^ cincuenta y ocho ^

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Por más que trataba de ignorar los llamados de Namjoon y YoonGi me era muy difícil.

No me importaba si me gritaban, no me importaba si llamaba la atención, no me importó nada de lo que decían, la verdadera pregunta era: ¿Me importa algo siquiera?

Para mi mala suerte si, muchas cosas y personas me importan y esa es la razón por la que no he terminado con esto, pero no estoy segura si pueda soportarlo hasta el final.

Quería irme del hospital, no estoy loca, no tengo nada que hacer aquí, solo quería ir a mi casa. Pero cuando estaba ahí solo quería salir huyendo. Entonces, ¿Qué era lo que quería en realidad?

La quería a ella.

¡A ella, maldita sea!

La quería en mis brazos, mi pequeña...

De pronto alguien llegó a mi tomándome bruscamente por el antebrazo, y empujándome– ¡¿Te quieres fijar al cruzar la calle Nathalia?!– no sabía de lo que hablaba hasta que el claxon de un auto se hizo presente.

No me había percatado que había caminado hacia la calle, pero después de todo no hubiera sido tan mala idea ser arrollada por el auto, pero YoonGi tuvo que arruinarlo.

Me solté bruscamente de su agarre y caminé hasta el otro lado de la acera para sentarme sobre esta. YoonGi aún molesto se sentó a mi lado y al poco tiempo Namjoon nos siguió, ambos estaban a mis costados.

–¿No te asustaste Nath?– preguntó Namjoon con ese aire tierno de siempre– ¿Te sientes bien? ¿Quieres que llame a Max?

No respondí, simplemente negué con la cabeza, y el asintió.

Me puse el gorro de mi sudadera y mire al suelo, ¿En que momento se hizo tan interesante para mi mirar a la nada? No sé, pero ya tenia más de una semana haciéndolo. Era mejor que escuchar los sermones de los chicos.

Cuando mire al frente, lo vi, el estaba del otro lado de la calle, un poco más alejado de las puertas del hospital, tenía una bolsa en su mano y algunos papeles, mientras que con la otra mano se limpiaba la cara.

¿Había llorado allí dentro?

Poco a poco la distancia se acortaba y mis dudas eran respondidas. Sus ojos habían soltado un mar de lágrimas.

–¿Nos vamos?– dijo en cuanto llegó a nosotros, llamando la atención de los dos chicos que estaban a mis costados.

No podía dejar de mirarlo, sin embargo el evitaba mi mirada a toda costa. ¿Que habrá pasado ahí dentro que lo dejo tan alterado? Sé que era la menos indicada para decirlo, pero justo en estos momentos JungKook estaba actuando muy raro.

–Si, muero de hambre– dijo YoonGi levantándose, pronto Namjoon se levantó y los dos chicos repitieron la misma acción al limpiarse el pantalón y las manos, tanto tiempo juntos los hacía que fueran muy coordinados.

Yo me quede sentada sobre la acera, no tenía hambre, no veía motivo para levantarme. Y menos cuando JungKook por fin me miró, su mirada siempre tenía el poder de derretirme y hacer que mis piernas falseen. Sus ojos dejaban de ser cristalinos para regresar a su estado normal.

No deberías sonreír– pensé en cuanto vi su mirada cruzándose con la mía. ¿Qué es lo que quería este hombre de mi? Solo hay un plan y una manera de hacerlo realidad, estoy haciendo lo mejor que puedo para que se cumpla, pero el simplemente no coopera ¿Por qué tiene que seguir tratándome con tanto amor?

–Andando Nath– me hablo como si nada, como si no le hubiera dicho cosas horribles, como si no lo hubiera tratado como basura. Incluso, el muy sin vergüenza me extendió la mano para que la tomara.

Utopia JJK. (LOVE BOOK III) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora