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LaCobraConchetumare  mira todo este capítulazo para vos pa q no me molestes más sucia olor a pata


















—Tuvimos que haber vuelto antes... —murmuró el menor viendo la lluvia caer y deslizarse por el techo empinado de la parada del colectivo. No tenían que tomarlo, sin embargo. Mas tampoco les quedaba otra opción que resguardarse allí.

El castaño se abrazó a sí mismo intentando darse calor, pero su ropa le incomodaba. Bueno, su madre siempre le dijo que en épocas de invierno llevara un paraguas a todos lados porque se podía esperar de todo. Ah... Una pena que Jeongin fuera tan olvidadizo.

—¿Tienes frío? —preguntó el mayor acercándose por detrás. Sin previo aviso enrrolló sus largos brazos por el pecho de Jeongin y apoyó su mentón en el hombro ajeno, su mismo peso provocó que ambos se balancearan de un lado a otro tiernamente. Fue imposible que Hyunjin no cerrara sus ojos por el abrazo y que Jeongin no sonriera con timidez.

El castaño con algo de vergüenza llevó sus manos hasta las contrarias, le gustaba cómo se sentía saber que eran lo suficientemente grandes como para cubrir por completo las manos de Hyunjin. Se sentían bien, tan malditamente bien que deseaba que la lluvia nunca parase y así tenían la oportunidad de quedar abrazados para siempre. La manera en la que el sonido del agua golpear la calle y el corazón de Hyunjin latiendo en su espalda se acoplaban era, sin duda, hermoso. Giró su rostro con la intención de que quedase frente a la del mayor, donde besó su pequeña nariz sin ninguna excusa logrando que el mayor abriera paulatinamente sus ojitos marrones. Sin duda, saber que aquel zafiro que logró ponerlo de rodillas indirectamente no estaba ahí, era un gozo. Con Hyunjin era diferente. Con él podía sentirse tranquilo, con la posibilidad de mantener el orden y no caer en sumisión como lo haría con el lobo.

—Nunca pensé que fueras tan mimoso —susurró Hyunjin.

—Generalmente me pongo así luego de... Ah... Eso... —un fuerte sonrojo se apoderó de sus mejillas y se odió tanto en ese momento. Y Hyunjin por poco no soltaba un 'aw' que acabaría con la ternura de Jeongin. Por otro lado; prefirió simular oler el cuello del chico entre sus brazos y, un poco confundido, sintió con más fuerza.

Algo debía de estar muy mal si después de todo lo que hicieron no había ni una pizca de olor dulce en el cuerpo de Jeongin.

—¿Cuántos supresores tomas al día? —quiso saber preocupado.

—¿Por qué preguntas?

Y Hyunjin no iba a decirle todo lo que por su mente pasaba, ni siquiera lo mínimo. Quizá Jeongin podría sentirse inquieto o perseguido si comenzaba a atosigarlo con preguntas acerca de su manera de ocultar su aroma.

—Curiosidad... —mintió.

—Eso no es algo que te incumba.

Hyunjin esperó que le menor se removiera enojado en el agarre, mas no se esperó que por el contrario este se acomodara para evitar el frío que la llovizna traía.

Pasó la primera hora y ambos adolescentes miraba exasperantes la lluvia que apenas daba indicios a querer parar. Solo eran lloviznas locas que llegaban y se iban junto a la nube que era empujada por el viento.

—Bueno, no quería decirte que tenemos dos opciones, pero veo que no va a parar de llover. ¿O corremos o nos quedamos aquí abrazados? Mi casa no está tan lejos, a unas cuadras no más.

—Sólo caminemos, Hyunjin, de todas formas ya estamos mojados —respondió avergonzado Jeongin.

Salieron de la parada tomados de la mano y caminaron las cuadras que el mayor señaló. Debía admitir que estaba más que nervioso, en minutos estaría con la familia del chico que toda su vida trató mal y que, por agregar, se habían peleado con su familia. Y de todas formas no debía ponerse nervioso, era un amigo que iría a quedarse a dormir en casa de otro amigo que se conocían desde peques.

Caramelo [Hyunin] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora