dieciocho ^

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Desde que conocí a Nath me di cuenta que era una chica un tanto desordenada y extrovertida, con ella todo lo que era aburrido se convertía en una locura, ya sea para bien o para mal.

Llevaba diez minutos esperándola afuera de la agencia, tarde menos de quince minutos en arreglarme, incluso me bañe y me perfume en corto tiempo, para no hacerla esperar. Ahora el que estaba esperándola era yo, en fin las vueltas que da la vida.

Pensaba enviarle un mensaje para cancelarlo, pero como dije, con ella todo era una locura.

–¡Kookie! Lo...– se sostuvo con mi cuerpo mientras tomaba aire, después de unos segundos hablo– Lo siento, trate de no tardarme, pero no es lo mismo correr con zapatos que con tenis...– en realidad ya no preste atención a su argumento.

A mi parecer todas las mujeres son hermosas, no importa el lugar de donde venga. Las chicas coreanas me parecen una obra de arte, pero Nathalia... pienso que el Creador fijo cada detalle en ella, su cabello castaño con ligeros rulos naturales, esos ojos que con el reflejo del sol iluminaban mas su rostro o cada pequeña peca en su lugar con un propósito. Acabar con mi respiración cada vez que la miraba.

–¿Por... po... Por qué tardaste?– dije, ¿Acaso yo estaba tartamudeando?

–¿No lo ves genio? No iría al cine en fachas, ahí podría conocer a un hermoso muchachon– sus ojitos brillaron.

Y yo quería matarla con la mirada. No, no quería que sus ojos brillaran por alguien más.

–Cállate y vamos– avance antes que ella y metí las manos en mis bolsas, no quería que notara algún tipo de reacción extraña.

–Hey espera– me detuvo y tomó mi mano, quedó enfrente de mi mientras buscaba algo en su bolsa– Que finjamos ser una pareja común y corriente no quiere decir que no te reconocerán– comenzó a poner un cubre bocas en mi con cuidado y mucha atención, mientras que yo no podía parar de ver todos sus movimientos– Listo guapo, ya podemos irnos– ella tenía un cubre bocas pero pude ver como sus ojos se achicaron indicándome que sonreía, tomó mi mano y entrelazó sus dedos con los míos.

Sabía que Nath utilizaba ese tipo de expresiones, pero no sabía que podían alterarme tanto.

¿Qué quieres de mi?

El camino fue como siempre, tranquilo y agradable, podía escucharla tarareando todo el día y no me molestaría en absoluto. Tenía razón, parecíamos una pareja normal y a decir verdad, me sentía muy a gusto con esto.

Sin seguridad, sin personas rodeándonos y sin ningún tipo de peligro.

Solo Nath y yo.

Tal como lo quería.

–¡Chispas! Mira JK, ¡Nada! No hay nada– chillo Nath al ver la cartelera.

Había solo tres funciones, una infantil, una de terror y una extranjera de origen Francés tal vez. No fue una gran idea salir un Martes a las cuatro de la tarde. No tenía problema con la película de terror, pero no quería a una Nath gritando cada dos minutos y con posibles pesadillas por la noche. Por eso mismo, nos fuimos por la extranjera.

Cuando entramos a la sala solo habían unas dos parejas mayores y nosotros, en silencio fuimos a nuestros asientos.

–Jungkookie– susurró, o eso parecía, Nath era escandalosa en todo momento.

–¿Que pasó?– tome un puño de palomitas.

–¿Te cuento un chiste?– río por alguna extraña razón que ella sola se entendía.

Utopia JJK. (LOVE BOOK III) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora