capítulo 32

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Después de dar vuelta llegó a mi casa un poco más calmado, pero aún molesto, Lucia no podía ser como las demás o tal vez sí igual todas son iguales, cuando entró me preparo una copa, necesitaba un trago cuando voy por el segundo me doy cuenta de que me faltan dos copas en el buró, me dirijo a la cocina a ver si están ahí, pero noto que hay cosas fuera de su lugar, platos en la mesa limpios por lo menos, la papelera tenía basura y saben que odio amanecer con basura en la cocina, se llena de cucaracha o mosca; esto era lo último que me faltaba.

- Mi nana me va a escuchar el lunes para que regañe al resto, odio el desorden.

Agarro mi botella y decido subir a mi habitación, tal vez dándome un buen baño, ahogo mi mal día con el alcohol y se me pasa la rabia, mi celular suena, veo que es Sebastián, le contesto un mensaje diciéndole estoy en casa, no mate a nadie déjame en paz, a ver si me dejan de molestar.

Cuando voy subiendo veo un par de pétalos de rosa en las escaleras, pero ¿qué diablos?

- Voy a quitarles un día de su descanso, a estas mujeres me van a escuchar.

Mientras sigo subiendo veo más pétalos y mi rabia subiendo, entro a mi habitación al prender la luz, veo sobre mi cama una caja de regalo con un globo de feliz cumpleaños azul con plateado, seguro es de mi nana, pero que raro en vez de dármelo en la cena, aunque es muy impropio de ella o tal vez sea de mi hermana o madre, cuando destapo la caja de regalo, me topo con una nota.

"Amanecer contigo fue mi primer regaló, espero te guste, besos".

No lo creo Lucia si se acordó, termino de retirar el papel con que está recubierto veo una chaqueta de felpa, negra, estaba viéndola el otro día recuerdo que le mencione que me gustaba y la iba a comprar esté fin, termino de sacar la chaqueta de su caja y veo que cae algo al piso, una cajita negra, la abro y es una cadena de plata con un dije de cola de sirena, me reí y me lo quede mirando.

Esta mujer era una caja de sorpresa, me quité mi blusa, me lo puse y se veía hermoso ahí en medio de mi pecho, de repente veo por la ventana y no creo lo que veo, salgo por la puerta que comunica mi habitación con la piscina de arriba, la veo llena de pétalos no muchos, pero lo suficiente para verse hermosa rodeada en algunos bordes con vela, esto lo hizo ella, tiene que ser.

- ¿Te gusta?

- ¿Te gusta?

Escucho esa voz que tanto anhelaba hoy, ahí está. Me volteo, la veo recostada en la pared del pasillo que
comunica con la piscina.

- Parecías enojado hace unos minutos, diciendo que ibas a quitarle días de descanso a no sé quién y eso...

Dios que bella esta, tenía un vestido verde claro con negro que le llegaba hasta medio muslo, casual, con hombros expuestos y un discreto escote donde se asoma esas hermosas niñas donde deseaba perderme, su cabello liso suelto con ondas en las punta y zapatillas baja, solo ella usaría zapatillas bajas otra estaría con tacones o sandalia alta, ella no, ella usa zapatilla, se veía tan fresca, tan
sencilla, tan mujer.

- No vas a decir nada? - me trae de regreso a la tierra y recuerdo que estaba molesto por su conversación con Petter.

- Que tienes que ver con Petter?- mi tono fue algo brusco ella me miro extrañada, si se lo olvido yo se lo
recuerdo - estabas hablando con él hace un rato y no lo niegues.

- Ah eso.

Eso es lo único que va decir?, aparta sus brazos y los cruza en su pecho y no debió por dos razones, uno sé que
lo hace cuando está molesta y segundo porque alza más sus pechos y...ey tranquilo estamos molesto, le digo a mi entrepierna.

Amarte es un arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora