Capitulo 20

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Si no salía inmediatamente de ese automóvil me iba a romper en pedazos.

¿Cómo esta noche pasó de ser una maravilla para mí, a convertirse en mi pesadilla?

Incluso llegué a pensar que tendría una relación bonita con él, la atracción allí estaba, pero creo que el sentimiento solo yo lo sentía.

Y eso era más que lógico, la que lleva enamorada de él más de cinco años soy yo, no él.

Pero... Nunca en mi miserable vida creí que me iba a pegar tan fuerte las palabras de un hombre. Solo las de mi padre han causado dolor en mí.

Pero este idiota me acaba de hacer mierda y ni siquiera lo nota.

-Lo mejor sería que me sueltes y pueda bajarme del auto de una vez Marco.- dije esta vez seria.

- No quiero que te vayas así, no estando enojada.- respondió el hijo de su madre.

- No estoy enojada,- estaba destrozada - ni que yo fuese tu novia y me estuvieras poniendo los cuernos con Wendy-

- Yo creo que si estas enojada, y te entiendo tuve que decirte esto antes de tirarme y besarte- todo esto lo decía apresurado.

-No lo estoy.- dije esta vez levantando un poco la voz.

- Si lo estas, pero Elizabeth... No me arrepiento. No me arrepiento de besarte, de tocarte o lograr hacerte sentir placer, ni mucho menos que tu me lo hicieras  sentir a mí- dijo aun sin soltarme.

Hijo de puta sin vergüenza, y yo tan estúpida caí sin pensar un poco la situación.

- Besarte es lo mejor que mis labios podían haber sentido.- dijo tratando de tomar mi rostro y acercarlo al suyo- ¿Es que acaso no sientes lo mismo? La necesidad de estar en contacto. Por qué yo si Elizabeth, y a pesar de todo quiero seguir así contigo. Poder tenerte para mí.

Esto me saco de mi autocontrol y el dolor fue remplazado por la ira.

¿Me quería de su puta? ¿Era eso lo que quería decir?

-¡Mira, Triplehijueputa! - le dije con toda la furia que sentía- o me sueltas o aquí mismo te dejo sin cojones, que me haya dado un faje contigo no quiere decir que voy a ser tu puta que te haga sentir placer cuando quieras.

A como pude le di una cacheta y abrí la puerta. Él salió a detenerme abriendo su puerta impidiendo  que siguiera avanzando hacía mi casa. Me tomó por la cintura con ambos brazos y acerco su rostro al mío.

- Quiero estar contigo, pero no, no puedo.- dijo besando mi mejilla por que yo moví mi cabeza y no logro besar mi boca.-

Trate de salir de su agarre con todas mis fuerzas, pero era inútil. Marco dio unos pasos hacia atrás aun sosteniendome. Al llegar nuevamente a la camioneta y ver la puerta del piloto abierta, se sentó en el asiento dejando sus piernas y a mí afuera.

- Elizabeth, y aún así dices que no estas enojada- preguntó sin soltarme. - yo lo entiendo ricura, pero ¿que quieres que haga?

-No te estoy pidiendo nada, y si estoy enojada es por qué no me dejas ir.-

- Y no lo haré hasta probar tu boca una vez más- diciendo esto acercó nuevamente su rostro al mío- Ya probé el cielo y quiero volver a probarlo.

- Pues no te daré ningún beso, yo no beso a ningún tipo con novia- respondí y vi que mis palabras no le gustaron.

- Eli..za..beth- dijo apretando los dientes. Tomó mi cintura con un  brazo y el otro lo uso para poner su mano en mi cabeza y empujar mi rostro hacia él.

Forcejeé y trate de empujarlo pero no pude. Sus labios estaban sobre los míos podía sentir como trataba de hacer que mi boca se abriera y así le devolviera el beso, pero no lo hice.

-Por favor Elizabeth- dijo retirándose de mi rostro y viéndome a los ojos- solo uno más.

No respondí, esta situación me estaba haciendo añicos a pesar que aparentaba lo contrario. Marco acarició mi rostro y pude ver en él la frustración. En un momento creo que se dio por vencido y aflojó su agarre.

Cuando iba a tratar de salir de una vez por todas de sus brazos, hizo algo que me dejo sin aliento.

Me abrazo.

Y los jodidos murciélagos de mi estómago que querían sacarle los ojos, se calmaron.

Incluso lo encabronada se me quitó. No me esperé un abrazo de él.

Y este era un abrazo simple, sin doble intención, sin lujuria. Un abrazo de sentimiento podría decir.

Su cabeza ahora se encontraba en mi hombro.

-Perdón, soy un cabrón.- y me apretó más a él- Un egoísta, pero verdaderamente quería saber qué se sentiría tenerte. Desde que te vi en Abrantes sentí la necesidad de saber de ti, tocar tu cuerpo y saber el sabor de tus labios. Me has atraído desde ese primer momento. Pero ahora que probé tus labios me doy cuenta que no debí siquiera desear tenerte, si la verdad es que no podré tenerte a pesar que todo esto que siento aquí - dijo y tomó mi mano y la puso justo en su corazón- No lo he sentido con nadie más. No me mires así- dijo y la verdad no se como lo estaba viendo- No estoy enamorado, eso sería tonto ¿no crees? Tengo poco tiempo de conocerte.

Y justamente me lo dice a ...¡¡ A que me enamoré de él con una mirada!!.

Mi corazón se rompió un poco más con sus palabras. Y supe que aquí se acababan las oportunidades de tener una relación con él.

Es por eso que hice lo que hice.

Tomé su rostro en mis manos y lo besé. Lo besé como si mi alma se estuviera rompiendo y él era la cura. Como si en ese beso recuperara la vida, cuando en verdad sentía que la perdía. Él inmediatamente me devolvió el beso.

Marco puso sus manos en mis nalgas y las apretó, no con lujuria esta era otra clase de caricia.

Dejé de besarlo hasta que el aliento me empezó a faltar. Y cuando él aflojó su agarre lo vi directamente a esos hermosos ojos que me vuelven loca y bese nuevamente su boca. Él se relajó y fue cuando me solté completamente de él.

-Adiós Marco- dije cuando en realidad quería decir adiós mi amor.

Camine hacia mi casa dejando a Marco allí viéndome, aun sentado sin moverse.

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Amor Secreto ( En Edición.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora