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No se subió el gif, ahora estoy más triste que antes :( 











Cuando me presenté, lo hice tarde. Odie todo en mí, era dulce, tan dulce que los niños se burlaban de mí... Y nunca entendí porqué, si yo odiaba con toda mi alma lo dulce. Las personas pasaban por mi lado y sonreían por encontrarse con un pequeño Omega empalagoso ¡Yo no era Omega! Era un Alfa, siempre lo fui, pero nadie se dirigía a mí como tal...

Era un niño aún, y había llegado a un límite. No se supone que los niños lleguen a un límite pero siempre dijeron que yo era diferente. Las personas murmuraban, lo hacían tan alto que todos terminaban enterándose y compartiendo lo mismo; Yang Jeongin es un niño grosero. Y nunca me importó, porque quienes quería a mi lado lo estaban sin chistar.

Los demás niños en el jardín se burlaban de mí, siempre lo hicieron. Un Alfa que se presentó tarde y resulta parecer más Omega que Alfa ¿Cómo reaccionaría usted? Yo, por ejemplo, también me reiría en la cara de aquel espanto. Porque eso fui, un espanto por más que todos se me acercaban por lo bien que olía o por mi físico adorable. Era horrible, los odiaba por no temerme, por no arrodillarse y suplicar que los protegiera. Todos querían protegerme a mí.

Alguna vez lo quise, el ser protegido digo, pero únicamente por una persona. Esa persona estaba dispuesta a dar todo por mí, y me encantaba su atención. Tanto que asustaba, porque yo era quien debía protegerlo a él... Así que lo alejé en todo momento que pude. Dígalo, por favor, diga que fui un idiota y que sigo siéndolo por pensar igual. Y ahora más que nunca porque todo cambió y dejé de ser un niño para proteger.

Sé lo que las personas sufren por culpa de mi aroma, no soy idiota, creo ser el culpable... No lo sé... Los doctores nunca me dijeron que sucedía en mi cuerpo y mis padres tampoco, así que terminaba deduciéndolo yo. Me tenía asco, el mundo entero veía en mí lo que nunca quise que vieran, y el odio me llevó a conocer lo que era un supresor...O al menos lo que yo creí que eran.

Mamá los usaba y su esencia casi ni lo sentía, recuerdo que eso me enojaba, no recuerdo mucho de todas formas, sólo lo esencial. Y en mi cabeza idiota me dije «eh, si mamá puede ocultarlo entonces yo también puedo hacerlo»

Tonto, tonto, tonto, siempre un tonto. En secreto encontré las pastillas, en ese entonces no sabía que habían rociadores, cremas, shampoo, jabones y todo eso. Pasaron muchas cosas en mi cabeza cuando en mi mano se hallaron dos pastillas, las recomendadas en el frasco. La primera fue «con dos ocultaré mi aroma por medio día, cuando el efecto pase tomaré más». Y de antemano quiero que sepa que nunca fui bueno con los números. La segunda fue un, en criollo, «a la mierda, si me tomo el frasco entero duraré toda una semana». Adivine qué sucedió, sí, terminé internado porque el estúpido de mi amigo contó que yo había dejado de oler.

Siempre fue un estúpido, pensé, pero no se lo dije al hombre rubio que sigue atento a mi historia. Involucrar a Hyunjin es algo que no quiero, ni pienso, hacer. Nadie aquí dentro me da la seguridad de saber que jamás le tocarían un mísero pelo como en mí lo han hecho. Así que guardo silencio, por él, porque es lo único que me importa y queda en mi miseria. Tomo aire, y prosigo.

Creo que fue la última vez en vida que estuve enterado de qué ocurrió en mi cuerpo. Imagine un niño de unos trece años que se intoxica de aquella manera y no sufre ninguna consecuencia... Así es, quisieron experimentar conmigo ¡Como lo hace usted! Sólo que ellos no lo dijeron de esa forma... Ya sabe, no le diría algo así a los padres del fenómeno ¿O no? Bueno, pensándolo bien, usted sí sería capaz.

Me prohibieron volver a ingerir cualquier estilo de droga. No escuché, obvio. Con ayuda de mi prima logramos juntar dinero y fuimos a una farmacia. La compra fue simple, nadie nos cuestionó el porqué unos menores de edad comprarían supresores. Creo que nadie en su vida pensaría que son para ellos, qué fácil. Cuando llegué a casa corrí a mi cuarto y las escondí, era sólo un frasquito porque no contaba con tanto dinero para que fueran dos. Esa vez, no tomé de todo el frasco, fueron tres y no dos como decía.

Funcionó ¿Puede creerlo? Nadie lo notó, y dejé de juntarme con el estúpido que había ido de chismoso. Después de unos años le dije que no lo quería ver jamás en vida y ahí terminó todo. Pero nada dura para siempre, y un día me quedé sin pastillas y sin dinero, tuve que volver a la rutina que odiaba... Sin embargo nunca volví, pues no supe qué pasó pero en un momento vi a mi mamá y compañeros con dolores de cabeza y vomitando, y a mi compañera de banco desmayada en el piso del colegio.

Lo supieron en ese momento, mi aroma había cambiado, ya no era dulce. Debió haber sido el mejor momento de mi vida, y lo fue, porque me obligaron a seguir ingiriendo drogas y esta vez no tenía que esconderme. Pero con el tiempo todo se volvió más pesado y mi cuerpo reaccionó a los supresores como lo haría cualquiera.

No hice caso, seguí ocultando hasta cuando mi lobo dejó de pedirme permiso para salir y lo hizo a la fuerza. En mi primer celo... Por poco mato a mi prima. Me encerraron por todo un día en el sótano y cuando desperté de la calentura vi todo destruído.

Nunca recuerdo qué sucede cuando el lobo toma el control, es como si ya no existiera. Me dicen que me vuelvo loco, que sólo quiero acabar con todo y con todos. Pero él nunca quiere salir si no es en el celo. Puedo sentirlo, lo escucho, pero nunca sale ni pide permiso.

Y así ocurrió todo, me convertí de un Alfa dulce y grosero a un Alfa sin aroma y sin lobo. De un odioso niño a un psicópata fuera de control en el celo. Y a veces me cuestiono qué hubiera pasado si hubiera sido Omega... Creo que me habría acostumbrado a ser protegido y no habría daño.

—¿Estuviste enamorado de un Alfa, Jeongin?

Sí, lo estuve y lo estoy. Jamás dejé de quererlo. Pero es algo que nunca tendrás que saber, y por eso no te lo digo. Demasiado de mí salió hoy, así que te ignoro y esquivo la pregunta.

—No.

El cuarto blanco siempre está frío, tú haces que se vuelva más helado. Cada minuto que paso aquí se vuelve una tortura, pero lo prefiero antes que a tí. Al llegar aquí después de que me hagas daño es paz, es saber que por un largo tiempo no tendré a nadie matándome.

Te acomodas y me miras con cautela, sé que me analizas y que mis lágrimas son de cocodrilo para tí. Y lo veo, no me crees. Al menos no toda la historia, y espero que te olvides de la última pregunta porque si llegaras a tocarlo... Entonces no habrán vendas que curen el brazo que terminaré por arrancarte.

—Puedo quitarte al lobo, Jeongin. Y cuando eso pase, serás libre y sin dañar a nadie... ¿Me dejarías ayudarte, Jeongin?

Uf es la primera vez que escribo en primera persona, es raro jsdjh bueno ya creo que deducen que pasó con el aroma de Jeongin, igual si no entendieron Chan va a sintetizar todo en el prox cap

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Uf es la primera vez que escribo en primera persona, es raro jsdjh bueno ya creo que deducen que pasó con el aroma de Jeongin, igual si no entendieron Chan va a sintetizar todo en el prox cap. Sigo triste asiq me voy a llorar chau 

Caramelo [Hyunin] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora