-Buen día, hija -saluda una voz masculina a mi espalda y, al reconocerla, de forma deliberadamente lenta retiro la flecha del tronco en que estaba practicando.
-Zeus. Es mi simple respuesta cuando por fin decido darme la vuelta y enfrentarlo.
-Me sorprendí al saber que estabas acá, pensé que estarías con Hera -dice, observándome sostener mi arco. Debería darle las gracias a Hefesto por hacerlo tan firme, con la fuerza que estoy aplicando en este, un arco más débil se habría roto.
-¿Quién te dijo? -pregunto, evitando a propósito hablar de mi «madrastra». Este es un lugar que pocas personas visitan, por eso lo elegí como mi lugar para practicar, nadie me molesta, y me sorprende verlo acá.
-Helena. -Es su simple respuesta.
-¿Por qué interrogas a mi mano derecha?
-Necesitaba hablar contigo y no te encontraba en ningún lugar. -Su tono no cambia, pese a que sus dientes se aprietan al encontrarme a la defensiva frente a él. Correcto, no me encontraba porque lo he estado evitando a propósito, sin querer tener la conversación que sé tendremos ahora. Atrasando lo inevitable.
-Bueno, acá me tienes -señalo luego de pensarlo durante unos segundos, creando la expectativa que sé tanto le molesta-. ¿De qué quieres hablar?
-De que te enfrentaras a mí, Artemisa. De que todos ustedes se enfrentaran a mí -agrega.
-Estabas siendo injusto y lo sabes. -Me encojo de hombros, dándole la espalda para volver a posicionarme con mi arco y flecha en mano, necesitando sacar la energía nerviosa que siento recorrerme desde que llegó.
-Estaba haciendo que se cumplieran nuestras reglas, como corresponde. Todos saben la existencia de estas, desde que derrotamos a mi padre. Así que no pueden decirme que estuvo bien lo que hicieron.
-Ay, por favor. -Ruedo mis ojos frente a sus palabras, pese a que no puede verme. Lanzo mi flecha con más fuerza de la necesaria, perforando el árbol que he usado de práctica, rompiéndolo en el proceso.
-Me enfrentaste y eso tiene consecuencias. Las tendrá para todos ustedes.
-¿Acaso planeas castigarnos a todos? -Sin poder creer lo que estoy escuchando, sacudo mi cabeza y vuelvo a estar frente a frente con él.
-Como corresponde, ya te he dicho. Si no reciben alguna sanción por sus acciones, me arriesgo a que sigan pasando sobre mi autoridad, y eso no lo puedo permitir.
-¿Tanto te molesta verme feliz? -pregunto, siendo una egocéntrica de mierda, pero en realidad siento que es ese el problema. Siempre pone alguna traba cuando estoy con Rosalie, y lo que provoca ella en mí es absoluta felicidad, así que es lo único que viene a mi mente cuando lo veo actuar de esta forma.
-Claro que no. ¿Cómo puedes pensar eso? -Su mirada me perfora, y yo sólo atino a encogerme de hombros otra vez, sin saber qué responderle, es así cómo me siento. Lo que sus acciones han provocado-. No me preguntaste al respecto.
-¿Preguntarte sobre qué?
-Sobre Rosalie, Artemisa. Te habría ayudado. Y de ese modo ni Hera ni Hades hubiesen incumplido nuestras reglas.
-¿Así que ahora es mi culpa? -Esta vez es su turno de encogerse de hombros. Incredulidad llena mi rostro y voz-. No te pregunté porque la última vez que ella estuvo envuelta, morí. ¿Te parece suficiente razón?
-Nuestras reglas dicen...
-¡Al diablo las putas reglas! -Levanto mi tono, sin llegar a gritar, pero sólo porque no quiero enojarlo más-. Me tienes harta con tus reglas. Y mira que yo soy la que menos ha roto. ¿Por qué no cuestionas las que rompiste tú?
![](https://img.wattpad.com/cover/204723648-288-k463074.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Alguien Que Amaste (Serie Más Humanos Que Dioses 1)
FantasyA lo largo de la historia, hemos leído y visto, cómo los dioses aman y odian al igual que los mortales, así lo narran sus múltiples travesías. Artemisa, absorta en sus ocupaciones con sus cazadoras, cumpliendo su rol como diosa de la caza, decide ec...