^ cuarenta ^

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Ya todo estaba listo, como lo había planeado.

Es de las mejores cosas que se me habían ocurrido, y todo quedó perfecto, me sentía orgullosa de esto.

Tanto tiempo planeándolo y dentro de muy poco podría decírselo a todos, pero el era quien más me importaba.

¿Cual sería su reacción? Me emociona pensar en eso. Aunque tendría que ser muy sigilosa para que no sospechara nada.

–¿Kookie?– pregunté al entrar a casa. No respondió.

Estaba muy cansada, tuve que quitarme los tacones y el abrigo, sentía que todo pesaba. Quería ponerme mi pijama lo más rápido posible y cenar algo. Y eso hice, pero simplemente faltaba el.

Llame a su teléfono pero me mandaba a buzón, el nunca rechazaba mis llamadas.

–Amor, te llame, pero no respondiste, tal vez te quedaste sin batería, no tardes en llegar, hace frío por la noche, te amo– deje un mensaje de voz.

Termine de comer, sola. No había mucho que hacer, lave los pocos platos que usé y fui a la sala de estar para ver algo en la televisión. Pero simplemente no encontré nada bueno, o más bien no puse atención. Tenía una terrible sensación de que algo muy malo pasaría.

Como si fuera una acción involuntaria llame a JungKook de nuevo, pero resultó lo mismo, me envió al buzón.

–No pasa nada Nath, seguramente el está bien, solo tiene trabajo– me dije a mi misma en un intento de tranquilizarme.

Pero falló.

Poco a poco mis ojos comenzaron a cerrarse, todo estaba silencioso y yo estaba muy cansada, era lo que necesitaba para tener una buena siesta.

Pero aquella paz fue reemplazada por una punzada en mi pecho, cuando escuché que algo azoto la puerta principal.

–Rayos– susurré para mi mientras me levantaba del sofá, de inmediato fui al armario que estaba bajo las escaleras, si mal no recuerdo, JungKook tenía un Bat de béisbol ahí dentro.

Los ruidos no cesaron y la puerta fue abierta después de unos minutos que para mi fueron una eternidad.

Estaba apunto de golpearlo, pero aquella figura se me hizo familiar de inmediato.

–¡JungKook! ¿Qué te pasa? Casi me matas de un infarto– dije recuperando el aire que perdí, revisé la hora y era casi media noche– ¿Por qué llegaste hasta ahora?

No respondió, solo tenia la cara agachada y se tambaleaba. Un sonido proveniente de el me llamó la atención, ¿Estaba llorando?

–¿JungKook?– dije preocupada, me acerqué a él.

–No– me detuvo, fue lo único que dijo.

–¿No qué?– pregunté temerosa.

–No te acerques a mi– dijo arrastrando las palabras, suspiro y volvió a hablar– Me das asco.

Y como si de un cristal se tratara, mi corazón se quebrantó, como si me lanzaran una roca encima.

–JungKook, de qué... ¿De que hablas?– pregunté, trate de que mi voz no se quebrará.

Y por primera vez desde que llegó, me miro, pero no era esa mirada que me derretía, ni que derrochaba amor, más bien era una que me asustaba. JungKook me miraba con odio, como si fuera la cosa más repugnante en el mundo.

–JungKook...

–¡No! ¡No te atrevas a decir mi nombre de nuevo!– me grito.

Por instinto me hice pequeña, no solo físicamente.

–¡Me das asco! No quiero volver a escuchar mi nombre de tu maldita boca– avanzó hasta mi– ¿Así me lo pagas?– me tomó por los brazos.

–¿De que estás hablando?– pregunté temerosa.

Soltó una risa amarga y me volvió a mirar a los ojos. Este no era el.

–¿De que crees? ¿Crees que soy demasiado estupido como para no saber que me engañaste?– su agarre se hizo más agresivo– ¡Te ayude Nathalia! Te saque de la miseria de donde venías. ¡Te lo di todo! ¡Te di todo de mi! Y te vas con alguien más– bajo la cabeza y escuche su llanto.

–Amor...

–¿Amor?– me soltó para limpiar sus lágrimas y volvió a tomar mis brazos con más fuerza– ¿Amor? ¿En serio? ¡Eres una cualquiera! ¡Una maldita oportunista! ¡Te odio Nathalia! ¡Te odio!– me lanzo al suelo.

En ese momento mis ojos eran un río de lágrimas, claro que dolió el golpe que provocó al chocar con el suelo, pero dolió más mi corazón al escuchar aquellas palabras.

El no podría odiarme.

Y yo por más que lo amara no podía permitir esto.

Con la poco fuerza que me quedaba me levante, un dolor inmenso se hizo presente en mi cadera, pero lo ignoré poniéndome de pie.

¿Quien era el?

–Yo no soy una oportunista– dije con voz firme limpiando mis lágrimas– Todo lo que he logrado es gracias a mi, y estaría donde estoy contigo o sin ti– dije mirándolo directamente a los ojos– Nunca te he mentido, y nunca lo haré, y menos ahora. Tú no me odias, y por eso estás molesto– me acerqué a él– En tú vida Jeon JungKook vuelvas a tocarme– y con todo el dolor de mi corazón, salieron esas palabras de mi boca– Estás ebrio JungKook. Vete de mi casa.

–¿Quieres que me vaya? ¿Para qué? ¿Para que metas a tu amante?– preguntó riendo con sarcasmo– Perfecto, si eso quieres– dijo mirándome por última vez– Y claro que estoy ebrio, por que quería olvidarte y créeme Nathalia, lo haré. Hubiera deseado no haberte conocido.

Creí que se detendría, creí que se arrepentiría por esto, pero no. El portazo en la puerta me aseguró que no lo haría.

Y me quede ahí, con el corazón y mis sentimientos en la mano.

Como pude busque mi teléfono y marqué el su numero.

Los segundos mientras respondía la llamada me parecieron eternos. Sabía que era imprudente mi llamada, era media noche, pero necesitaba hacerlo.

–¿Hola?– dije en cuanto respondió– Namjoon, JungKook... ¿Puedes venir?


Dejare esto por aquí y me iré lentamente.
El siguiente capítulo estará narrado por Nath.

Quiero decirles que sentí feo por este capítulo, porque JungKook no es así y tampoco quiero que tengan una mala imagen de él. Simplemente es parte de la historia.

Pero chicas no permitan la violencia, sean como Nath y no lo permitan. Cuídense mucho. 💜🥺

Por cierto, ¡muchas gracias! Llegamos a las 300 vistas, muchas gracias por seguir fielmente con la historia. ❤️😭

Utopia JJK. (LOVE BOOK III) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora