Aunque todos dirigieron su mirada hacia la criatura que apareció de la nada, Sesshomaru fue quién se vio especialmente molesto y sorprendido.
InuYasha frunció el ceño porque el olor que desprendía era igual al de su hermano. ¿A caso algún familiar?¿Qué está haciendo aquí?
El demonio estaba incómodo con la presencia de su madre, pero ya no había nada que hacer. Solo quería saber que tramaba y porqué decidió aparecer en ese momento.
El perro gigante aterrizó frente a la sacerdotisa, pero no tardó en volver a su forma humanoide.
InuYasha se encontraba confundido y miró a Sesshomaru. ¿Quién era esa mujer y qué tenía que ver en esto?—Dime Sesshomaru, ¡¿quién demonios es esta mujer?!
Los ojos dorados de su hermano siguieron a su madre, ella ni siquiera se detuvo a saludar. Todos estaban pendientes de ella y quizás con muchas preguntas. Era muy llamativa, pero definitivamente era un familiar de Sesshomaru debido a las marcas en su rostro y el color de su cabello. Estaban muy sumidos en su belleza, pero sólo Sesshomaru pudo e InuYasha pudieron notar que en su mano cargaba una espada. Dejó a Kagome en el suelo con cuidado y avanzó a una velocidad sobre humana y se puso en frente de su madre con el ceño fruncido. Sus miradas conectaron, ella ya sabía lo que Sesshomaru iba a decirle.
—¿Tenías a Souunga todo este tiempo?
—Después de tu padre sólo yo soy capaz de controlarla —Sesshomaru se molestó, eso debía de ser imposible.
—¿Qué planeas? —Irasue se mantuvo con esa expresión fría y desinteresada en su rostro. Antes de que pudiera decir algo más, Midoriko envío un ataque hacia ambos. Por supuesto, no sirvió de nada porque ambos eran lo suficientemente rápidos e instintivos para evitarlo.
Midoriko caminó con una sonrisa, estaba más que alegre. Al final habían traído la espada para ella, y ni siquiera tuvo que pedirlo. Esa mujer se le hacía conocida pero es un recuerdo borroso. No estaba muy segura de quién podría ser.
El humo que había quedado tras el ataque se dispersó y al fin pudo ver las siluetas de ambos con mas claridad.
InuYasha no dejaba de gruñir, volvió a tocar el suelo con sus pies y dejó a Sango al lado de Kagome. Pensó que sería una mejor idea si podían llevársela ahora que estaba inconsciente pero esa pelea también era suya. Mejor era dejarla descansar bajo el cuidado de sus amigos, en algún momento despertaría.
Dirigió su mirada de nuevo hacia Sesshomaru y a esa mujer desconocida, su hermano se encontraba tan molesto y ella no parecía molestarle nada de lo que pasaba en lo absoluto.Por fin, ella decidió moverse. Midoriko caminaba hacia ellos e Irasue hizo lo mismo.
En efecto, no le temía para nada.
—Que mujer tan inesperada —InuYasha murmuró. Miroku se bajó de Kirara y se dirigió a él.
—¿Quién es? Su Energía demoníaca es todavía más grande que la de Sesshomaru.
—No tengo idea, parece que es algún familiar.
—Lleva una espada en su mano —Sango señaló—. ¿A caso es la espada de la que tanto hablaba?
Guardaron silencio. Sesshomaru estaba aún del otro lado mirando como su madre daba esos pasos tan seguros sin importarle que la sacerdotisa podría atacarla. Siempre fue de esa forma, se confiaba demasiado.
Se detuvo y a un metro, Midoriko también lo hizo. En su mente seguía preguntándose quién era. Estaba muy segura de que la conocía.
—¿Quién eres? —Preguntó mirándola fijamente.
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¿De donde viene nuestro odio? || Sesshome
Fiksi PenggemarUn total malentendido que viene del pasado provoca una enemistad que no tiene razón ni lógica y que con el tiempo va perdiendo fuerza para transformarse en sentimientos humanos. Sesshomaru y Kagome, tendrán que pasar por ciertas situaciones juntos...