Utopia JJK. (LOVE BOOK III) [EN EDICIÓN]

^ treinta y siete

Tirado, abandonado en el suelo, como una basura, ahí estaba yo.

–¡JungKook–Ah! ¡Levántate!– se quejó Jimin– Aún no terminamos.

Esta bien, estaba exagerando, solo me sentía muy cansado. Sumando que Nath no nos pudo acompañar en estas presentaciones me sentía aún más agotado.

–Ya... no puedo... la necesito– berreé en el suelo.

–¿Recuerdas ese capítulo donde Bob Esponja necesita agua?– hablo Tae– Dijiste lo mismo– Ahora alza tu meñique, Jeon Esponja.

–¿Que acaso no extrañas a Alex?– pregunté levantándome del suelo.

–Solo ha pasado una semana JungKook– dijo Jin– Regresaremos en unos días.

–Pero ¿Y si necesita algo? Como a mi, por ejemplo– dije y los demás solo rodaron los ojos– Tenemos un océano que nos separa, todo este mes y medio casi no hemos estado juntos.

–Trabajo, es trabajo, y es Nath de quien hablamos, claro que lo entiende– dijo Nam– Ustedes son tan cursis.

–Se le dice amor– me queje saliendo de la habitación.

–Kook– escuche entre sueños– JungKook– sentí un peso– ¡Jungkook!

–Ya, yo no fui, yo no fui, Tae se comió los dumplings– fue lo primero que dije al despertar.

–¿De que hablas?– preguntó YoonGi con una mueca.

Me tallé los ojos y me estire.

–Como sea, ya llegamos– dijo con desdén– Ya puedes ver a tu Nath.

–¿Llegamos ya?– pregunté sorprendido.

Y si, en efecto, estábamos en el estacionamiento de la empresa. No tarde ni dos minutos en bajar todas mis maletas para ponerlas en mi auto sin ningún cuidado.

Me despedí de los chicos y del personal de la empresa. Salí del estacionamiento lo más rápido que pude.

Por fin vería a mi princesa.

Decidí parar a comprarle unas flores y algo de comer, no quería hacer nada más que llegar y abrazarla, meternos juntos en la cama y dormir, y dormir.

El tiempo se fue volando, no creí que comprando me tardara demasiado, la noche ya se hacía presente.

Y el tan solo imaginar a Nath con su pijama y un moño desordenado en su cabello aumento mis ansias de llegar a casa. Ya quería verla mirando la televisión comiendo alguna golosina.

Me apresuré a meter el auto a la cochera, no me preocupe por meter las maletas, lo haría después, ahora sólo quería llegar a ella. Tomé la comida y las flores, y me apresuré a entrar. Pero vaya sorpresa que me lleve al ver las luces apagadas, solo la de la entrada estaba prendida.

–¿Amor?– pregunté quitándome mi chaqueta y los zapatos. No podía estar dormida, Nath era amante de desvelarse sin razón.

Deje la cena y las flores en el comedor, no iría con las cosas en la mano mientras la busco por toda la casa. Creo que por primera vez me arrepentí de que la casa estuviera tan grande.

Subí al segundo piso y todo estaba igual, apagado, el cuarto tenía las cortinas abiertas y en la cama solo estaba ese perro de peluche viejo que Nath utilizaba para dormir.

–¿Qué?– escuche en la planta baja– La puerta está abierta.

Me levante de la cama y me dirigí a las escaleras, pero una segunda voz me detuvo. No eran las chicas, ellas no tenían voz de hombre. Y los chicos estaban muy cansados como para salir con ella.

–Espera Nath, no entres– dijo– Llama a la policia, yo entraré primero.

Salí de mi shock y baje las escaleras. Al parecer alguien quería hacerse el héroe con mi esposa.

–No es necesario que llames a alguien– dije en cuanto baje todas las escaleras.

–JungKook– dijo Nath sorprendida– Llegaste– y no pasaron ni tres segundos cuando Nath se había colgado de mi como un Koala– Mi amor, mi amorcito, te extrañé– dejo besos por todo mi rostro incluyendo mis labios, podría apostar que tenía su labial por toda la cara.

–Si mi amor, ya llegue– abrace su cintura y escondí mi cara en su cuello, extrañaba su aroma, su voz, su presencia, simplemente extrañe a mi princesa– Yo también te extrañe mucho– deje un beso en su mejilla. Nath aún no se bajaba, en cambio enroscó más sus piernas a mi cintura.

Mire al frente y recordé a aquel polizón que estaba parado en la puerta de mi casa viendo todo nuestro show.

–¿Tu quien eres?– pregunté sin cuidado.

–Oh, si, lo siento Kook– hablo.

– Jeon JungKook– lo corregí. No me parecía que esté tipo estuviera cerca de mi esposa, debía admitir que era atractivo, no más que yo, eso está claro.

–Oh, amor, el es mi amigo, Jinhoo– dijo Nath bajándose de mi, en cambio tomó mi mano y se puso a mi lado– Salimos a comprar unas plantas para la casa, no sabía que llegarías hoy.

–Jinhoo, bueno, yo soy el esp...

–Lo sé, su esposo– me interrumpió– Creo que es hora de que me retire.

–Creo que si– respondí seco.

–Amor– dijo Nath entre dientes y me dio un codazo– Gracias por acompañarme, ¿Te quedas a cenar?

–No– respondimos los dos al mismo tiempo.

Nath nos miro muy extraño a ambos, pero detuvo su mirada en mi, aquella mirada solo decía "Hablaremos de esto después, ahora compórtate". Y si, hasta ese punto Nath y yo éramos capaces de conocernos. ¿Qué te parece eso Jinhio?

–No, parece que tu esposo quiere pasar tiempo contigo, a solas, no quiero estorbar, gracias por la invitación– dijo.

–Wow, hasta que por fin te diste cuenta Jinhio– dije sarcástico mientras caminaba a la cocina.

–Es Jinhoo– dijo.

–Si, como sea, adiós Jinhio.

–Te... acompaño a la puerta– dijo Nath un tanto incómoda.

Abrí una lata de refresco. Por suerte desde la cocina se podía ver la puerta de la entrada, estaba cuidando que ese sujeto no se pasara de listo. Técnicamente no había algo malo en el... ¡¿Qué?! ¿Acababa de besarle la mano a mi chica? Definitivamente su existencia estaba equivocada. Podría parecer amable y sofisticada esa acción, pero su mano era mía, Nath era mía, ¿Que hacía teniendo ese tipo de tratos con ella? ¿Y por qué ella se lo permite?

Tienes muchas cosas que explicarme Nathalia.