soy yo

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Cuando llego a la oficina ahí estaba mi mejor amigo y cuñado, Sebastián.

Nos conocimos desde que tenía 15 años él acababa de llegar del extranjero no conocía a nadie, era el raro del instituto por ser tan callado y reservado, me recordó a mí con la excepción de que yo era el popular de la escuela, un día me metí en una pelea en el campus del instituto con uno de mis compañeros que creía que estaba en su contra, que por alguna extraña razón siempre lo opacaba y quería quitarle todo, en esos momentos no entendía por qué lo decía; solo sé que ese día se acercó y me golpeo, así empezamos a pelearnos, estábamos por graduarnos y las peleas no eran bien vistas, si alguien peleaba lo expulsaban y ese era un lujo que no me podía dar, pero ahí estábamos golpeándonos cómo si se le fuera el mundo en ello y yo solo defenderme de su ataque hasta que en el fondo se escuchó la voz del director gritando, todo el mundo huyo como cobardes, cuando iba a correr el director me agarro del brazo diciendo:

 - Vaya, vaya, ¿pero, miren quien es?, esta vez no podrá escabullirse, ni graduarse por lo que veo - Cuando iba a hablar, a mi lado escuche:

  - Él no lo empezó, solo estaba hablando con una muchacha, este otro llego y lo empezó a golpear sin aviso ni nada, yo me metí y empecé a golpear al otro; él no hizo nada, estaba evitando que nos peleáramos hasta que usted gritó y todo el mundo corrió. 

Ese día me salvo el pellejo, termino con un reporte por ser el nuevo y no conocer las reglas, desde ese momento tiene mis respetos, pero no fue hasta la noche antes de mi graduación que se convirtió en mi mejor amigo y confidente.

- Aja llego el hombre, me iba a empezar a preocupar; iba a mandar un comunicado por todas las redes: "rico empresario secuestrado por una belleza, rubia, sin cerebro en horas de la noche, aún no se sabe de su paradero". 

Su sarcasmo tan peculiar, por lo menos me saco una ligera sonrisa.

- Hombre, esa cara, ¿la pasaste tan mal anoche?. 

- Buenos días, Sebastián, no la pase mal anoche, pero no he tenido una buena mañana.

  - ¿Tu rubia, no te logro relajar? 

- Lucrecia sabe muy bien relajar a un hombre, pero también sabe cómo amargar a uno; no estaba preparado para eso. 

- ¿A ver, que te dijo tu bombón para que en vez de llegar con una sonrisa llegaras con una cara peor de la que tenías anoche?

  - Nada, solo empezó a decir estupideces de ser una pareja de "verdad", tener familia, decirle a todos y esas cosas. 

-Guao, la rubia saco las garras. Te lo dije; algún día te iba a pedir más de lo que podrías darle, se va a aprovechar de ser tan amiga de Sabrina; que no se lo merece; no te extrañe que involucre a su papi y termines con una soga al cuello.

 - Deja el drama Sebastián, Lucrecia conoce nuestras condiciones, si lo sabe es porque nos viste en aquella reunión en la casa, pero he tenido más cuidado y sabe que no puede decir nada. 

- Vamos Gabriel, ella es como tú, acostumbrada a tener lo que quiere, por las buenas o por las malas, ¿no fue ella la que te busco hasta que no pudiste rechazarla? - afirme- estás en su radar amigo y si quiere jugar a la casita contigo va a ser lo que sea para lograrlo, lo sabes después no digas que no te lo advertí.

 - Dijo que me ama, que lo pensara y hablarlo. 

- Menciono la palabra amor, no sabía que conocía esos sentimientos; bueno, tengo mis dudas sobre eso. 

- No lo entiendo, ¿por qué le has tenido tan mala fe desde que la conoces? Sé que es difícil de tratar a veces, algo caprichosa, pero no es tan mala como crees.

Amarte es un arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora