? —preguntó en un susurro.

—hizo una pausa —. Y tienes que regresar.

— Mike, yo... —se llevó la mano a la frente mientras soltaba un suspiro— No puedo.

Hiciste una promesa, _____ —replicó.

— Lo sé, pero... apenas recuerdo —.

¿No te has preguntado por qué tienes esa cicatriz en tu mano?

Dirigió su mirada a su mano y aquella marca adornaba gran parte de su palma.
Era una cicatriz tan grande, que se le hacía difícil creer que nunca se había preguntado el por qué y el cómo. El por qué la tenía y cómo la había conseguido.

— Mike... —volvió a suspirar.

Los demás tampoco recordaban —hizo otra pausa—. Eddie, Bill, Ben, Beverly, Stan... Richie.

— ¿Richie? —

Habló un en tono tan bajo, que el moreno juraría que no había hablado. Pero no era así.
Sintió como su voz se quebró en el momento en el que pronunció aquel nombre. Y cuando la chica sorbió su nariz, supo ahí, que estaba a punto de derramar la primera lágrima.

— No puedo, Mike —sentenció finalmente—. Tengo un asunto muy importante, hay personas realmente importantes allá afuera y esto es un gran paso en mi carrera.

_____...

— Lo siento, Mike. Realmente lo siento muchísimo —.

Colgó, sin darle chance al moreno de protestar.

Se llevó las manos a la cara y la restregó. Esto no podía estar pasando, no minutos antes de su gran presentación. 

Suspiró, tenía que ser fuerte, nada la distraería de su principal objetivo. Ni Mike, ni Derry, ni Pennywise... Ni Richie.

𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖳𝖠𝖲                    𝖨𝖬𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖢𝖨𝖮𝖭𝖤𝖲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora