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Mi mano derecha te sostendrá,
Y mi mano izquierda te dejará ir.

Seungyoun se apuró con los primeros rayos del sol hacia el lugar de encuentro con Wooseok.

El anterior Palacio de Han Wooseok estaba en ruinas.

Las maleza se abrió paso entre las construcciones de madera, y el clima a través de los años había devastado gran parte de las estructuras. Lo que alguna vez fue una majestuosa residencia imperial, se convirtió en un Palacio abandonado.

Estaba tan familiarizado con el recorrido hacia la habitación del Séptimo Príncipe, que podría llegar ahí con los ojos cerrados.

Seungyoun había vivido los mejores momentos de su vida en aquella habitación; cada vez que volviera del entrenamiento, Wooseok estaría esperando por él con una gran sonrisa y lleno de entusiasmo por escuchar sobre lo que había hecho en el día.

A través de los años, el recuerdo del descarado y bello Príncipe que le sonreía con amor, siempre lo acompañaba y le daba fuerzas.

Sin embargo, al entrar después de tanto tiempo a aquella habitación, lo que encontró fue un Príncipe enfermo.

La mirada de Wooseok fue vacía y desenfocada, él estaba sentado con la espalda recta sobre una mesa polvoza mientras veía a algún punto infinito en el techo.

Las ojeras oscuras se marcaban profundamente bajo sus ojos, sus túnicas blancas estaban sucias de lodo y polvo, sus dedos estaban envueltos descuidadamente en pedazos de tela vieja, e incluso habían manchas rojas dispersas por sus ropas.

Seungyoun fue atacado por una profunda culpa y vergüenza. En aquel entonces, siempre le aseguró a Wooseok que lo protegería sin importar qué, pero había fallado una y otra vez.

—Wooseokie, estoy aquí.

El más alto ayudó a bajar a Wooseok de la mesa y lo abrazó con preocupación, sin embargo, no fue correspondido.

Se separó y se llevó una mano pálida y delgada a los labios, besando los nudillos delicadamente. Fue entonces que se percató de las marcas en el cuerpo de Wooseok y fue invadido por la furia, pero se forzó a mantener la calma y sonreír gentilmente.

Wooseok pareció finalmente percatarse de su presencia. Su mirada aturdida y adormilada fue muy linda, por lo que Seungyoun no pudo resistirse a besarlo.

El más alto se sorprendió cuando el más bajo se estiró sobre sus puntillas para rodear su cuello y profundizar el beso.

Ambos cerraron los ojos y se aferraron al otro en medio de un beso pausado y tierno.

Seungyoun sonrió al separarse y tomó la mano del Príncipe.

—Vámonos.

Sin embargo, Wooseok no se movió, ni siquiera cuando tiró de él suavemente un par de veces.

Los nervios se dispararon por todo su cuerpo y su sonrisa se volvió una mueca rígida.

—¿Wooseokie?

—Me encontré con Cha Junho.

Ante la mención de aquel nombre, Seungyoun apretó los dientes y se volvió más impaciente, ignorando deliberadamente las palabras del otro.

—Vámonos.

Nuevamente, Wooseok no se movió.

—No. —Seungyoun empezó a negar con una respiración errática— Escucha, ese bastardo de Cha Junho tiene una maldita lengua muy astuta, ¡no dejes que te engañe! N---

Corona Imperial (Wooseok/Seungyoun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora