CAPÍTULO 78

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Cuando eres el hombre más poderoso del mundo, con todo el dinero que se puede tener y más, con cualquier
mujer a tu disposición que te de placer, con una familia casi perfecta, con amigos que son como hermanos te crees un puto dios.

Yo Gabriel Ziegermman el soltero más cotizado, con todo el dinero del mundo acostumbrado a ganar, a no perder
ningún negocio y mucho menos a una mujer, a que nunca le digan que no; de ser un mujeriego, de ser el hombre que jamás se enamora, de ser para todas y de pensar que el amor no es para mí, si me hubieran dicho hace meses que
estaría detrás de una sola mujer, dejando a mi familia por ella, que estaría enamorado me hubiera reído en su cara y les hubiera dicho algo típico de mí en ese entonces "Gabriel Ziegermman no se enamora, soy de todas y de ninguna", ahora mírenme estoy perdido.

Ella se apareció en mi vida, me miro, me ignoro, me grito luego me sonrió y me enamoro, como fue posible, no lo sé; solo sé que me enamore, medio miedo asumirlo y la perdí y cuando intento recuperarla la vuelvo a lastimar, no debí creerle, sabía que algo no estaba bien, que me mentía, debí dejarla tranquila como me pedía pero no pude la quería, la quiero soy un egoísta y no podía aceptar su rechazo, sé que la lastime, sé que fui un patán, que lo
último que merezco es volver a sentir sus besos, su cuerpo, de tener una sonrisa, diablos sé que no merezco ni que me mire pero la amo.

- Y ahora estoy aquí rezando a un dios que tenía años sin hablar pidiéndole por el amor de mi vida, porque ni mi
dinero ni mis contactos pueden curarla, solo estoy aquí con las manos atadas, desesperado sin poder hacer nada, solo veo entrar y salir médicos ninguno dice nada, nadie me dice nada.

- Necesitas calmarte - escucho a Sebastián decirme por decimoquinta vez.

- Necesito que me digan que sucede eso es lo que quiero, llevo horas aquí sentado y nadie me habla, ni siquiera su madre, Alejandro lleva horas hablando con el médico, que cuesta decirme que sucede... Maldita sea!.

- Hermano calma ya te dirán que sucede solo debes respirar y calmarte porque con esa actitud no te van dejar entrar a verla.- me siento impotente, frustrado como pase hacer el hombre que controlaba todo a no controlar nada.

- Repíteme otra vez que sucedió porque no termino de entender como mi sirena termino en hospital contigo...- por más que Sabrina me contó no podía escuchar más nada que no fuera que estaba en el hospital.

- Me vas hacer decírtelo cuantas veces?.- lo miro con ganas de matarlo - está bien, Salí detrás de Lucia porque quería darte tiempo pero ella suele ser más terca que tú así que no quiso esperar la lleve hasta la cafetería que está a unas cuantas cuadra de la casa hablamos y de repente, solo se desplomo en el piso, se puso blanca como la hoja y empezó a sangrar así
que la traje al hospital sé que por su enfermedad necesita verla un médico.

- Espera, enfermedad? Como sabes tú de eso?- me desconcertó.

- Mira ahí viene Alejandro mejor hablamos ahora, tomarlo con calma.- Alejandro se acerca y me levanto
hacia el necesito que me diga algo.

- Como esta?, que dice el médico tu eres médico que tiene?, su corazón... Quiero verla.- El me mira desorientado, asombrado no sé si es por tantas
preguntas o por el hecho de que sepa de su enfermedad.

- Mira no sé qué haces aquí - ahora no por dios, - ni como sabes de su enfermedad pero yo no te voy a
decir nada.

- Como un demonios si no!,

- Gabriel cálmate- me dice Sebastián y Sabrina mientras Alejandro sólo me da la espalda, maldito cretino.

- Deberías irte con tu prometida en vez de molestar a mi dulce.- no sé porque me molesta esas palabras pero ella no es de nadie solo mía.

- No es tu dulce y no tengo porque darte explicaciones.

- Mejor vete.- y así entra al cuarto donde esta Lucia y a mí no se me permite entrar porque no soy familiar ni me dan información por lo mismo.

- Mejor vamos a tomarnos un café y subimos ahora? -dice Sabrina.

- Yo no me pienso mover de aquí.

- Vamos Gabriel así piensas un poco y esperamos a que se calmen las cosas.

No sé cómo me dejo convencer y los acompaño a tomarse el café yo no sé ni cuantos llevo desde que llegue, solo sé
que quiero verla, que necesito verla, solo recuerdo sus palabras diciéndome que su corazón es como globo y me
aterró.

Amarte es un arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora