42. Parte 2

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No podía más.

Podía escuchar su corazón latiendo con fuerza, retumbos en sus oídos y su cuerpo pesado bañado en sudor.

Naraku había intentado ya varias veces sacar el alma de Kikyo de su cuerpo, pero ella se negaba. No había forma de que accediera a salir, por lo que el intentar separar un alma que ya era parte de sus poderes y de ella en general como persona le estaba provocando dolor físico y mental.

El híbrido estaba agotado también. Había utilizado una gran parte de sus poderes.

A este paso, ella podría morir. ¿Qué harás entonces? ¿Vas a permanecer dormido?

La bestia enorme desapareció, dando campo de nuevo a la forma humanoide del demonio de cabellera blanca. Sesshomaru, apretó a Tokijin y al mismo tiempo sus dientes por la furia que recorría cada vena de su cuerpo.

Podía sentirlo, podía sentir el dolor de la pequeña sacerdotisa que se encontraba amarrada como un animal. Estaba golpeada, con la ropa pegada al cuerpo y respirando muy rápido. Aunque fuera sacerdotisa, seguía siendo un humano y eso que estaba viviendo era mortal.

El semi-demonio, se volteó borrando la expresión llena de burla y de maldad de su cara. No estaba en sus planes que los gritos de la chica despertaran a ese sujeto de sus hechizos.

No sabía lo sanguinario que él podía ser.

—¡Kagome!

La pared de piedra se rompió dándole espacio al orejas de perro, empuñando a su gran espada colmillo de acero. También, se encontró con una imagen poco agradable.

—¡Maldito! ¡¿Qué es lo que has hecho?!

Ambos hermanos, obligaron a Naraku a alejarse de ella. Aunque Sesshomaru no fue capaz de contenerse. De pronto se vió con su espada y con sus garras dispuesto a despedazar al asqueroso de ojos rojos.

—¡Sácala de aquí, Inuyasha! —Gritó con la voz grave, en lo que golpeaba frenéticamente el cuerpo compuesto por demonios.

Fue en un instante, Inuyasha envainó su espada y con sus garras rompió las cuerdas que la mantenían apoyada al poste de madera.
Maldijo y se sintió terrible cuando vió el estado físico de su prima. La tomó con cuidado y salió de ahí, siendo perseguido por una manada de demonios que Naraku había invocado. 

¿Cuanto tiempo había estado dormido?

¿Por qué?

¡¿Por qué estaba pasando eso?! 

Corrió lo más rápido que pudo, topándose en el camino a Kirara. Ella le ofreció su ayuda para alejarse de ese lugar lo antes posible y encontrar otro donde pudieran esconder a Kagome por un tiempo.

—Llévatela, Kirara. Yo mataré a este montón de insectos.

Se bajó de la gata y sacó su espada de nuevo. Deseaba que Kirara pudiera encontrar un lugar seguro y que Kagome pudiera salvarse.

¿Cuantas veces hasta ahora, había sido secuestrada y ha estado a punto de morir en manos de ese hombre?

No lo perdonaría, jamás.

Estando ya listo para irse, Kagome se levantó.

—¿Qué haces aquí? —Fue como en cámara lenta. Ella estaba muy sorprendida de verlo. Kirara fue al suelo justo en ese momento, ya que el hibrido no era capaz de mantenerse mas tiempo en el aire—. ¡Se supone que estabas sellado!

Inuyasha movió su espada matando a los demonios que los seguían. —¡No lo sé, algo me despertó y supe a donde ir!

Se bajó de Kirara con extrañeza, y levantó sus manos. Estaba adolorida terriblemente, golpeada y sentía su interior ardiendo. Concentró en ellas la energía que aún le quedaba.

Ya era la última opción.

—Deja que se acerquen —Pidió—. y vete con Kirara si no quieres quemarte, llévate a Sesshomaru lejos de este lugar.

Había adrenalina. Aunque estaba debilitada, de alguna forma no era capaz de sentirlo. Aún podía utilizar su poder de cualquier forma.
Kirara e Inuyasha se fueron rápidamente y la dejaron con la idea que tenía en mente.

Había mucha furia en sus ojos, estaba molesta, incómoda y triste.

No soportaba a las personas que sólo hacían daño por gusto. Es más.. no se consideraban personas, eran demonios. Sólo eso podía hacerlo un demonio.

La energia se concentró formando una bola gigante de varios colores. Era un truco que no muchas sacerdotisas podían usar pero podía ser excesivamente mortal para criaturas  que no eran de ese mundo.

Era probable que Sesshomaru saliera herido, pero si era el caso.. tenía un plan para eso.

—Hay que ir con Sesshomaru, Kirara —Le chico de cabellos blancos se subió sobre ella y se fueron tan rápido como ella pudo. Lo último que vió fue a las criaturas que lo perseguían sintiéndose atraídas a la energía espiritual.

Dime, señorita Kikyo. 

¿Por qué? ¿Por qué este hombre ha arruinado nuestras vidas?

¿Por qué te mato?

¿Por qué me persigue como una pesadilla?

¿De donde viene tanto odio?

Ya no lo soporto más..

Quiero ser normal, quiero que mis amigos y familia estén bien. 

Ayúdame.. ayúdame a deshacerme de él para siempre.

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Perdón si son cortos. No he tenido mucho tiempo pero aquí estoy intentando no dejarlas tan abandonadas jaja♡

Ya saben, amo que comenten. Así que dejen muuuchos comentarios. :3


¿De donde viene nuestro odio? || SesshomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora