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En verano, el sonido de las cigarras siempre era constante.

En verano, Wooseok bordaba un abanico nuevo para su hijo.

En verano, Ah Ram tenía mucho calor y le pedía a su Madre por un corte de cabello.

Ah Ram sonrió con las mejillas rojas por el calor, agitó sus piernas y soltó una risita cuando Wooseok lo bajó de la plataforma donde estaba sentado.

—¡Gracias, Mami! —dijo, colgandose de la cintura de la Emperatriz—

Dongpyo rodó los ojos y empezó a recoger los restos de cabello.

—Su Alteza, eres tan consentido.

Ah Ram le sacó la lengua a Dongpyo en un gesto juguetón. Wooseok le sonrió a ambos, tomó la mano del pequeño niño de cinco años y ambos se sentaron bajo la sombra del frondoso árbol de orquídeas.

El cielo se tornó de bonitos tonos de naranja cuando la puesta de sol se acercó, haciendo que el jardín se viese como una pintura bañada en dorado.

Dongpyo trajo después de un rato un plato con pedazos de sandía, que fueron recibidas alegremente por el pequeño Príncipe.

—Mami, la sandía o las mandarinas, ¿cuáles le gustan más a Ah Ram? ¿Mami, lo sabes?

—Mm. —Wooseok fingió pensar— Creo que las manzanas.

Ah Ram soltó una carcajada con su voz infantil y aguda, lo que hizo que el corazón de Wooseok se derritiera en su pecho y sonriera con cariño.

—¡Mami, sabes que me gustan las mandarinas!

—Sí, lo sé. Haz comido muchas de ellas desde el vientre.

Ah Ram dejó las sandías a un lado y se puso en pies, notando la piel sonrojada de su Madre.

Sin decir nada, el niño simplemente empezó a trenzar el largo cabello de su Madre.

Wooseok cerró los ojos y sonrió tomando una respiración.

Ah Ram empezó a tararear una canción de cuna en un idioma extranjero; el viento sopló ligeramente y la sombra del árbol abrazó a Padre e hijo.

Desde la punta de los pies hasta la cabeza, Wooseok sintió tanta paz que su cuerpo también se sintió ligero.

Empezó a murmurar la melodía a la par de su hijo, quien a veces se reía por los errores que Wooseok cometía en la letra.

Fue en el momento en que más feliz y en paz se sintió, que Wooseok se dio cuenta que estaba soñando sobre el pasado otra vez.

Abrió los ojos y miró al cielo naranja, intentando convencerse de que ésta era la realidad.

—Mami, siempre miras al cielo, ¿te gusta mucho?

Wooseok negó suavemente.

—No, sólo pensé que me gusta el atardecer.

Ah Ram dejó de trenzar el cabello y se colocó frente a su Madre, rodeando el cuello con sus pequeñas manos.

—Cuál es el momento favorito de Ah Ram en el día, ¿Mami, lo sabes?

Antes de que Wooseok pudiera responder, Ah Ram le ofreció una sonrisa pura de ojos curvados, y presionó un dedo en la mejilla de su Madre.

Con una voz dulce y sincera, el pequeño Príncipe Ah Ram, dijo:

—Cuando Mami sonríe.

El cielo y la tierra se dividieron a la mitad cuando escuchó aquellas palabras.

Corona Imperial (Wooseok/Seungyoun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora