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—Su Alteza, vamos a huir.

Wooseok no lo escuchó la primera vez, así que Nayoung lo sostuvo fuertemente de los hombros y lo sacudió.

—¡Su Alteza, vamos a huir!

Solo entonces Wooseok la miró con incredulidad.

Él miró ansiosamente de un lado al otro y copió la postura de Nayoung, tomándola de los hombros.

—¡No digas locuras! ¿Qué vamos a hacer si te escuchan?

—¡Esto no es vida! ¡No puedo verte más así!

La angustia creció en Wooseok, era consciente de su comportamiento miserable y de lo difícil que podría resultar para Nayoung verlo ahogarse, lo peor todavía no había llegado, estaba seguro de que vendrían días peores por delante.

Su pecho tembló afligido, no quería enfrentar esto en soledad, pero tampoco quería obligar a Nayoung a verlo hundirse cada vez más.

—Y-yo, voy a pedirle a Byungchan que te deje libre.

Nayoung podía leer los pensamientos del Príncipe fácilmente, por lo que eligió muy bien sus siguientes palabras.

—Me voy contigo o no me voy, es así de simple.

Wooseok negó rápidamente con los ojos enrojecidos.

—Si tuviera la oportunidad de huir, ya lo habría hecho.

—Hay una oportunidad, un camino, solo tenemos que crear la distracción.

El Príncipe apretó los labios, una pequeña llama de esperanza se encendió en su interior, pero se apagó antes de que pudiera sostenerla.

—No.

—Ese lugar no pudo ser encontrado ni siquiera por tu hermano. Byungchan tampoco lo conoce, sólo tu.

—Incluso si pudiéramos llegar hasta ahí, hay alguien además de mi que sabe de ese lugar.

Nayoung abrió la boca en sorpresa.

—¿Quién?

—Seungyoun...

—¿Qué?

Wooseok evitó su mirada con vergüenza.

—Nayoung, no insistas. No hagamos nada innecesario que aumente la carga de nuestras penas.

Ya fuese inconscientemente o no, el Príncipe acarició su mano vendada.

Ella estaba decidida a jugarse la vida por la oportunidad de liberar a Wooseok, esta vida no era suya de todas formas, una vez había sido la Emperatriz EunBi que la salvó y le sonrió cálidamente, esta vida fue salvada por ella, y no iba a limitarse a contemplar cómo el niño feliz que ayudó a criar se convertía en el juguete de un loco.

Wooseok era como su hijo propio en su corazón.

Nayoung le sonrió con ternura, le acarició el cabello largo y limpio la humedad de sus mejillas delicadamente.

Cada uno de sus gestos demostró un profundo cariño.

—Wooseok, si te quedas aquí sin hacer nada, no podrás averiguar la verdad sobre los sentimientos de Seungyoun nunca.

El joven parpadeó.

—¿Sus verdaderos sentimientos?

Ella tragó la amargura de pronunciar aquellas palabras.

—Si, ¿no quieres saberlo? Tal vez él si estuvo contigo como parte de un plan, pero los sentimientos no se pueden falsificar, ¿qué piensas? ¿puedes creer que no sienta una sola cosa por ti? ¿qué pasa si realmente lo están amenazando?

Corona Imperial (Wooseok/Seungyoun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora