Es cuestion de tiempo

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Draco P. O. V.

El viernes y el sábado se pasaron rápido, me la pase derramando alguna que otra lagrima, pero como todo buen Malfoy, debo ser fuerte. Me sentía triste, porque mi ahora-ex-novia se comprometía oficialmente aquella tarde, lo extraño es que nadie sabia con quien, los únicos que sabían eran sus padres. En mi compromiso no pensaba, ni siquiera me había dado a la tarea de preguntar a mis padres cuando se llevaría a cabo, tampoco me interesaba quien era ella, me daba exactamente igual; a quien yo amaba, estaba comprometida.

Una lagrima resbalo por mi mejilla mientras terminaba de vestirme, mi madre me había comprado un carísimo traje (como todos los que tengo). Me mire al espejo y no pude evitar pensar en lo diferente que serían las cosas si no nos hubieran comprometido con personas que no sabemos quienes son. Seguramente me hubieran prometido con Hermione, ya que somos familias muy parecidas, de la misma clase social, y con un estatus de sangre bastante importante. Pero no. Ella estaba prometida con quien-sabe-quien y yo también.

Mi traje era completamente negro, tanto el traje, pantalón y corbata eran del mismo color. Los acompañe con unos zapatos negros y el reloj de oro de los Malfoy. Me peine como siempre, despeinándome un poco, pero con elegancia.

Tocaron a mi puerta.

-Adelante.

Entro mi madre con elegancia, ella portaba un sofisticado vestido verde esmeralda, con un recogido elegante. Se vein muy hermosa.

-Hijo, ¿estás listo? -preguntó mi madre.

-Si madre. -conteste con desinterés.

-Todo estará bien mi amor, ya veras. -dijo mi madre con una sonrisa.

-¿Bien? Madre, me separaron de la mujer que amo. -conteste con enojo golpeando el escritorio.

-Es cuestión de tiempo hijo... -contestó mi madre.

-¿Que es cuestión de tiempo madre? -pregunte con ira.

-... -omitió respuesta alguna. -Vámonos Draco, se hará tarde. -contestó mi madre nerviosa.

-Pero...

-Nada hijo, vámonos ya. Luego hablamos.

Y sin decir mas salió de la habitación, yo le seguí con andares elegantes.

Ya en las afueras de la mansión subimos a nuestra camioneta mágica ultimo modelo negra.

Nuestras mansiones estaban cerca, estuvimos unos minutos en el auto cuando se detuvo.

Pude divisar la enorme mansión de Hermione, era como la mía, por lo tanto no estaba demasiado sorprendido. Pero volver ahí me traía recuerdos de la niñez y adolescencia, cuando jugábamos en su gran jardín al Quidditch, aunque a ella no le encantaba.

Camine junto a mis padres hasta la puerta de la mansión, un elfo nos abrió.

Yo di un profundo suspiro antes de entrar.

Amor entre serpientes (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora