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Sesshomaru colocó la espada al frente para detener a Inuyasha, Kagome estaba detrás suyo tratando de resolver el problema. Tenía que sellarlo, pero no podía ser en cualquier lado. Buscó con la mirada al pequeño zorrito, era una situación urgente. Al no tener opción se alejó del demonio y corrió en dirección a la salida de la aldea.

—¡Shippo! —Lo llamó ignorando la pelea que tenían los hermanos en ese momento. Podía escuchar la espada de Sesshomaru al chocar contra las fuertes garras del híbrido.

—¡Aquí, señorita sacerdotisa! —Apareció detrás de una casa y ella caminó en esa dirección.

—Shippo, ¿conoces alguna cueva o un lugar donde podamos mantenerlo a salvo?

—¿Mantenerlo a salvo? ¡Casi me mata! —Se cruzó de brazos indignado.

—Prometo explicarlo —Lo miró con súplica.

El zorrito lo pensó y en lo que lo hacía, como si hubiese sido en cámara lenta, Inuyasha apareció sobre ellos. De pura inercia ambos miraron hacia arriba, Kagome pudo sentir la pesadez que cargaba su primo. Era una energía tenebrosa, oscura. Se miraron a los ojos y ella sintió un dolor profundo. Él la odiaba y quería matarla. Gruñó y mostró sus dientes, con un movimiento rápido dirigió sus garras hacia la chica y el pequeño demonio sacándola de su trance. Su espalda se golpeó contra el suelo cuando intentó evitar el ataque, cerró sus ojos con fuerza y soltó un quejido.

Sesshomaru apareció de nuevo sobre Inuyasha con la clara intención de atravesarlo con la espada. Esta se rodeó de energía demoníaca, obligándola a crear un campo de energía no muy resistente por el golpe que se había llevado pero aún así pudo protegerse a sí misma y al niño que estaba a su lado.
Ambos observaron la descarga de energía de parte de Tokijin que empujó fuertemente a Inuyasha contra la barrera. Le provocó algunas quemaduras, pero logró calmarlo y dejarlo inconsciente.
Kagome quitó su barrera y resopló. Gracias a su fuerte acompañante, Inuyasha cayó a un lado y no sobre ella.

Ella recordaba, que el albino odiaba a su medio hermano por haberle quitado la espada. Sin embargo, esta vez se contuvo lo suficiente para no matarlo.

Le extendió su mano a la chica para ayudarle a levantarse con una mirada tranquila.

—¿Estás bien?

—Sí.. sólo me golpeé un poco la espalda.. —Tomó a Shippo para revisarlo también.

—¡Estoy de maravilla! Esa barrera nos salvó la vida —El niño subió en su hombro sonriente.

Kagome observó a InuYasha extrañada, bajo la atención del demonio que continuaba alerta por si el híbrido decidía despertar de nuevo. Jaken se acercó a ella con Kirara detrás suyo y le vendó la mano.

—Tenemos que sellarlo —Repitió dolida—. Si no logro sellarlo despertará y será muy peligroso.

—Para lograrlo habría que despertarlo de nuevo —Sesshomaru no sonaba de acuerdo.

—No es necesario. Podemos llevarlo a un árbol y protegerlo con un conjuro.

Kagome buscó una cuerda con Shippo, Sesshomaru no quería seguir la idea de la sacerdotisa. Era mejor matarlo a esperar que recobrara la conciencia.
A regaña dientes, llevó a InuYasha hasta el árbol más cercano y lo sentó. Kagome volvió con dos cuerdas para poder mantenerlo quedito, y las ató alrededor de su cuerpo y el árbol.

—Será mejor que te apures.

—Ya lo sé —Tomó una flecha y caminó hacia su familiar. Acarició el lado derecho del pecho y sus manos empezaron a temblar. Temía hacer algo mal y que no volviera a despertar. Su acompañante pudo notarlo casi de inmediato.

¿De donde viene nuestro odio? || SesshomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora