Sé que las cosas junto a Rosalie están avanzando rápido, sin embargo, en vez de asustarme, me agrada la sensación de que dejamos lo malo del pasado atrás y nos centramos en lo bueno que nos dejó, que es lo único que nos sirve en este momento. El tenernos la una a la otra.
Cuando Hades me contó sobre la unión que existía entre él y Samir, una pequeña semilla nació en mí, aunque no quise regarla. No porque pensara que era una idea imposible, o porque me asustara unir mi vida a una persona de esa forma, sino porque sólo Rosalie cruzó por mi mente. Sólo con ella sería capaz de pasar cada día del resto de mi vida, y en ese momento estar con ella se veía como algo inalcanzable.
Y ahora estamos probando ante todos que podemos hacer posible hasta lo que creemos que está lejísimos del alcance de nuestras manos. Cuando la pregunta brotó de mis labios, temí su respuesta, sabiendo que podía ser muy pronto. Y ella me demostró que no era así. Que no hay límite de tiempo para lo que sentimos en nuestro interior, ni nada que lo pueda condicionar.
La planificación ha sido un verdadero dolor de cabeza, que sé valdrá la pena cuando estemos juntas de una vez y para siempre. Como cazadoras, tenemos una ceremonia cuando decidimos de alguna forma romper esos votos antiguos, con mi permiso, pero nosotras decidimos mezclar lo divino y lo humano.
No podemos dejar de lado lo que nos unió a pesar de todas nuestras diferencias o cuán en contra teníamos el mundo, ni lo que nos reencontró y probó que el amor real es capaz de superar cualquier barrera que se interponga en su camino.
—¿Estás lista? —Mi gemelo irrumpe entre mis pensamientos, a medida que me observa de pies a cabeza, lágrimas no derramadas brillando en sus pupilas.
—Más que nunca antes. —Devuelvo su sonrisa, aunque sin querer ponerme sentimental al verlo vestido tan formal.
Para mi boda.
—Te ves... preciosa... —Su voz se entrecorta y carraspea para continuar—. Mamá estaría orgullosa.
—¿Tú lo estás? —pregunto, porque, aunque ame a mi madre, él es quien está conmigo, me conoce a mí y a la mujer que amo, con quien elegí vivir lo que me resta de vida.
—Más que nunca antes.
Doy media vuelta y prácticamente corro hacia sus brazos, sin que me importe arruinar el peinado que con tanto esmero creó Cristina. Él me estrecha entre estos, elevándome a unos centímetros del suelo para darme vueltas, con mi vestido enredándose entre ambos.
Riendo, me aparto cuando se detiene y logro con éxito alejarme sin sufrir percances. Me aferro una vez más a él, pero pronto vuelvo a alejarme para no ponerme a llorar sin parar. Es un paso muy grande el que estoy dando, y sé que él siente todo lo que estoy sintiendo en este momento, mis emociones son tan fuertes que sé están mezclándose con las suyas, creando un caos en el interior de ambos.
—¿Está todo listo? —Muevo nuestra conversación a terreno menos pantanoso, a pesar de que siento los nervios trepando por mi cuerpo como una enredadera.
—Listos y esperándolas —confirma, solemne.
—Hora de despedirse entonces —suspiro, y él vuelve a asentir, retrocediendo sin darme la espalda hasta que llega a la puerta, dejándola abierta para que salga pronto y no me atrase.
Respiro profundo, calmando la ansiedad, y mentalizándome para lo que está por venir. Ya es hora. Aunque sólo han pasado cinco días desde esa mañana tan importante, la espera se me ha hecho eterna.
Echo un nuevo vistazo al espejo que cubre la pared, acomodo mi pequeña tiara armada con hojas de oro blanco y los rizos salvajes que se han descontrolado aún más. Tomo entre mis brazos las suaves capas de tul color cielo para evitar tropezarme, las ansias sacando lo peor de mí, y atravieso la puerta con mi frente en alto para enfrentarme al resto de mi vida, junto a Rosalie.

ESTÁS LEYENDO
Alguien Que Amaste (Serie Más Humanos Que Dioses 1)
FantasíaA lo largo de la historia, hemos leído y visto, cómo los dioses aman y odian al igual que los mortales, así lo narran sus múltiples travesías. Artemisa, absorta en sus ocupaciones con sus cazadoras, cumpliendo su rol como diosa de la caza, decide ec...