^ treinta y cuatro

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–Apuesto a que tus padres estarían muy orgullosos de ti, de la mujer en la que te haz convertido– dijo la señora Cho con lágrimas saliendo de sus ojos como un río.

–Basta señora Cho, me hará llorar– dije en esa extraña combinación de llanto y risa– Además usted ayudó a que creciera como lo hice, usted fue mi ejemplo a seguir.

–Gracias señora Cho– dijo la madre de JungKook– Usted ayudó y cuidó a la chica que le robaría el corazón a mi pequeño. Estoy seguro de que Nath hará muy feliz a mi hijo.

–¿Usted lo cree señora?– pregunté teniendo por su respuesta.

–Nath– se acercó a mi y tomó mis manos– Nadie haría más feliz a JungKook que tú.

Y fue como si rompieran un cristal, porque las lágrimas y el sentimiento se apoderaban de mi.

–¡Mamá!– aquella voz nos tomó por sorpresa– Déjame verla, por favor– dijo detrás de la puerta– Solo un ratito.

–¡No Jeon!– dijo su madre autoritariamente– Ya sabes que en México es de mala suerte ver a la novia antes de la boda –entre abrió la puerta para que solo saliera su rostro– Y corre, ve a arreglarte ese cabello.

–¡Pero mamá! Estamos en Corea– dijo en un berrinche– Solo la quiero ver una vez.

–Pero nada, Kook, anda, ¿Qué dirían tus suegros?– me dio una ultima mirada antes de salir de la habitación. Aún se escuchaban un par de reclamos desapareciendo por el pasillo.

En serio esto estaba pasando, estaba apunto de unir mi vida con aquel chico que me invitó a comer una hamburguesa.

–¿Estás lista?– preguntó la señora Cho sacándome de mi viaje astral.

–Si, solo... quiero hablar con ellos– dije regalándole una sonrisa, la cual respondió. Se acercó para dejar un beso.

–Ellos estarían muy felices– dijo antes de salir por la puerta.

Y me quede sentada, sola. Como muchos años de mi niñez.

¿Que dices? Mi niña nunca se casará– dijo mi papá con una mueca– Siempre vivirá conmigo y estaremos juntos para toda la vida– junto su cara a la mía mejilla con mejilla– ¿Verdad pequeña Nath?

–Si, papito, toda la vida– deje pequeños besos en toda su cara.

–Hablas igual que mi papá, ahora entiendo porque no nos querían dejar casarnos amor– dijo mi madre entre risas.

–Pero eso es diferente– hablo papá– Esto es amor verdadero.

–Quien se enamore de Nath también sentirá amor verdadero, amara todo de mi niña feliz, su linda mirada, esas hermosas pequitas, mi Nath será muy amada...

Aquella fue la primera y última vez que hablé con mis padres acerca del matrimonio, a mis siete años.

Me levante y comencé a dar vueltas en toda la habitación, el largo vestido se llegó a atravesar en mis pies haciendo que tropezara cerca de tres ocasiones, en realidad no era un vestido común, era algo sencillo, como si hubiera sido hecho solo para mi. No podía dejar de jugar con las mangas ni con los pliegues de tela.

Todo está bien Nath, respira. No puedo. Si, si puedes. Tranquila, todo saldrá bien, solo unirás tu vida para toda la vida con el amor de tu vida. Unirás. No es lo mismo que vivir juntos. ¿Qué? ¿Estamos renunciando? ¿Lo hacemos?. ¡No! ¿Si? ¿O no? ¡Si! No, no, no y no. ¡No renunciaremos!. ¿No?

Utopia JJK. (LOVE BOOK III) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora