Cαρíƚυʅσ Qυιɳƈҽ

2.1K 159 80
                                    

FlashBack:
Octubre, 1993
Semanas antes de la graduación

No había guardado mucho, sólo estarían un día y regresarían casi hasta la noche del día siguiente.

Había guardado su pijama y una muda de ropa, sus pantuflas y sus grandes botas negras, un libro y unas cuantas galletas.

Eso era suficiente.

Escuchó el sonido de un claxon y levantó la mirada de su mochila para poder ver hacia la ventana.

Ya había llegado.

Colgó una de sus mochilas en su hombro y la otra la llevó con su mano.
No era mucho, pero las mochilas no eran así de grandes.

Bajó las escaleras y vio a su madre poniendo la mesa y a su padre en el sillón mientras leía el periódico y tomaba una taza de café.

— Ya me voy —informó hacia ellos.

— ¿Cuando iremos con Lea, cariño? —preguntó su padre

— Mañana por la noche —.

Mañana por la noche ella regresaba...

Abrió la puerta y salió de su casa.

— Hola, preciosa —saludó Richie luego de bajar del auto.

— Hola, Rich —sonrió y le dio un pico.

La chica metió sus mochilas en la parte trasera del auto y se dio la vuelta.
Richie la agarró de la cintura y la besó apasionadamente.

— Vale, lo tendré en cuenta para la próxima —comentó _____ al separarse.

El de anteojos sonrió y besó su nariz con ternura.

— Vamos —.

Se alejaron y subieron al auto. Richie en el asiento del piloto y _____ en el asiento del copiloto.

El pelinegro encendió el auto y emprendió camino lejos de ahí.

— ¿Tus padres te dijeron algo? —preguntó Richie.

— Nop —contestó y abrió la galleta que había guardado en su bolsillo minutos antes—, me ignoraron. Papá le preguntó a mamá cuándo volverían a visitar a Lea y mamá le respondió que mañana por la noche.

— Pero mañana por la noche regresas a casa —dijo con el ceño fruncido.

— Sí, lo sé —.

— Cookie... —el chico volteó a verla por unos segundos.

— No, tranquilo —sonrió—. Ya no me importa lo que mis papás piensen.

Mordió la galleta y se quitó las migas con los dedos.

— ¿Y los tuyos qué dijeron? —

— No mucho —giró por una esquina y siguió contando—. Sólo asintieron.

— Rich... —el pelinegro sonrió al ver que lo estaba imitando.

— No, tranquila. Ya no me importa lo que mis papás piensen —.

Rieron.

— Sí, bueno... Los padres pueden ser una mierda —.

— Sí, dímelo a mí —.

Richie apagó el motor y movió sus ojos hacia ella. Tomó la mano de su novia y depositó un beso en esta.

— Pero estoy contigo, cookie. Y sé que eso es más que suficiente —.

𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖳𝖠𝖲                    𝖨𝖬𝖯𝖤𝖱𝖥𝖤𝖢𝖢𝖨𝖮𝖭𝖤𝖲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora