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La residencia de los Cho estaba construida en un terreno privado alejado del pueblo, era un lugar extenso, con muchos arboles y senderos, un pequeño riachuelo guiaba un lejano camino hacia los plantíos dónde los trabajadores de su padre cosechaban. 

Agradeció que a su Madre no le gustaba salir de casa o quizás ya estuvieran celebrando un funeral en su nombre.

Cuando estuvo lo suficientemente alejado, se detuvo y suspiró cansado controlando su ritmo cardíaco. Observó los distintos caminos y arrastró con pereza los pies decidiendo dar un paseo por el sendero aledaño al riachuelo, igualmente no tenia nada que hacer además de huir de la furia de su madre.

¿Debería pedirle refugio a Hyeongjun? Después de haberle alzado la voz a su Madre y desobedecer cuando le pidió que se detuviera, seguro no podría volver a casa como si nada.

—Es todo culpa de ese Príncipe sin vergüenza. —Exclamó con frustración a la vez que pateaba alguna piedra en el camino— Ese tonto...

Luego de un rato de andar, se detuvo a divagar sobre las posibilidades de ser adoptado por la abuela de Hyeongjun pero su línea de pensamientos fue interrumpida al escuchar un ruido a su espalda que lo alarmó, se giró a penas logrando ver un atisbo de sombra ocultarse.

¿Podría ser?

Tenía que ser una broma.

Continuó su camino esta vez más rápido, pequeños pasos pretendiendo ser suaves lo siguieron y el alto rodó los ojos, definitivamente debió haber estado distraído para no notarlo. Se giró nuevamente y la sombra se ocultó soltando un quejido de dolor.

Poco a poco comenzó a correr cruzándose de sendero y saltando sobre las piedras del riachuelo hacia el otro extremo. Y no era agilidad lo que le sobraba al torpe Cho Seungyoun, sino que conocía aquel lugar como conocía la palma de su mano, por lo que silenciosamente se ocultó tras un árbol a la orilla esperando por su acechador.

Wooseok salió de su escondite observando en pánico a su alrededor, finalmente encontró algunas huellas que utilizó para guiarse hasta el riachuelo dónde observó dudoso las rocas.

Desde su lugar, Cho podía verlo perfectamente. Era tan pequeño y bonito que sintió su corazón palpitar emocionado en contra de su voluntad, porque vamos, se trataba de otro chico. Un chico que se veía totalmente adorable levantando sus ropas para cruzar el riachuelo mientras fruncía las cejas con nerviosismo y su rosada lengua se asomaba por sus abultados labios, por cierto. 

El mas alto se cubrió la boca para evitar chillar como lo hacían las niñas esas que tanto le molestaban, era jodidamente tierno.

"Eso no me puede estar pasando." Pensó Seungyoun. Si hace a penas unos minutos estaba furioso, ¿cómo es que ahora tenía ganas de ir y rogar por perdón? Debía detener eso cuanto antes.

Esperó que Wooseok estuviera en la última roca para cruzar y una vez ahí, Cho salió de su escondite con un "Boo".

El mas bajito abrió los ojos de forma cómica cuando Seungyoun estuvo frente a sus narices, se asustó tanto que perdió el equilibrio y cayó dolorosamente sobre su trasero en el agua.

El más alto comenzó a reírse como si no hubiese un mañana, y Wooseok tirado en el riachuelo comenzaba a enfurecer y replantearse la idea de lanzarle una piedra a la cabeza al tipo, y sí lo iba hacer, pero tuvo que detenerse cuando el menor le extendió una de sus largas manos para ayudarle.

Ya no se estaba riendo pero tenia las mejillas rojas y los ojos húmedos por las carcajadas, además de una enorme sonrisa en la boca. Lo único que Wooseok pudo hacer fue sonrojarse y colocar un puchero caprichoso en sus labios mientras aceptaba la ayuda del otro chico.

Corona Imperial (Wooseok/Seungyoun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora