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sin internet, no hay gifs

sin gifs, cande no es feliz



























Hyunjin no recuerda qué pasó luego de haber estado con Jeongin. Despertó en una cama que no era suya en una casa que tampoco era suya, pero reconoce la habitación por ser la de su pequeño Alfa. ¿Se había quedado dormido? No recuerda en qué momento fue que se quedó dormido, supone que fue el menor quien tuvo el amor de cargarlo hasta su propio cuarto y recostarlo en la cama. Suspira enamorado y amasa su vientre al sentir nuevamente el cosquilleo de las hormigas que corren dentro suyo al pensar en el castaño. Puede que esté enfermo, o puede que se encuentre más enamorado que antes.

Su nariz comienza a cosquillear irritada, está roja y algo lastimada. Le cuesta oler con claridad pero distingue la presencia de lavandina entre otros productos. El cuarto de Jeongin siempre huele a lavandina misteriosamente, y no cree que esa sea la esencia de su Alfa. Hablando de roma, no está. Hyunjin al bajar pregunta por él, mas sus futuros suegros le comentan que salió y que mejor vaya a casa pues no creen que regrese hasta la noche.

Normal, suele pasar el despertar y no encontrar a Jeongin cuando el último recuerdo que tiene de ellos juntos es antes de cerrar sus ojos. Hyunjin cree que es una especie de fetiche el que Jeongin huya en la noche, mas no planeaba saber algo más del tema si sólo se trataba de algo personal. Si los padres de este no parecían preocupados ¿Por qué hacerlo él?

Incluso hay veces en las que piensa de más, no sabe si Jeongin corre cuando están juntos o es habitual de toda su vida. Le aterra que él siga aterrado ¿Qué puede esperar? Aún entre sus caricias y los susurros que se dedicaban sus miradas, aún sintiendo toda esa atracción; ninguno era capaz de olvidar que algo dentro del menor quemaba.

Lo que quemaba no en romance, estaba lejos de serlo. Jeongin ardía por varias razones que no todos sabían. Hyunjin dudaba de cuánto iba a durar esa extraña relación que tenían donde uno tira y otro afloja para que el impulso no lo arrastre contra el que tira.

Al salir de la casa de los Yang no tiene idea dónde ir, pues su cabeza da vueltas en círculos que se vuelven espirales y sólo suben y se agrandan junto a sus pensamientos. Cuando duerme con Jeongin, la mayoría de veces lo encuentra escapando de la casa a escondidas o despierta sin él. Para el azabache no puede ser otra cosa que un intento de aflojar la cuerda que tanto le cuesta mantener erecta. Jeongin siempre le dijo que no buscaba intenciones con él, hasta que finalmente logró hacerle caer.

¿Por cuánto tiempo cae una persona por un precipicio? ¿Es capaz de contar minutos?

Hyunjin piensa, odia pensar. Nada bueno nace de la cabeza de alguien que piensa demasiado en algo. Las respuestas lastiman, el ser humano tiende a buscar la peor opción ya sea por la cabeza o por el corazón. Alguien que nota a su compañero extraño teme ser engañado, su cabeza le dice alto el fuego, y sin embargo el corazón sigue disparando dispuesto a acabar con todo.

Eso sucedía en Hyunjin cuando el menor se alejaba. Parecía una guerra. Él encima de su tanque apuntando y disparando sin cesar con el único propósito de salir en victoria en aquella guerra. Y su cabeza le decía que pare, que estaba matando, que las flores no nacen entre la pólvora de su arma. Y no sabe que ninguno de esos tiros logra darle al castaño que lo vuelve loco.

Y si tan sólo levantara la vista del arma y esperara que la nube de cenizas que había creado se disipara, podría lograr ver que el menor estaba intacto rodeado de flores que jamás murieron. Hyunjin no podía hacer que sus balas llegara a Jeongin, al menos eso entendía su cabeza ¿Cómo lograr que el corazón se diera cuenta?

Caramelo [Hyunin] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora