^ cincuenta y uno ^

22 2 0
                                    



Las semanas habían pasado y la pancita de Nath cada vez se notaba más.

En ocasiones me llamaba por la noche llorando, me metía unos buenos sustos, pero solo era un llanto causado por las hormonas y a veces sus berrinches y ganas extremas de comer piña. Tenía que ingeniármelas para conseguir una piña a las dos de la mañana.

Mi mamá y la señora Cho se volvieron locas al enterarse de la noticia. Ambas tomaron un tren de inmediato y vinieron hasta Seúl para ver a su nieto, porque claro, la señora Cho era como una madre para Nath.

Los chicos ni se diga, llenaban de mimos a Nath, y ella alegremente los aceptaba.

Mientras que ella y yo, volvimos a ser los amigos de antes, solo que con un hijo de por medio, era bastante raro. Nath aún no me dejaba explicarle lo que realmente pasó, cuando intentaba hablar con ella siempre cambiaba el tema o no me escuchaba. Era frustrante no decirle cuanto la amaba y lo hermosa que se ve con el embarazo. Pero la doctora dijo, ninguna emoción fuerte. Por eso estaba esperando el momento exacto para hablar con ella.

Y hablando de la doctora, me encontraba afuera de la casa esperando a que Nath saliera, hoy tocaba consulta con la ginecóloga, y si bien nos iba, sabríamos el sexo de nuestro bebé.

–Lo siento, lo siento– una Nath muy apresurada corrió hasta el auto. En cuanto abrió la puerta no vi venir lo que que haría.

Beso mi mejilla, sin más, solo lo hizo.

–Anoche no pude dormir, estoy muy emocionada– dijo mientras se acomodaba el cinturón de seguridad– Oh, te manché con el labial– dijo al mirarme.

Me mire en el espejo retrovisor y en efecto tenía unos labios plasmados en mi mejilla. Vi que Nath se acercó a mi con lo que parece ser una toallita húmeda, me hice para atrás de inmediato.

–¿Qué haces?– pregunté.

–Te limpiare la marca– dijo extrañada.

–No, no, déjala– dije de inmediato– Es la prueba de que me besó una chica bonita– dije encendiendo el auto.

No dijo nada, solo bajo la mirada y trato de ocultar una sonrisa entre su cabello castaño que con el tiempo ya había crecido mucho.

En realidad se veía muy bonita, llevaba un vestido azul marino con unas medias y botas de lluvia y un abrigo rosa que hacía que se viera aún más tierna, su cabello estaba atado en una media cola con una diadema del mismo color del abrigo. Y son olvidar ese pequeño detalle que hacía que luciera perfecta, su barriga.

–¿Crees que sea niño?– preguntó de repente.

–No tengo idea– la idea de conocer su sexo me ponía los pelos de punta– De igual manera lo amaré o la amaré.

–Serás un gran papá Jungkookie– dijo con la cabeza recargada sobre la ventana.

–Seremos– corregí– Espera un momento, me dijiste Jungkookie– dije.

–Ah... ya se puso el semáforo en verde, avanza– dijo nerviosa.

En pocos minutos llegamos a la clínica que nos había recomendado Max, una de sus amigas era la ginecóloga que atendía el embarazo de Nath.

–Estoy nerviosa– dijo Nath deteniéndose en la entrada.

–Tranquila– mi mano busco la suya y deje caricias en el ella– Estoy contigo, vamos, nos deben estar esperando.

Nath se tranquilizó y entramos a la clínica, me sorprendió que no soltara mi mano, incluso enlazó sus dedos con los míos, y eso hizo que las típicas mariposas comenzaran a volar en mi estómago.

Utopia JJK. (LOVE BOOK III) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora