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—Joven Maestro Choi, espero puedas comprender que Su Alteza no está en condiciones de recibir invitados. —Seungyoun dijo en tono amable pero inflexible—

Byungchan con un rostro pálido y ansioso, insistió.

—Seungyoun, no tienes que ser tan formal conmigo. No puedo creer que no me permitas entrar.

—Por favor, no me malinterpretes. ¿Cómo podría un simple trabajador como yo, negarte algo? Esto ha sido la petición de Su Alteza el Séptimo Príncipe.

—¡Ya! ¿Enserio Wooseok le creyó sus disparates a ese anciano de mierda? ¡Déjame hablar con él!

—Byungchan. La seguridad de esta residencia y la de sus miembros se me fue delegada por el Príncipe Heredero, si el Príncipe Wooseok no desea ver a nadie, es mi deber cumplir su mandato. Si tienes alguna queja, ve con el Príncipe Heredero y consigue un permiso especial.

Byungchan apretó los dientes con irritación y se giró con enojo para marcharse. Desde luego Seungyoun le estaba diciendo que se perdiera de una vez por todas, ya que sabía que Seungwoo no iba a obligar a nada a Wooseok.

Si Wooseok no quería verlo, no hay nada que pudiera hacer al respecto.

Cho observó con desdén al consentido joven maestro irse entre bufidos de enojo. Luego ordenó a tres guardias permanecer frente a la puerta y no permitir el paso a nadie, especialmente a Choi Byungchan.

Seungyoun regresó al interior de la recámara del Séptimo Príncipe y recompuso su expresión en una pequeña sonrisa.

—¿Por qué diablos ese niño no se cansa de venir?—Nayoung preguntó irritada— ¡Mi pobre Wooseokie está en tal estado de conmoción debido a él, y aún así se atreve a exigir verlo!

La Joven sirvienta acarició con ojos tiernos el rostro de Wooseok con un pañuelo húmedo, Seungyoun se acercó y negó con la cabeza.

—Byungchan no quiere que Wooseok piense que en el futuro se volverá en su contra.

Nayoung asintió, pues había escuchado la historia de labios del oficial Cho.

—El Joven Maestro Choi ha sido muy impulsivo y agresivo desde la niñez. —Ella dijo— Y comparte una estrecha relación con ambas Altezas, Wooseok debió estar muy asustado por las palabras del adivino. Dime, ¿qué piensas tu?

Seungyoun reflexionó unos momentos.

—No lo sé, pero tengo un amigo que suele decir que el Palacio Imperial puede corromper el carácter de una persona, por lo que no puedo decir con certeza que las palabras del adivino estaban equivocadas. Lo que si sé, es que incluso si Byungchan se vuelve contra Wooseok, seré yo el que lo proteja.

Nayoung sonrió ampliamente, sin duda estaba agradecida de que los dioses unieran a la pareja frente a ella.

—Entiendo, estoy segura de que Wooseok estará encantado de escuchar tus palabras cuando despierte. Por ahora, tengo que seguir con los preparativos de la cena en la cocina. Cuento contigo para vigilar a su Alteza.

Ambos se despidieron con una sonrisa e intercambiaron un par de palabras más, una vez que Nayoung se fue, la sonrisa desapareció de los labios de Cho.

Seungyoun retiró el cinturón donde portaba su espada y la dejó sobre la mesa a un lado de la cama donde Wooseok dormía.

La expresión del Príncipe era sudorosa y afligida, por lo que se acercó para acariciar las mejillas pálidas y susurrar con voz dulce.

—Duerme tranquilo, bebé. Voy a cuidarte sin falta.

Sólo después de muchas palabras de consuelo y promesas de amor, el semblante de Wooseok mejoró y durmió en paz.

Corona Imperial (Wooseok/Seungyoun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora