Capítulo 18

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Marco se quedó sin parpadear ante mi confesión. Yo sonreí ya me esperaba una reacción así.

Jah, los hombres no están acostumbrados a toparse con una mujer directa. La mayoría de nosotras algunas veces somos tímidas.

- ¿De verdad? - dijo luego de un momento.

- No me gusta mentir, eres de esas pocas personas que me encantan.- dije y para que no pensará que me tenía comiendo de su mano agregue.- Sin duda eres uno de los chicos que me gustan.

Nunca, por nada del mundo le des poder a un hombre, o la seguridad que lo que actualmente sientes estará allí por siempre.

- Entonces... No soy solo yo quien te encanta Elizabeth- dijo volviendo a estar con cara de mal humor.

-Tú lo has dicho no yo- dije comiendo una de mis chalupas.

- Tu prácticamente lo afirmaste- me dijo dejando de comer.

- Si pones atención a cada estupidez que sale de mi boca, te vas a enloquecer.- dije, y sinceramente muchas veces hablo pura pendejada.

-De tu boca sale lo que piensas, y mejor no hablo de tu boca o soy capaz de aventarme encima de la mesa y comerte los labios- dijo y algo me dijo que estaba hablando enserio.

¡¡¡Aaaayyy!!! Papasito ven y comeme toda si quieres.

-Eso suena tentador- dije lanzándole un beso.

- No juegues con fuego o te vas a quemar Elizabeth- dijo en una media sonrisa.

- Por eso no te preocupes ya estoy quemada desde hace mucho- respondí

Por que , estoy quemada por él que me quemó las neuronas desde la primera vez que lo vi.

Quizá eso explique porque estoy tan pendeja.

- Siendo así, entonces dime ¿qué más te gusta?.-

-Claro, sigamos con nuestra charla- dije y me levante de mi asiento- solo iré a traer más de mi bebida. ¿Quieres tú más?

-No, así estoy bien-

Salí de mi asiento y me dirigí al dispensador de bebidas. Por estar hablando con Marco era poco lo que había comido, pero mi bebida estaba a punto de acabarse. Decidí ir a traer más ya que no puedo comer sin estar tomando algo y a como soy de salada (con mala suerte) seguramente me atragantaba y terminaba haciendo el bochorno de mi vida.

Porque para cagarla, aquí estoy yo.

Llegué al dispensador y apreté el botón de té frío, volteando a ver a mi casi rubio el cual me estaba viendo. Llene mi vaso y pase nuevamente por las mesas que anteriormente habíamos pasado.

Amor Secreto ( En Edición.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora