Capítulo 15

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Empujó con fuerza mi cabeza hacia su boca, podía sentir la urgencia que él sentía, su lengua entró en mi boca moviéndola con habilidad, podía oír nuestros dientes chocar y mi lengua en su boca también logró entrar.

-Ven aquí- dijo con la voz ronca y sujentadome de la cintura para hacerme salir de mi asiento.

A como pude salí de mi lugar abriendo las piernas para quedar sentada frente a él, mi falda se subió dejando a la vista mis bragas. Marco me agarro con una mano nuevamente la cabeza y me empujaba a su boca con la otra mano se hizo camino hacia mis nalgas, empujo mi cadera hacia su erección y pude notar cuán caliente estaba. Me acariciaba el trasero mientras yo me comía su boca, mis manos estaban a los lados de su cabeza mientras desesperada empecé a moverme encima de él.

La ropa empezó a hacerme estorbo y a él también, le quite la chaqueta y besé su cuello haciendo que en cada beso el sintiera la caricia de mi lengua, no me bastó solo besar su cuello por lo que le quité la camisa
dejando al descubierto ese torso que solo en mis sueños húmedos logre besar.

Baje para besar su pecho y como era incomada esta posición agarre una palanca que se encontraba al lado del asiento, haciendo que este se fuera de golpe para atrás y dejando a Marco ahora recostado. Él acariciaba una de mis piernas con una mano la otra aun la mantenía en mi cabeza sus caricias eran lentas, sus besos exigentes su erección la podía sentir en mi vientre.

Me hice un poco hacia adelante para que mi vagina quedara justo encima de su pene, podía sentir el bulto debajo de mi entrada separados por la tela de mis bragas y su ropa. Me hice hacia delante y luego con fuerza regrese nuevamente a estar encima de su pene él gimió y supe que le había gustado.

-Hazlo otra vez- dijo agarrando mi nalgas haciendo que nuestras partes intimas se pegaran más. Besé su cuello, su abdomen y empecé a restregar mi vagina ya mojada por el momento contra su erección aun dentro de su ropa. -Quiero ver tus pechos, quiero ver como se mueven- dijo sacandome la blusa.

Cuando me quito la blusa me levantó para que mis pechos quedaran al alcance de su boca, beso en medio de ellos y desabrocho mi sostén.  Para este momento no tenía vergüenza que él viese sin ropa, la calentura había dejado atrás esa vergüenza y el pleno deseo provocaba que dejara de pensar. Marco levantó mi cadera y luego hizo que cayera en su miembro, mis pechos chocaban en su cara mis manos estaban en sus hombros podía escuchar como en asiento crujía en cada embestida que el hacía. Apretó mi trasero y con una mano llego a mi vagina.

- Te has mojado rápido, ricura- dijo empezando a hacer una caricia que mi vulva agradeció. Su mano se deslizaba por mi sexo sentí sus dedos queriendo llegar a mi entrada, lo logró y metió dos dedos de una vez. El placer que sus dedos provocaron hicieron que dejara de moverme. Mi frente estaba descansado en su hombro y apretaba mis piernas a sus caderas, sus dedos empezaron a salir y entrar en mí y yo comencé a mover mis caderas para encontrar su mano.

Quería más, quería esos dedos aun más dentro de mí.

Movía mi cadera cada vez más para que mi placer aumentara. Mis pezones en cada movimiento se rozaban con su pecho haciendo una sensación placentera. Saco sus dedos de mi interior y los llevó cerca de mi rostro. Yo trataba de volver a la normalidad mi respiración.

-Mira, así de mojada te has puesto por mí- dijo susurrando en mi oído.

-Así de dura se puso tu polla por mí- respondí metiendo una mano dentro de su pantalón, y la agarre por encima del bóxer que él cargaba- Estas bien dotado- le dije al sentir en mi mano que el tamaño no era pequeño.

Sonrió haciendo bajar su pantalón un poco. Me volví a poner encima de su pene, y como si estuviéramos completamente desnudos nos empezamos a mover, yo me frotaba en su polla, él me embestía cada vez mas duro y rápido. Marcamos un ritmo y nuestras respiraciones empezaron a ser mas sonoras. En una embestida dura que me hizo se me escapó un gemido y él pareció gustarle ya que las embestidas que siguieron fueron igual de fuertes.

Un nudo de placer se estaba formando en mi vientre y sabía que sería un orgasmos el que vendría. Me frote más y más contra él, hasta que mi cuerpo alcanzo la liberación que buscaba, mis piernas temblaron y me quede encima de él recuperando el aliento, pero el siguió embistiendo mi entrada, apretando mi culo y besando mi cuello.

Cuando creo que llego a un orgasmo sus brazos perdieron fuerza en el agarre que tenía en mi trasero. Su respiración era entrecortada. Puso después sus brazos en mi espalda pegandome a su cuerpo. Así estuvimos un momento recuperandonos.

-¿Quién lo diría? Acabo de tener sexo con ropa- dijo agarrando el elástico de mis bragas.

- ¿Nunca lo habías hecho así? - pregunte con mi cabeza recostada en su pecho.

-No ricura, siempre lo he hecho completamente desnudo- dijo acariciando el pezón de uno de mis pechos.- La próxima vez hagamoslo sin ropa.

No respondí nada.

-¿Te pudo hacer una pregunta?- dijo repentinamente.

- Después de esto puedes preguntar los que quieras.- respondí

- Cuando mis dedos estaban dentro de ti, me di cuenta que tu entrada esta estrecha. ¿Cuántas veces has tenido sexo? ¿O eres virgen?- dijo poniendo su mano en mi quijada para que lo viera al  momento de responder.

Pensé bien mi respuesta.

- ¿Importa cuantas veces lo he hecho? O ¿Si soy o no virgen?- dije viendo esas hermosas esferas avellana que tiene por ojos.

-No importa, solo que no pensé que podría ser uno de los primeros chicos con los que has estado...- dijo y se quedo callado de golpe.

Idiota, si soy virgen es por qué estaba esperando encontrarlo y que él fuera el primero y también porque nadie me ha gustado tanto como él.

-Pero... Si eres virgen quiero ser el primero.- dijo aprentandome fuerte contra él.- Aunque por lo que has hecho conmigo creo que ya has tenido experiencia con alguien más.

-Idiota, contigo he llegado demasiado lejos y más si tengo en cuenta que es la primera cita. - solté y me arrepentí de inmediato. Por lo que trate de salir de sus brazos pero me lo impidió apretandome aun más fuerte a su cuerpo.

- ¿Eres virgen? - preguntó con tono sorprendido y viéndome a los ojos.

-Si, soy virgen. ¿Me vas a encender veladoras? O ¿Me vas a rezar un rosario?- le dije en tono molesto. Y tratando de salir nuevamente de sus brazos.

- No me lo creo- dijo derrepente riendo- nunca pensé encontrar una chica virgen en este tiempo. Las veladoras te las debo pero esta claro que logre encender otras llamas. Y el rosario creo que nunca me lo he aprendido, pero te puedo asegurar que te puedo enseñar otras cosas.

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