6.

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Viajó toda la noche casi sin descanso, la próxima aldea estaba considerablemente lejos. Era muy poco probable que las aldeas se encontraran cerca unas de las otras.
Tuvo que parar en medio del bosque, habían unas aguas termales que en realidad pensó que le ayudarían mucho a relajarse y pensar bien las cosas. 
Amarró el caballo en un árbol para que pudiera descansar también y comiera algo. Miró el cielo acompañada de un suspiro lleno de tristeza y después de poner un campo de energía se quitó su ropa para después meterse en el agua que estaba deliciosamente caliente. 

No había llevado nada de comer, estaba cansada y sola. Huyó de esa aldea con el corazón destrozado, sintiendo culpabilidad de lo que había pasado. 
Las lágrimas volvieron a salir de sus ojos mezclándose con el sudor que el vapor ocasionó. Sus sollozos apenas eran audibles, además de que tenía un campo de energía. No esperaba que alguien lo atravesara y la escuchara. Ningún humano podía pasar ni las criaturas que habitaban el bosque.
Lloró todo lo que pudo, pensó en todo. Y pensó en el posible culpable. No era una chica rencorosa ni mucho menos odiaba a las criaturas, pero ahora.. sentía que lo odiaba específicamente a él.

Ese hombre, ese demonio de cabello plateado y brillante. Con los ojos dorados y llenos de frialdad. Kagome no lo entendía, la belleza exterior no tenía que ver con la interior, sin embargo le parecía un desperdicio que una criatura tan hermosa como lo es Sesshomaru se llenara su cara de lo que se imaginaba, una gran cantidad de sangre humana.

Si lo pensaba con exactitud, Sesshomaru se había encontrado con ella sólo dos veces en las que expreso su odio hacia ella. Escuchó con exactitud lo que le había dicho en el primer encuentro, en ese momento no tenía razones y cuando tuvieron su segundo encuentro tampoco tenía razones para odiarlo.. hasta que vio el cuerpo de Kikyo.
Se preguntaba por qué, ¿tan mala había sido su madre? que ese demonio buscaba matarla. No sentía justo tener que pagar por el pasado de esa mujer a la que ni siquiera pudo conocerle el rostro.

Tenía muchas preguntas respecto a su historia, y mientras emprendía ese viaje en busca de ese supuesto sacerdote buscaría también respuestas a todo eso. Alguien más debía conocer a su madre, o incluso a su padre aunque él parecía no ser importante. La criatura que su madre exterminó que le causó la muerte y sus tres espadas.

Enjuagó su rostro y echó una ojeada a la espada que descansaba junto a una de las piedras. Tenía que buscar la manera de como se utiliza esa poderosa arma, después volvió a mirar al frente y cerró finalmente sus ojos dejándose llevar por el cansancio.

—Hmp. Un campo de energía.

Había logrado finalmente dar con ella, pero su olor y el olor del caballo terminaban en ese campo de energía. Sabía que era ella la que estaba adentro, pero tenía más cosas que hacer.
Había olfateado a InuYasha. No se llevaban muy bien pero si la sacerdotisa no sabía nada sobre las espadas, seguramente InuYasha tenía una idea sobre eso entonces iría a buscarlo. —Jaken, espera a que la sacerdotisa salga y en cuanto lo haga envía a Ah-Un.

—Como usted diga amo..

El demonio se elevó y finalmente desapareció.
Jaken se sentó debajo de un árbol y esperó a que el campo de energía se debilitara o la chica apareciera, aunque estar tanto tiempo quedito y sin la presencia de Sesshomaru lo hizo sentir cómodo y fue cayendo poco a poco en el sueño. 

Cuando el sol se asomó nuevamente dándole aviso a la gente de que sería otro cálido día, Kagome se despertó notando que se había dormido recostada a una roca aún dentro del agua. Salió y se secó, después se vistió y recogió sus cosas. Tenía que llegar a la próxima aldea lo antes posible. 
Desactivó el campo de energía y caminó con tranquilidad por el bosque mientras jalaba al caballo. Se detuvo sólo unos segundos por mirar a un pequeño demonio que estaba dormido profundamente, después no le restó importancia y siguió su camino. 

¿De donde viene nuestro odio? || SesshomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora