Debo admitir, es la peor noche que he tenido, como me sucede esto a mí, es ilógico, es la única mujer que me enloquece de esta manera, tengo que quitarme estas ganas, eso debe ser, una vez metida en mi cama, ya saciada las ganas vuelvo a la normalidad. -¿En qué piensas Gabriel? - me pregunta Lucrecia, adormilada - parece que tu cabeza estuviera en otro lado. - Nada, no pienso en nada, sigue durmiendo, yo me tengo que ir. - Tan temprano otra vez, no me digas que debes trabajar, es sábado, quédate un rato más. - Tengo planes para hoy te llamo después. -¡Oye!, debo admitir que te redimiste después del pequeño inconveniente, jamás habías estado tan fogoso, apasionado y sin palabras. - Me alegra que estés satisfecha, y aun así quieres que me quede. - Solo quiero que duermas, hicimos mucho ejercicio, además aún no te perdono por lo que me dijiste. - No he pedido tu perdón, si no te basto con el buen sexo no puedo hacer más, no importa tampoco - faltaba más, yo pidiendo perdón, el día que eso pase dejo de ser Ziegermman, ya tenía bastante con la nochecita que he tenido, algo tengo que hacer, pero a Lucia me la tengo que sacar de la cabeza, no va a frustrar mi vida sexual eso sí que no. - No tienes que ser grosero ni antipático, después de lo que me hiciste, agradecido debes estar que no te eche por esa puerta. -Ay Lucrecia, no quiero discutir, si no me fui anoche fue porque querías que me quedara, no porque te haya rogado ni nada por el estilo. Me voy adiós. -¿Gabriel, Sabes que sea quien sea esa mujer, no puede ni es mejor que yo?. Si fuera así, no estarías aquí. - Lo que tú digas, nos vemos.- así me fui, necesitaba drenar todo lo que tenía por dentro. -*- Después de irme a casa, darme un buen baño, nadar un rato, me fui a jugar un rato al club con Sebastián. - Te he ganado, no sé qué te tiene tan distraído, pero me encanta, me ha dado la satisfacción de ganarte. - Pues aprovéchalo Sebastián, la próxima no vas a tener tanta suerte. Al parecer hoy satisfago a todo el mundo, pero yo vivo frustrado. - Si quieres compartir con la clase lo que te sucede, soy todo oído. Pensé mucho en hacerlo, pero quería que esto fuera algo mío, no debía darle más importancia de la que tenía, pero necesitaba un consejo quien mejor que Sebastián. - ¿Alguna vez estuviste con una mujer pensando en otra o peor haberla llamado por otro nombre?. - Si una vez, tú hermana. -¿Qué dijiste? ¿Quiere que te rompa cada hueso del cuerpo?- no puedo creerlo, acaba de decir que piensa en otra cuando está con mi hermana. - No idiota, me refiero que estuve una vez con una mujer y le llame Sabrina, en ese entonces tu hermana ni me miraba. Pero recuerdo que esa mujer me dejo a mí, pobre madre por el piso y termine con una buena herida en la cabeza. Aun así, no creo que una mujer haya perturbado esa cabeza tuya para cometer ese error. - No, como se te ocurre decir esas estupideces, solo pensaba que hace un hombre para evitar que eso pase, no quisiera estar en esos zapatos.- mentí. - ¿Y esta es la parte que me dices un amigo de otro amigo, le sucedió esto?, vamos Gabriel, te conozco lo suficiente para que me mientas, ahora si no confías en mí. - No se trataba de confianza - es solo que ni yo entendía lo que me pasaba.- Digamos que estuve con una mujer y le llame por otro nombre, no era alguien en especial solo un nombre, pero no se lo tomo muy bien. -¿Me dices que llamaste a una mujer con la que estuviste a noche por otro nombre y que no era nadie en especial? Amigo, déjame aclarar algo, si le dices él nombre de una mujer que no es con la que estas definitivamente es algo. Ahora lo que no entiendo es si lo que te preocupa es pensar en una mujer o que la Barbie descerebrada de Lucrecia se haya molestado. - No dije que fuera Lucrecia, además no estoy preocupado, solamente no me había pasado antes y es raro. ¿Así que dime qué hago?. - Ni idea, yo lo solucione cuando me case con tu hermana.- lindo consejo por Dios- Pero siendo tú tal vez un buen sexo se te quita.- era lo que creía, era la mejor opción - ¿Quién es la milagrosa? -¿Milagrosa?, ¿cómo es eso?. - Que tengas a una mujer en la cabeza de tal manera que digas su nombre en pleno sexo con Lucrecia, es mi ídolo, ya siento que la adoro, mi milagrosa – reímos por su ocurrencia. Pues no sé si milagrosa, pero de que era una bruja y perturbadora lo es. La pregunta ahora era, ¿cómo hago para verla de nuevo?, él restó, era fácil de hacer, sonrisa, unas palabras, cena y luego cama, no había quien se resistiera. Luego de pasar la tarde con mi familia, regrese a casa para revisar unos pendientes de la oficina y encontré los planos del hospital, no pude evitar pensar en ese niño en cama, ¿cómo seguiría?. Al amanecer, después de unas reuniones, fui al único lugar donde mi cabeza había estado. - Llévame al hospital Melithes kerls, en San Pedro, y dile a los guardaespaldas que no nos sigan. -¿Estás seguro?, recuerda a donde vamos, no es para estar sin seguridad Gabriel.- me dice Petter. - Si sé dónde vamos por eso no quiero llamar la atención, quiero ver a un niño y no quiero que sea un espectáculo Petter. - Está bien, como digas.- en eso Petter hace la llamada y solo quedamos nosotros camino al hospital. En cuestión de minutos estábamos en el hospital, es raro ver cómo sin guardaespaldas todo es más sencillo, aunque me parece raro que no me conozcan. Estaba en el área de observación, pues sabia donde quedaba en compañía de Petter, el pobre, ni entendía que hacia allí. - Tranquilo Petter, mejor regresa al auto y espérame ahí. - No lo creo, ¿ves a las personas que hay aquí?, cualquiera pudiera robarte o algo peor, yo te sigo y no insistas. - Bien - Debo admitir que al volver a este lugar exclusivamente recordé a mi amargada ángel, debo ver cómo me la encuentro y que sea un encuentro casual, pero primer por lo que vine, el pequeño; seguimos y cuando íbamos a entrar nos detuvo una enfermera. -Buenos días, ¿qué se les ofrece? - Buenos días, vine a ver a un niño que sufrió un accidente, estaba mal y quería ver cómo sigue. - cuando iba a pasar la enfermera volvió a detenerme. -Me dice el nombre del niño y que es de él. A bueno el nombre lo desconozco, estaba en la última cama. -¿Esta mujer de verdad no me va a dejar entrar? -¿Me está diciendo que no conoce al niño?, ¿no es un familiar?. Así no le puedo dejar pasar, ni darle información. - A ver señorita, yo vine el viernes con el equipo del central Banks, vi al niño, solo quiero saber cómo está.- Le guiñe un ojo, sé cuándo tengo una mujer bajo mis encantos -Vamos una mujer tan bella debe tener buenos sentimientos y apiadarse de este ser que lo único que quiere es ayudar. - Me encantaría dejarlo pasar, es más, lo dejaría, pero las doctoras que están por aquí me cortarían la cabeza, son estrictas en darle información a familiares que no sean sus padres. - Me va a decir que no hay manera de que lo vea, si me dice como esta yo no se lo diré a nadie - ya la tengo convencida, sé que si insisto un poco más la consigo. - Lo único que puedo hacer es que usted hable con la doctora y la convenza de permitirle verlo o darle información, si por mí fuera lo ayudaría. - Bueno, si coquetear con una mujer no daría resultado, nadie me prohibiría verle, además yo no pido permiso, aunque a veces nos encontramos con ciertas personas que debemos trabajar - Está bien a ver, déjame hablar con tu jefa. Ella entró, odio cuando alguien intenta detenerme para ser algo, al final siempre termino o terminan haciendo lo que yo quiera. - Creo que esta vez está difícil convencer a alguien, tus encantos no están haciendo efecto - dijo Petter con una sonrisa de burla. - No es por mi falta de encanto, es que no los utilice con la mujer indicada, conozco a la doctora que está aquí, ya estaban suspirando por mí cuando me vieron. - Buenos días. Esa voz la conocía, Dios me escucho mi plegaria, era ella. Cuando me volteó, no me había equivocado, era mi cara de ángel, está enfrente de mí, pero no entendía, no debía estar ella por aquí, como haya sido, era ahora que debía usar mis encantos, tenía que sacarla de mi sistema. -¿Usted?, no espere verlo por aquí, mucho menos preguntando por un niño que no tiene nada que ver con usted - Vaya, sigue con ese genio soberbio y sarcástico, ya no se ve tan cansada, pero si hermosa, muy hermosa.- ¿En qué le puedo ayudar? - Lucia, que gusto verla de nuevo, ya ve el mundo, es curioso, yo no espere verla aquí. - Aquí trabajo, así que es como difícil no verme, ¿no le parece? - Pero que lengua ya le haré pagar por esa insolencia. Mientras escucho reír a Petter. - Me refiero en esta área, no era usted la que estaba el viernes, pero me da gusto que sea usted la que me atienda.- no podía dejar de ver esos labios, tenía que probarlos - Eso es verdad; si esperaba ver a la doctora Geller, déjeme decirle que llego tarde, se fue. Pero yo le digo que vino, no se preocupe.- el sarcasmo de esta mujer de verdad saca de quicio a cualquiera, ¿por qué cree que puedo venir a ver a Selia? - No vine a verla a ella, sino a saber de un niño. ¿Por qué cree que podría venir a buscar a la doctora Geller?- Tenía que preguntarle, necesito saber que dijo esa mujer. - Intuición que nunca me falla, señor...- o no lo está haciendo de verdad, simula que no se acuerda de mi nombre, ¿será que no se acuerda?, imposible. - Gabriel, me llamo Gabriel, y con respecto a que su intuición no le falla, déjeme decirle que era hasta hoy porque se acaba de equivocar. - Siempre hay una primera vez, en cuanto al niño no se le da información a ninguna persona que no sea la madre o el padre del niño, mucho menos verlo, sea quien sea - unas buenas nalgadas es lo que le falta a esta mujer y yo con gusto se las daría. - Solo quiero saber cómo está, si le falta algo. No creo que eso sea un delito, además se ve que usted no es tan mala para dejarme con la duda. - No es un delito, pero es política del hospital, y no soy mala, aunque eso depende de la persona. Si quiere saber algo de ese niño, pregúntele a los familiares, así que adiós y que la pase bien.- a no, eso sí que no, a mí está mujer, no me deja con la palabra en la boca otra vez. - Espera, no conozco a sus familiares, ni sé cómo se llama el niño, ¿cómo se supone que lo busque?. - ¿Yo soy adivina para saber eso?, solamente usted se le ocurre venir y no saber por quién preguntar.- dame paciencia con este geniecillo que se gasta la mujer. - Obviamente no, sé quién es él, está en la última cama hasta el viernes estaba en coma y quiero ver cómo sigue, por favor- increíble estoy rogándole en otra ocasión ya le hubiera hecho pagar esa actitud. - Bueno, está vivo, con eso confórmese. Tengo que seguir con mi trabajo, hasta luego. Esta mujer sabe cómo sacarme de mí, juro que me provoca estrangularla. - Espere, no puede irse así y no decirme nada. - A ver señor Zigelmen, yo no puedo hacer nada, se lo expliqué ya. - Ziegermman. -¿Cómo dice? - Que mi nombre es Ziegermman y usted dijo Zigelmen - Bueno, como sea, yo no le puedo decir nada y no insista, si quiere saber busque a sus familiares para que le diga algo del niño. Así como si nada se fue y me dejo plantado allí afuera, ¿cómo se atreve?, ya va a saber con quién se mete. - Creo que ahora tus encantos no sirvieron de nada amigo- ríe - no lo creería si no lo hubiera visto. Una mujer no secundó a tus encantos para colmo, tiene un buen genio, me agrada. Lo peor de esto es que era la segunda vez que me dejaba así delante de alguien más, ahora tenía que aguantar que uno de mis amigos se burlara. - Cállate ya, mejor ve averiguar quiénes son los padres de ese niño, necesito saber como está. - Que genio, hombre. Yo no tengo culpa que haya una mujer en este mundo que no se rinda a tus dotes de Don Juan - lo mire con ganas de matarlo y lo hubiera hecho, estaba que me llevaba los demonios. - está bien, no me mires así, ya veo que puedo averiguar. Petter se fue y yo me quede tratando de idear la manera para ver y saber de ese niño y además bajarle los humos a cierta mujer Insolente, ve que dejarme con la palabra en la boca después que me tiene toda la noche en vela, deseandola, pero de hoy no pasa que la tenga en mis brazos y pague todos su desplante. - Ya te bajaré esos humos, Lucia.
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Amarte es un arte
RomanceÉl era empresario, arquitecto, proveniente de la familia más importante del gremio bancario, un mujeriego, millonario, guapo, acostumbrado a que todas las mujeres estén a sus pies a tener todas las que le guste, mister...