Me quería volver loco, quiere acabar conmigo, es como una bomba que te explota, pero no sabes cuándo ni cómo, es desesperante. Ella me deja sin defensa, confundido, irritado, desconcertado y ahora excitado, la odio; la odio por dejarme así, por tenerme así. Una vez más voy a tener que masturbarme pensando en ella, lo peor es que ahora sé cómo se siente su piel tan suave, tersa, sabor de esos labios que ahora son mi mayor vicio. Maldita sea, no sabía en qué demonio todo se vino abajo, en la cena parecía feliz, le había gustado el sitio, Erick se destacó con la comida, estaba deslumbrada se notaba que no había estado en un lugar así y ella sé vía toda una diosa, con un pantalón azul oscuro, blusa rosada con mangas y de botones, un escote que asomaba parte de su pecho, su cabello esta vez ondulado y esos tacones que me decían cógeme, cuando la vi sentí que iba a explotar, esos ojos tan hermosos detrás de esos lentes rosa, su olor no sabía cómo iba a aguantar. Llevaba toda la noche queriendo besar esos labios, cuando por fin iba a probar esos labios nos interrumpe una joven para ver si necesitábamos algo, si necesito algo llamó Dios, Lucia quiso ir al baño y ahí todo cambio, pensé que era por Erick cuando lo vio sentado en nuestra mesa. Erick se acercó para conocerla, estaba más entusiasmado al igual que yo de llevarla. -¿En dónde está la Barbie?.- me dice sentándose en la mesa. -¿Barbie?. - Bueno, así son tus gustos y la verdad tengo curiosidad en conocer a la mujer que hizo que mi amigo la trajera a su lugar favorito. - Es solo una cena en un bonito restaurante, no alardees.-No sé por qué le daban tanta importancia a que la llevara a mi restaurante favorito. - No amigo, es una cena en mi restaurante que es tu favorito y nunca habías traído ninguna mujer aquí que no sea Sabrina o tu mamá, así que si alardeo. Además, me pediste que me luciera con la comida, lo que significa que quieres impresionarla y eso mi amigo es para levantar mi curiosidad. ¿Por cierto le gusto la comida?. -Estás haciendo esto más grande de lo que es y si le encantó. -¿Y dónde se te fue?. - Fue al tocador debes estar por venir, a mira ahí viene así que comportarte. -Vaya eso, si me sorprende no es para nada a las mujeres que eliges. - Cuida tus comentarios, no quiero que la hagas sentir mal - O por Dios Gabriel Ziegermman, preocupado por los sentimientos de una mujer, algo que no pensé nunca ver. Es linda. Cuando le presentó a Lucia se deshace en halagos y ella le responde, pero algo había cambiado, no tenía ese brillo en sus ojos con el que se retiró, cuando nos quedamos solos se sentía esa incomodidad, pensé que eran cosas mías, así que solo lo ignore y ella me pregunta si pedí la cuenta, que rayos, apenas habías pasado dos horas algo estaba mal. Nos pusimos hablar del local, no era la conversación que quería tener con ella, pero si la iba a mantener un rato más hablaría de osos de peluche si eso quería. Luego se acerca un joven con la cuenta y ella me dice que la pidió. ¿Qué demonios pasaba?, el asombro y la rabia se subió a mi cabeza, estaba tratando de que ella se la pasara bien, la traje a un lugar donde cualquier mujer desearía estar, y creí que lo estaba disfrutando y ella se quiere ir. Cuando estábamos saliendo me dije que no iba a dejar que esto arruinara la noche, si algo había pasado tenía que solucionarlo y solamente se me ocurrió llevarla a un sitio, así que le dije a Petter que nos llevara a mi sitio favorito en todo el mundo. Se sorprendió cuando se lo dije, él sabe que ese sitio es mi refugio, solo él lo conoce, pero demonios quería llevarla cuando pensé en ese lugar solo podía pensar que cara iba a poner Lucia, si lo viera, se iba a enamorar de él. No dijimos nada en todo el camino, ella tenía su mente en otro lado, yo solamente revivía cada momento de la noche a ver dónde me había equivocado o que paso para que cambiara su actitud, cuando llegamos parecía asustada, desconfiada, cuando la convencí para que me siguiera, le agarre la mano y se sentía tan bien. Sus manos entrelazadas con la mía, sentía tantas cosas nada más en ese contacto, al llegar mi imaginación se quedó corta, su expresión era lo más hermoso que había visto y ahí estaba de nuevo ese brillo en sus ojos, esa frescura que había perdido en algún momento de la noche, nos sentamos en la orilla de la montaña donde se veía la caída de la cascada y toda la ciudad, empezamos hablar y se volvía a sentir todo tan bien. Se acostó en la grama, era el mejor paisaje que había visto ella ahí acostada viendo hacia el cielo, se le subió un poco su blusa que dejaba ver parte de su abdomen, sus pechos subían y bajaban en cada respiración y sus labios sus hermosos labios, no aguante más y la bese. Ese beso que ahora me tiene encendido como una hoguera, probé cada parte de su boca, su lengua la sentía en cada parte de mí, profundiza nuestro beso, soy experto, sé cuando una mujer está excitada y sé que lo estaba, su respiración se volvió más agitada, sus manos pasaron por mi cuello, cabeza, brazos, espalda, la sentí pegarse más a mí yo aproveche y me acerque más a ella. Metí mis manos debajo de su blusa, sentí su piel, era como tocar la seda, solo podía pensar en cómo sabrá, en besar cada parte de su piel, en escucharla, gritar mi nombre una y otra vez, mientras la hacía venirse, en como sería estar dentro de ella, toque sus costillas cuando llegue al borde de sus senos me detuve quería estrujarlo, manosearlo, ver sus pezones, ¿de qué color serian? Saborearlos, podía sentir sus picos en mi pecho, eso me excito tanto, me acomodé entre sus piernas, fui aceptado, empezó restregarse en mí y yo en ella, jamás había sentido esta necesidad de estar con una mujer, de sentirla, sus manos presionaba mis espaldas con ansia, mis manos seguían su curso yo tocaba su abdomen, sus caderas, su espalda besaba con tantas ansias. Se apartó de mis labios, cuando pase a besar su cuello, su olor tan fresco y a vainilla, escucho que me dice Gabo, ame ese sonido, pase mi mano a sus muslos y ella apartó sus manos, escuchó mi nombre mientras me agarra mis brazos deteniéndome, la mire sus ojos marrones se veían claros e intensos llenos de lujuria, los aparta, se sienta y lo supe hasta aquí habíamos llegado, me dice que ya era tarde, yo pensaba que idiota soy. ¿Cómo no me pude controlar?, ¿cómo deje que mis deseos y mi ansiedad me descontrolara así?, ella me llama, le digo que necesito un momento, no podía verla, estaba excitado, mi erección iba a reventarme el pantalón, necesitaba respirar y hacer que mi hombría herida se bajara, tenía que pensar en un estadio desnudo con viejitas y ahí adiós a mi erección. Cuando la escucho decir "una cena y un paisaje hermoso no es suficiente", soy un imbécil, ella cree que hice esto para llevarla a la cama, veo que se levanta, se acomoda su ropa mientras ve el paisaje, llamo a Petter para que venga por nosotros, me volteó y pienso como arreglar este desastre, no quería que se sintiera mal, veo una flor en el piso la agarro, me acercó a su espalda y se la entrego. Sonríe nuevamente y empieza a caminar hacia la carretera, tomo su mano, no décimos nada hasta que llega Petter, la suelto y abro la puerta para que se suba. La veo hablando con Petter en susurro y cuando estamos en el coche me dice que es asunto de ellos dos. Y aquí estoy después de una hora que la deje en su casa, con una erección en mi cama, pensando en ella, en sus labios, en su piel, en su olor, no hay manera de que esta maldita erección se me quite. Me meto a bañar y decido que es la última vez que me masturbó pensando en ella, este tira y encoge me está matando, no la entiendo o a ella le gusta jugar y me harté; bajo a tomarme un vaso de whisky a ver si así me calmo y veo una sombra. -¡Dios!, Petter casi me matas del susto, ¿qué haces aquí?. - Es muy tarde para irme a la casa, así que me quede. - Bien- me siento en un sillón y me sirvo un trago. - ¿Desde cuándo tienes confianza con Lucia? - Petter me mira extrañado, necesitaba preguntar.-digo por qué hasta secretos tienen. -¿Te hablo como amigo o como empleado?. -Como amigo. - quiero que sea sincero, si se ha visto con Lucia, sí... sí... Diablos lo que sea. La rabia me consume. - Las únicas veces que he visto a la doctora es cuando ha estado contigo, hoy es la primera vez que hablamos. - lo miro tratando de analizar si me dice la verdad. Veo que se ríe. -¿De qué te ríes?. -Amigo, estas que los celos te matan. -¿Qué dices?, yo no soy celoso y tú lo sabes. - Si lo sé, sé que habido mujeres que han salido contigo y me hablan frente a ti, unas que me han coqueteado en tus narices, que es la primera vez que me preguntas algo así y me miras con ganas de matarme. También sé que no has salido con una mujer más de dos veces, excepto la señorita Lucrecia, que nunca la has llevado a tus lugares favoritos, mucho menos a tu lugar secreto. -¿Tu punto cuál es?. - me tomo un trago y lo miro a ver si me dice a dónde quiere llegar. - La señorita Lucia no es como las demás, te importa más de lo que tú mismo crees, si te vieras cuando estás con ella. -¿Los tragos se te subieron a la cabeza?, Lucia es solo una más, está costando un poco, eso es todo.- ¿Qué le pasa a todo el mundo?. - Bueno, entonces cuando ya hayas logrado meterla a tu cama ¿podría pasar a la mía?.- lo miro con ganas de matarlo como se le ocurre pensar así de Lucia, ella no es un trapo que se pasa de una cama a otra.- Es que está tan linda, esas caderas, esos labios, es que esta... -¡¿Quieres que te mate o qué?!, cuida tus palabras si no quieres terminar en un hospital y si te le acercas vas a ver tus bolas colgadas en lo alto de este edificio, esa mujer ni se mira ni se toca. Se ríe sin parar y me empieza a irritar mucho más -¿Qué te parece tan gracioso?. - Como dije, te importa más de lo que crees, ay Gabriel, te gusta esa mujer, pero no como las demás, está, te gusta de verdad, te preocupa, te interesa. - Me desespera, me confunde, me da ganas de darle una paliza. - Si hay mujeres que te trastornan, te voy a dar un consejo; la doctora no es como las otras -Eso ya lo sé porque no me dice algo coherente. - Si de verdad la quieres en tu cama, piensa si vale la pena lastimarla por una noche, no vaya a hacer que consigas lo que quieres y hagas lo que mejor haces con las mujeres una vez lo consigues, que es despacharlas de tu vida y sea demasiado tarde. -¿Tarde para qué?. - Para aceptar que no es una más, hay mujeres que nacen para ser una aventura, otras para rogar por el amor de alguien y eso no te lo tengo que decir, lo sabes, lo has visto, pero se ve que la señorita Lucia no es de esas. No es de una noche, no vendrá rogando por un pedazo de ti, si la lastimas no va a perdonarte tan fácil, así que ten cuidado con lo que haces, no por querer negar lo que estás sintiendo pierdas algo valioso, si quieres sigue adelante, pero si lo haces piensa que le vas a ofrecer si no déjala. Se terminó su trago, se levantó y se fue. Pensar, no he podido dormir analizando cada minuto que pase con Lucia, el almuerzo, el paseo, la cena, lo que paso en la cascada, la forma en que se fue, la charla con Petter, ¿de verdad estaré sintiendo algo más por Lucia que una simple atracción sexual?; he deseado esa mujer desde hace más de un año, pensé que era producto de mi imaginación y luego la veo ahí siendo tan real, tan diferente a todas; me hace sentir tan diferente, tan fuera de mí. -¿En qué piensas?. Me pregunta Sebastián cuando estamos almorzando después de una junta, hemos estado toda la mañana en reuniones, ultimando detalles sobre la construcción de un edificio y algunas cosas del hospital. -Nada, trabajo. No le he mandado un mensaje, ni una llamada a Lucía desde hace tres días, decidí que es mejor dejarla antes que esto llegue a mayores, ella no es de una noche, yo no soy de los que se compromete, ¿qué le ofrezco una noche en mi cama cumpliendo sus fantasías y las mías, darle el mejor sexo de su vida y después qué?, soy un mujeriego, amo ser un mujeriego, no pienso renunciar a eso. -Claro, trabajos - escuchó la voz de Sebastián que me saca de mis pensamientos -Hermano, te conozco, así que dime que te pasa, llevas días con un genio insoportable, y distraído. -Hola, Hola, -Dice Erick que llega a sentarse a la mesa con nosotros. - ¿Ese milagro que sales de tu cocina hacerle compañía a estos humildes seres?- le dice Sebastián. -Vine a compartir un rato con mis amigos. Hoy nos atienden a los tres. ¿De qué hablamos?. - Bueno, preguntándole a nuestro don Juan aquí presente que pasa por su mente que carga un genio.- le responde Sebastián. -¿Qué tienes Gabriel?, no puede ser que andes con mal genio, ni me digas que la bella dama no satisfacía tus ganas y no es tan buena, porque con esas curvas. -¡Basta! No hables así de ella, estamos claros. - Me hice de fuerza para no partirle la cara a Erick por su comentario. - Tranquilo hermano, es broma, lo sabes. - Me responde poniendo sus manos en derrota. -A ver calma, ¿espera tú conoces a la chica?,- le pregunta Sebastián a Erick. -¿Ah es que tú no?. - No, he tratado que me diga quién es la mujer que lo tiene embobado, pero nada que suelta prenda. - Si, la conocí, es linda, no es la clase de mujer que nuestro amigo frecuenta, pero es educada, inteligente, sabe apreciar la buena comida. Gabriel la trajo a cenar aquí hace unos días cruzamos palabras y es muy agradable.- lo que me faltaba yo queriendo distraer mi mente y ellos deciden hablar de ella. -Ya va, ¿la trajiste aquí?, lo sabía esta mujer está haciendo maravillas contigo, debes decirme quien es.- Sebastián me lo exige como si se lo fuera decir, él conoce a Lucia y no voy a hacer esto algo incómodo. -Porque tanto revuelo por traerla a cenar a este restaurante, es mi favorito, la comida es excelente y no es porque la hagas tú- señalo a Erick- así que si la traje para acá, cenamos y ya luego la lleve a su casa. -¿Me dices que no pasó nada de nada entre ustedes?. -Me pregunto Erick, lo miro con ganas de ahorcarlo, ¿por qué son tan patanes?. - Nunca has traído a tus conquistas a este lugar, mejor dicho nunca has llevado a ninguna a un lugar que te sea cómodo, es más ni a tu casa, la traes a ella justo aquí.-Me dice Sebastián como si eso dijera algo. - ¿Cómo era que se llamaba?- menciona Erick mirando hacia arriba como si pensara. -Así Lucía se llamaba Lucia. -¿Lucia?, -Sebastián me mira como si me preguntara con la mirada si es la misma Lucia. Tomo un trago de mi bebida y trato de cambiar la conversación. - Bueno, ya dejemos hablar de eso, ¿qué vamos a pedir?.-les digo ambos para que no sigamos por ese camino. -¿Lucia?, Gabriel, -Aquí vamos.-¿La misma Lucía, la doctora Lucia?-Hace énfasis, sabía que Sebastián iba a unir cabos. -¿Es doctora?, ya decía yo que era Inteligente. Dime si no es linda, Sebastián. - Si es linda, agradable, buena persona y no es de esas. Gabriel, ¿estás loco?, ¿es en serio?, espera Lucía es la mujer que me dijiste en el hospital que habías visto, ahora entiendo tanto afán por culminar las obra, yo pensando que era por la otra doctora, pero jamás se me paso por la mente que fuera Lucía. - Si Sebastián es Lucía, cuando la vi en el hospital no podía creer que la había encontrado después que pensé que era una ilusión, ahí estaba, así que solo hice lo que debía para acercarme. -¿Encontrado?- pregunta Erick -¿Lucia es la doctora de hace un año, la carita de ángel?.- Me pregunta Sebastián - ¿Ella es la mujer que te ha tenido durante un año alucinando?- dice Erick y ya no aguanto. -¡Bueno ya! No quiero hablar de Lucia bien, suficiente. -¿Qué paso?,-Me miran los dos, aunque la pregunta vino de Erick. -Nada, no pasó nada. -¿Gabriel?.-Reclama Sebastián - Tú lo has dicho, ella no es de esa y yo soy yo, así que para que seguir en algo que no va a llegar a ningún lado, me desespera, me saca de mis casillas, Lucia y yo no nos vamos a ver más solamente en estrictas ocasiones que será el día que inauguren los cambios del hospital y si acaso. Ahora dejemos de hablar y darle importancia. - Estás enamorado.- escucho que dice Erick lo miro. -¿Estás loco, como se te ocurre, yo no me enamoro?. - Si no lo estás, y sino estás muy cerca de estarlo, quien diría una doctora que nada tiene que ver con nuestro mundo, se roba el corazón de Gabriel Ziegermman. -Erick es insoportable cuando quiere. - No estoy enamorado, Lucia solamente era una ilusión y nada más, así debe quedar y no vamos a hablar más del tema, ella a su mundo y yo al mío, me voy se me quito el apetito.- Me levanté de la mesa y escucho a Sebastián. - Gabriel - Me volteo a mirarlo -¿de verdad te crees eso? Mira lo que ha hecho en unas semanas. Salí del restaurante dejando a mis dos amigos con la palabra en la boca, no quería pensar en Lucia, diablos quiero alejarme de ella, pero no puedo necesito verla, llevo tres días peleando conmigo diciéndome que es lo mejor. Salgo a buscar lo que me va a ser cambiar esta confusión, yo soy Ziegermman, el mujeriego más cotizado de este país, sin corazón. Unas horas más tarde estoy en casa de Lucrecia, me sirve un trago, no quiero hablar, solo quiero sexo, sexo del que me gusta, del duro, salvaje, sin sentido. Quiero eso perder el sentido. -¿Qué te pasa Gabriel?.-la escucho decirme. -Nada, ¿por qué?. -¿Por qué?, llevó desnuda dos minutos delante de ti y tú nada, parece que tu mente estuviera en otro lado.- concéntrate Gabriel, puedes hacerlo. - No, solamente te admiraba, eso es todo, ven aquí.- la beso, la toco, la enloquezco, ella gime, si este soy yo, sus labios no son carnosos, no saben a cereza, no huele a vainilla, maldita sea. -¿Qué te pasa Gabriel?. -Mi fiel amigo no quiere jugar, que bien lo que me faltaba. - Solamente es un día pesado, debe ser el estrés- me aparto de ella y me voy al baño. Ella ya arruinó mis noches, mi tranquilidad, y ahora quiere arruinar mi vida sexual, no puede ser, no puedo pensar en esos labios, en ese olor, solamente pensar en ella se me levanta increíble, pero no puedes hacer eso allá fuera, menos mal eres mi fiel amigo. ¿Qué hago?. -¿Gabriel estás bien?, eso le pasa a todos, no te preocupes, te puedo ayudar. -Y ahí se va otra vez, únicamente escuchar otra voz, me arruina la noche. - Estoy bien Lucrecia.-me echo agua en la cara, abro la puerta del baño, recojo mi chaleco y decido irme. -¿Te vas?. Si quieres tomate otro trago, te relajas y lo intentamos después. - No Lucrecia, gracias, nada más necesito arreglar un problema y así voy a estar bien, adiós. Pase toda la noche una vez más con una erección, esto debía ser broma, me masturbé ayer tres veces en la cama y dos esta mañana. La primera pensando esos labios, imaginándolos, rodeando mi miembro, pasándolo por todo su grosor, sus manos masajeando mis testículos, burlándose de mí, esos ojos mirándome, mientras que yo agarraba su cabello y lo jalaba, mientras estaba arrodillada ante mí con mi hombría en su boca, dejaba pequeños besos a lo largo, luego lamia y así estaba. Hasta que no aguanté más y explote, las otras dos me la imaginaba debajo de mí, gritando mi nombre, arañándome la espalda mientras se venía en mis brazos, la otra encima de mí cabalgándome con un jinete a su caballo imaginado esos senos grandes, rosados, entre mis manos, otra con mi boca entre sus piernas jalándome el cabello y pidiendo más, esto tenía que parar. No podía seguir así.

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Amarte es un arte
RomanceÉl era empresario, arquitecto, proveniente de la familia más importante del gremio bancario, un mujeriego, millonario, guapo, acostumbrado a que todas las mujeres estén a sus pies a tener todas las que le guste, mister...