Cαρíƚυʅσ Dσƈҽ

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Beverly leía una y otra vez aquel hermosos poema. Estaba sentada en las escaleras del hotel que daban directamente a las habitaciones.
La chica había sido la primera en llegar.

Volteó inmediatamente al escuchar el sonido de la puerta. Era Ben.

— ¿Chicos? —nadie respondió.

— Hola —saludó con voz suave.

El chico moderó el paso.

— Hola —hizo una pausa y la miró de arriba a abajo—. ¿Qué viste allá afuera?

— Algo que quisiera no haber visto —.

Ben no contestó, se acercó a ella y se sentó a la par suya.

— Y entonces, ¿qué? —preguntó irónico— ¿Lo matamos y olvidamos todo de nuevo?

— Eso espero. ¿Tú no? —se recostó en el barandal.

— No lo sé —se encogió de hombros y bajó la mirada—. Supongo que sólo quiero recordar lo bueno —la chica asintió de acuerdo—. Debe haber algo del pasado que no quieras olvidar de nuevo.

— Recuerdo estar muerta de miedo —.

Él negó divertido.

— Que fría —Beverly sonrió y se reincorporó.

— Los recuerdo a ustedes en ropa interior ajustada —.

— Por favor, olvida ese momento —.

— Recuerdo esto —desdobló el poema.

Ben sonrió conmocionado.

— Recuerdo al niño que me lo escribió. A él no mucho..., pero cómo me hizo sentir —sonrió—. Y un beso.

Ben todavía seguía sonriendo. ¿Será este el momento? ¿El momento en donde Beverly se enamora de él y corre a sus brazos?

— Aún está borroso, pero entre más tiempo pasamos aquí, mejor lo recuerdo. Entre más veo ese momento, más veo a... Bill —.

Tal vez no.
El chico quitó su sonrisa, desilusionado. Por una vez en su vida, había pensado que tenía una oportunidad con la pelirroja. Con aquella linda y valiente pelirroja que lo había cautivado al instante.

— Creo —frunció el ceño, bajó la mirada y se quedó en silencio por un tiempo—. No lo sé. ¿Tú recuerdas....?

Ben asintió levemente y desvió su mirada.

— Bev... —

— Que estoy bien, Richard —.

Ambos giraron su cabeza en dirección a la puerta, lugar en donde provenía la voz.

— Muévanse/Muévanse, por favor —dijeron Richie y _____ al unísono.

— ¿Qué les pasó? —

— Iré a cambiarme/Me voy —.

— ¿Qué? —preguntó _____ con el ceño fruncido— No puedes hacerlo.

— Mírame —.

Metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta y empezó a subir las escaleras.

— Si te vas, morirás —.

— Me arriesgaré —paró y la miró por sobre su hombro—. De cualquier manera moriremos todos.

— ¡Y de cualquier manera es un plan suicida! —

— ¡Me da igual, _____! —gritó a su dirección— Tú eres la última persona que puede decirme si algo es suicida o no.

𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖳𝖠𝖲                    𝖨𝖬𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖢𝖨𝖮𝖭𝖤𝖲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora