Capítulo 50

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Al salir de mi casa fui directamente a visitar a la tía Delia, al llegar la encontré en su cama e inmediatamente se puso en pie.

- Que bueno que viniste Eliz, necesito que me firmes unos papeles.- me había dicho.

- ¿Qué papeles tía?- cuestioné.

- Es algo sin importancia, solo es un requisito para mi testamento.- al ver mi cara de incredulidad, agregó:- Necesito un testigo que afirme que estoy en mis facultades mentales al hacer mi testamento.-

Yo por mi parte no tenía ni la más mínima idea de que se necesitasen testigos para hacer un testamento. La tía saco un sobre grande de color beige, de él sacó unas hojas, al decir verdad eran más de 20 hojas las que me hizo firmar.

- Tía, al menos quiero leer lo que dice.- mi papá dice que todo lo que se firma se debe leer.

- ¿Para qué vas a leer? ¿No confías en mí? Yo no te voy a vender con alguien solo con una de tus firmas Elizabeth.- me dijo un poco molesta.- mejor apresurate a firmar esto.

Confió mucho en mi tía, es por eso que firme cada hoja que me dio, fueron muchas hojas y en ninguna de ellas me dejó leer su contenido. Lo que si me pude dar cuenta es que el nombre de mi tía también estaba en estas hojas junto a donde yo debía firmar, quizá era porque ella era la dueña del testamento y yo su testigo.

Pero si me lo preguntan mi mano se cansó de tanta firma, luego de firmar tomé un chocolate con la tía y hablamos un poco, y después me despedí de ella.

Igual que ayer Marco me recogería en la cafetería, pero para mi sorpresa al llegar al lugar él ya se encontraba allí. Llegué hasta él y ni dejó que me sentara en el asiento frente a él, tomó mi mano y me hizo sentar en sus muslos rodeándome con sus brazos en mi cintura.

Mi cara ardió en vergüenza ante ese gesto, las personas en el lugar no nos dejaban de ver por su acción.

- Es mi chica, es normal que la quiera tener cerca de mí. - habló alto para que todos escucharan. Levantó un mechón de mi cabello que cubría mi cuello y besó ese lugar.- ¿Verdad cariño?

De la vergüenza que sentía por ser el punto de atención solo atiné a asentir con la cabeza.

- Me hiciste esperar cariño.- dijo con su rostro en mi hombro.

- ¿Hace cuánto que has llegado?- Cuestioné.

- Hace unos cinco minutos muy largos.- dijo alargando la ultima palabra.

- Cinco minutos no es mucho tiempo.- respondí.

- Si tienes en cuenta las ganas de ver a alguien, cinco minutos pueden ser una eternidad, cariño.- y llevando los nudillos de mi mano a su boca, los besó.

- ¿Ahora me llamaras "cariño"?- cuestioné girando mi rostro para besar su mejilla.

- Para que tú lo escuches si, aunque en mi mente ya te llamaba así desde hace mucho.- rió y vio mis ojos.- creo que eso no lo sabías.- rió juguetón.

- No lo sabía- dije únicamente.

Si supiera que yo lo llamo en mi mente "mi amor" desde hace mucho tiempo.

- Enterate desde ya cariño.- me bajó de sus muslos.- vayamonos cuánto antes de aquí.- y llamó a una de las meseras para pagar el café y la dona que había ordenado.

- Esta bien.- me iba a encaminar hacia la salida para esperarlo en su camioneta pero, él tomó mi mano.

- No vas a ir a ningún sin mí, preciosa.- sonrió y la joven mesera que estaba cobrando su cuenta lo vio embobada.

Amor Secreto ( En Edición.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora