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Postrado en la cama, encontró la manera de contar los días. Y ya perdió la cuenta. Sólo sabe que todo comienza con su primera comida del día, el desayuno es obvio, siempre le dan lo mismo. Luego siguen las sesiones de preguntas que no responde, no le ve el sentido a abrirse con esas personas que lo torturan y luego ríen de su tormento. Luego sigue la segunda comida, y de allí los cables que pasan por su cuerpo y los monitores que lo controlan por un largo e incierto tiempo para él. Hasta que llega el momento donde es arrastrado a sus especiales terapias con electrochoques. Y si acaso llegaba a no desmayarse, entonces quizá tendría la tercer comida del día antes de irse a dormir.

Su cabeza inanimada, sus reacciones dejando mucho que desear y las ganas de escapar casi nulas. Casi, porque cuando es sojuzgado y arrastrado por los pasillos del edificio, entonces es allí cuando se replantea la idea de correr lejos. Así que sí, aunque cueste creer, todavía tiene ganas de sobrevivir.

Es así como cuando escucha la puerta ser abierta y las personas entrar para volver a someterlo. Jeongin sabe que su cuerpo será expuesto a los choques otra vez. Sin embargo, ya no lucha, hace tiempo que dejó de hacerlo y la vida para los doctores parece ser más sencilla. Jeongin supone que es así como deben tratar a las personas en un manicomio o en un asilo para ancianos, ¿En qué posición lo dejaban a él? Tal vez en la de fenómenos.

—Hey ¿Cómo estás? —el sujeto que lo sigue a todos lado siempre hace lo mismo, Jeongin lo estudió, y es obvia la manera en que la que el hombre se vuelve títere y la culpa un titiritero. El sujeto que siempre lo sigue está agobiado en la culpa y sus palabras sonando suaves sólo son su propia medicina, pero Jeongin ya se acostumbró a las palabras lindas que olvidó cómo era que caía por ellas.

Younghoon se acostumbró a los silencios del menor. Y era hipócrita de su parte preguntarse porqué el chico de un día para el otro ha dejado de luchar, sabiendo todo lo que le están haciendo. Así que no sólo se acostumbró a su silencio, sino que también al hablar solo y deducir cuáles serían las respuestas del menor.

Cuando Jeongin se cansó de las preguntas, optó por responder de forma agresiva sin importarle mucho si sería o no castigado. ¿No siempre fue así? Cuando las cosas le cansaban ¿No era así cómo se comportaba?. Así que no es nada nuevo para él, los castigos, quiero decir ¿Qué peor puede pasar además de ser electrocutado todos los días? Ahora puede entender la mentalidad de un potencial suicida. No es cobardía buscar dejar de sufrir, porque lo está intentando, y el morir es una incertidumbre que nos deja pensando si después de ello el dolor seguirá. Cuando Jeongin piensa en morir, no cree que sea cobarde, simplemente es una manera de dejar de sufrir porque sigue luchando.

—La terapia electroconvulsiva, ya no más, Innie —habla el hombre y Jeongin detesta escuchar el diminutivo que la gente que lo quiere usa. Ese hombre no tiene derecho, odia su voz, odia su rostro, y si tuviera fuerzas quizá no dudaría ni un segundo en hundir sus garras en el cuello de este y sentir la carne desgarrarse y la sangre incrustarse debajo de las uñas. Tal vez sea, que su sangre sea lo único que no odia del hombre cuando esta se encuentra desparramada por las baldosas heladas por donde sus pies se arrastran.

—Bang Chan, tu otro doctor, quiere darte un descanso ¿Sabes? Nada malo te pasará en los próximos días —días... Los días fueron muchos... ¿Cuántos días? Quiere sabe, pero no pregunta porque lo único que puede soltar son palabras insensibles—. La aromaterapia en realidad es relajante ¿Nunca lo probaste? Cuando salgas de acá tal vez puedas ir a un spam y probarlo adecuadamente...

Oh, si Jeongin algún día salía de allí, está seguro que jamás visitará un lugar que le recuerde todo lo que pasó. Ah, obvia el hecho de que el hombre mencionó el salir, como si fuera tan sencillo darle esperanzas y dejarlas volar alto hasta perderse en el cielo que lleva tiempo olvidando, sabiendo que llegará el momento de aterrizar y caerá en llamas hasta hacerse añicos contra el pavimento.

Caramelo [Hyunin] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora