Utopia JJK. (LOVE BOOK III) [EN EDICIÓN]

cuatro ^

Una semana antes de la presentación tenía que quedarme en Seúl para ensayar todos los días a todas horas, por suerte hice una amiga, Karolina, ella es de España pero se mudó con su familia, es muy linda, ella canta como los mismos ángeles, pero su fuerte es la danza aérea, en verdad es buena.

Ella es mayor que yo por dos años, si mal no recuerdo tiene once años, ella me daría alojamiento en estos días, todos en la academia estábamos vueltos locos.

Día y noche ensayo, cantar, comer, bailar, cantar, bailar, bailar... oh y más canto.

Sin embargo era en donde quería estar, es lo que me gusta y no quisiera dejarlo por nada.

El día de la presentación había llegado, por fin después de mucho tiempo mamá vendría a verme, este día afectaría mi futuro, eso sin duda.

Todos estábamos preparando maquillaje, escenografía, vestimenta, estaba todo casi listo.

A ratos me asomaba tras el telón para ver si ya estaban ahí, sólo que no los veía, "El camino de Busan a Seúl es largo", me repetía todo el tiempo.

Por fin, la presentación había comenzado, todos desempeñaron sus habilidades.

Mi turno había llegado, mis mejores notas, mis mejores pasos los dejé en el escenario, quería que mis padres se sintieran orgullosos de mi, tanto como yo lo estoy.

Por fin, la presentación terminó, la espera y el esfuerzo de tantos meses había llegado a su fin, y terminó con gran éxito.

Tomaron varías fotos para recuerdo de la academia, terminando todos fuimos a camerinos a cambiar ropa.

Mis padres tenían razón, y varias personas importantes habían ido a la presentación, en eso una mujer bien vestida de acerco a mi.

–¿Tu eres Nathalia?– preguntó.

–Si– asentí.

–Me gusto mucho tu voz pequeña, diste todo en el escenario y eso es lo que buscamos en nuestra escuela: entrega y compromiso– decía ella.

Pero realmente no podía poner atención, es fácil para una niña de 9 años distraerse, y más con un policía hablando con la familia de Karo.

De pronto esa sonrisa que tenían por el logro de su hija se fue transformando a una de angustia y lástima, y con todo y eso, se acercaron a mi.

–Nathalia– hablo una voz grave.

–¿Si...?– pregunté nerviosa, ¿porque un policía me hablaría? Esta bien, si, me comí una galleta a escondidas, pero no creo que sea un crimen.

–Necesito que vengas con nosotros pequeña– dijo.

–No, por favor, puedo vomitar la galleta, pero no me lleve a la carcel señor, es que tenía hambre– dije angustiada, no quería ir a prision por comerme la galleta.

Quería a mi mamá, estaba nerviosa, rodeada de tantas personas, no me sentía segura, quería ir con ellos, pero aún no los encontraba.

-No, tranquila Nath, nosotros iremos contigo– dijo la mamá de Karo, ¿conmigo a donde?

–Vamos– hablo el policía.

Los padres de Karo subieron conmigo a la patrulla, mientras que Karo se fue con sus tíos y con sus primos.

No me considero alguien nerviosa, pero mis manos comienzan a sudar, "tranquila Nath, no te arrestaran por la galleta", me dije.

Llegamos a lo que parece una estación de policía, ¿pero que hago yo aquí? Yo tendría que ver a mis papás en la presentación, deben estar buscándome.

El policía se acercó hacia una oficina y habló con algunas personas, después de eso salió una señora.

–Tú debes ser Nathalia– dijo agachándose a mi altura.

–Muchas personas parecen saber mi nombre el día de hoy– dije no muy contenta.

–Bien– me regalo una sonrisa– vamos, tengo que contarte algo.

–Espere señora, mis papás dicen que no tengo que hablar con extraños, quiero ir con ellos– dije molesta.

–Ven, tengo galletas y jugo para ti– dijo y entro a una oficina.

–Una galleta, pero claro que voy– la seguí.

La señora cerró la puerta, su oficina no parecía la oficina de un adulto, parecía como si un niño pudiera trabajar aquí, no es de colores oscuros ni muebles aburridos.

–Bien Nath, come tú galleta mientras te cuento esto, también hay un jugo– se acercó con las galletas y una caja de jugo– ¿Cómo comenzar?– dijo.

Yo en realidad estaba más preocupada por la galleta.

–Señora, ¿Sabe donde están mis papás?– pregunté sorbiendo de la caja de jugo.

–Ven– dijo y la seguí a un sillón, amabas nos sentamos y ella tomó mis manos.

Mire sus manos, tenía las uñas pintadas del mismo azul que mamá pintó sus uñas, yo misma le escogí el color.

–Tus padres... ellos venían a ver tu presentación, pero como sabes, tú carro era un poco viejo– habló sigilosamente, como si quisiera medir cuidadosamente cada una de sus palabras.

–Lo sé, le decimos carcachita– dije recordando el nombre– Espere... ¿Era?

–Si Nath, desafortunadamente... los frenos del carro fallaron, y tus padres se estrellaron contra los árboles en la carretera.

–¿Mis papás? Ellos... ¿Qué?, ¿Y mi hermanito?

–Lo siento pequeña, ellos no... ellos no sobrevivieron.