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Esa mañana Jisung no despertó como en los lindos libros de romance cliché como (obviamente) este. De hecho estaba yendo tarde al instituto, y no es que fuera algo malo, claro si no hubiera prometido ponerse a estudiar para no volver a repetir. Si llegaba lo suficientemente tarde no le abrirían las puertas por lo tanto no escucharía la clase del día, y eso solo llevaba a no tener apuntes que él entendiera para los exámenes que se acercaban por estar a finales del trimestre.

Así que allí estaba el castaño, con la cara mal lavada y un cepillo de dientes haciendo espuma en su boca mientras pedaleaba con fuerza para llegar antes que el timbre sonara. Venía haciendo récord para las faltas, no quería siquiera una media falta. Aún si el fresco aire de invierno golpeaba su rostro mojado, Jisung no iba a dejar de pedalear.

Giró bruscamente en una esquina sin frenar a ver si alguien más venía por ese lado. Algunas hojas que cargaba en su mochila con cierre roto salieron disparadas junto con el cuerpo del castaño Omega que golpeó el pavimento al chocar contra otra bicicleta.

—Ah... Mierda... —se quejó sosteniendo su cabeza y sintiendo algo caliente sobre el frío en la zona.

—Estás sangrando ¿Quieres ir a una clínica? —levantó su cabeza hacia la persona que se encontraba cubriendo el sol con su cuerpo y mantenía su brazo estirado esperando que fuera él quien lo tomara como ayuda para ponerse de pie.

A un lado estaban ambas bicis enganchadas y tiradas en la calle, una mochila negra con bastantes llaveros de colores junto a la suya que solo era gris sin nada en especial. El chico frente a él traía un casco negro con dibujos de pétalos violetas en un costado. Turbado aceptó la ayuda, la cabeza le daba vuelta y la zona caliente palpitaba demasiado para su gusto.

—No, no, no te toques, te va a doler —dijo el extraño impidiendo que se cubra la herida en su cabeza —. Ven, te llevo a la clínica y que te den puntadas... Te abriste la cabeza chico. Por eso es importante que uses casco pero, mierda, ¿Qué hacías andando tan rápido?

—No me regañes, no sabes quién soy ni sé quien eres como para que te des esa libertad regañarme ¿Quién eres?

—Bien, creo tener el derecho ya que fuiste tú quien se me echó encima con la bicicleta y todo como una fiera. Además ahora mi mochila está sucia y la había lavado ayer en la noche ¡Tengo que volver a lavarla!

—¿Y cuál es el problema, uh?

—¿Uh? ¡¿No sabes la cantidad de agua que se desperdicia?! Ya la lavé ayer en la noche, no puedo lavarla hoy también porque sería desperdiciar agua ¡¿Tienes idea de cuánta agua desperdicia cada persona al día?! —exclamó indignado el extraño de reflejos azules en el cabello.

—¡No me grites que me duele la cabeza!

—¡No te dolería si usaras casco y tuvieras más cuidado!

Jisung miró al desconocido con la ceja alzada y cuando el peliazul se quedó callado analizándolo igual que él, inhaló el aroma en el aire que se sentía con mucha más potencia debido a lo agresivos que estaban.

—Iugh, Alfa apestoso —masculló apretando su nariz mientras ponía cara de asco.

—Omega mugroso —contraatacó el más alto.

Un auto que pasaba por esos rumbos tocó bocina al encontrarse a mitad de la calle con dos adolescentes peleando a los gritos y dos bicicletas junto con mochilas y papeles en su camino, estorbando. Los dos saltaron ante el sonido e hicieron una reverencia como disculpa mientras se apresuraban a levantar sus cosas del camino, uno de ellos con más dificultad porque la cabeza le ardía dolorosamente.

—Bien, basta. Vamos a una clínica, no me importa que te quejes. No puedo dejarte aquí tirado y desangrándote. Hay muchos gérmenes en el aire y no quiero que se te infecte o que te desmayes acá. Además te golpeaste duro, no te esfuerces... Ven te llevo yo en mi bici.

Caramelo [Hyunin] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora