capitulo 76

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LUCIA

Despertarme al lado de Gabriel era maravilloso, pensé que no volvería sentir su cuerpo y su respiración junto a mí, cuando me desperté sentí un peso sobre mí, pensé en tantas cosas menos en que tenía a Gabriel a mi lado, ver su brazo aferrado a mi cintura, su pierna sobre la mía, su cabeza entre mi cuello y sintiendo su respiración fue como un sueño.

Como no iba amar este hombre, tan bello, tan sexy, tan perfecto aquí a mi lado, cuidándome, era lindo verlo
disculparse por lo que pensó de Marcelo y Alejandro pero aun así piensa que todo lo que dijo su madre era verdad, quería respuesta, quería saber que hacían esas mujeres en mi trabajo y juro que estuve tentada a decírselo pero que ganaría con eso a estas alturas, recordé lo que me dijo
Sabrina cuando vino a verme, Gabriel me amaba, me extrañaba pero no confía en mí y aunque fuera cierto las
cosas que dijo su hermana no cambia nada, el seguía siendo un mujeriego y yo seguía estando enferma.

Me moví un poco apartando su cuerpo del mío, necesitaba respirar, lo vi tan relajado durmiendo en mi cama que no lo creía, donde estaba eso de que no podía dormir con nadie.

Quería meterme entre sus brazos, quedarme ahí todo el tiempo que fuera posible, que fuéramos él y yo y nadie más, a quien quería engañar, lo había olvidado?, ya no me perturbaba?, mentiras!, lo amaba, lo deseaba, lo extrañaba, lo quería conmigo pero no podía ser egoísta, el tenía una vida y yo cada día estaba peor.

Salí de mi habitación hacerme un chocolate, era extraño ver mi casa tan vacía en unos días me regresaba a
Colombia ya tenía todo arreglado, tenía que venir los Ziegermman agobiarme la vida.

Me senté en la mesa de la cocina a tomarme mi chocolate, sentí ese escalofrío que solo sentía cuando Gabriel estaba cerca así que hable con toda tranquilidad como si estuviera
ahí y cuando me contesto casi caigo como condorito pero lo ignore se sirvió su chocolate y se sentó a mi lado, hablábamos trivialidades seguido de un silencio que era incomodo, hasta que me di cuenta que Gabriel no podía seguir en mi casa, ni hablarme porque iba ser egoísta, olvidar todo y lanzarme a sus brazos así que le doy mi mejor discurso y le pido irse.

Aquí estoy dos días después sentada en el sofá de mi casa pensando en Gabriel que estúpida yo que le digo que me deje en paz, lo hace y aquí estoy molesta por ello. Quien entiende a las mujeres, mañana regreso a mi nueva vida, otro continente lejos de mi marinero pedante y él va seguir
con su vida, ayer fui al médico y me dijo lo mismo de siempre que debo tomar mis medicamentos con dosis más altas esperando mejoría o hasta que llegue un trasplante, que mis desmayos, cansancio van a ser más frecuente que debo evitar emociones fuertes, estrés; como si eso fuera vida.

No tengo para costear los medicamentos y rogar que alguien se muera para tener un corazón sano tampoco me hace gracia. Escucho el timbre y lo primero que pienso es
que sería mi madre dijo que iba dar una vuelta con mi tía antes de irnos; pero no quien era cuando abro la puerta es exactamente la persona que me tiene molesta.

Mi corazón se me iba salir este hombre como puede estar más guapo.Me mira y lo único que hace es entrar a mi casa, cerrar la puerta como si fuera el dueño y tiene una cara que la verdad no me agrada en nada, esta pálido, confundido, molesto o no sé qué rayos pasa, pero no se ve bien

- Te sientes bien Gabriel?, parece que te va dar algo.

- Yo solo vine a dos cosas, no vas a irte a ningún lado así que olvídate de Colombia o a donde crees que ibas- pero qué diablos?.

- Estás loco o qué?, no eres quien para decir o decirme que hacer y esa no es forma de entrar a casa ajena?.

- Si, si y segundo lo más importante vamos hablar sobre tu salud.

Amarte es un arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora